por Aranyos Eszter
“Su carácter dominante es el bilioso. Su sangre picante, marrón, está en constante ebullición, esta es la causa de su irritación vehemente; su ánimo no es ligero, más bien denso, y esta es la causa de su pasión indomable. En general les caracteriza una dignidad solemne, la valentía y el amor por la patria, un orgullo nacional exagerado. La infatuación, la soberbia, la lentitud, la tiesa mesurada, y la ampulosidad que sobresale tanto en su habla como en su literatura no los abandonan siquiera en sus más íntimos instantes.
El amor entusiasmado por la patria y el amor a todo lo que es grande y extraordinario, lo heredaron, según parece, de los romanos; la seriedad y la valentía perseverante, de los godos; la lujuria oriental y la propensión a la deleitación y haraganería, de los moros. Y para todo esto les favorece tanto el clima como la naturaleza.
El extranjero, al llegar a España mejor que no cuente con una acogida amable y mejor decir por anticipado que los españoles no confían en quien no conocen. Sus secretos no se los dicen a nadie, nunca salen al encuentro de sus huéspedes y no desconocen las palabras elegantes y sin significado, tan propias de la cortesía y el saludo.
Raras veces se hacen amigos, más raras veces todavía ofrecen sus servicios; pero son hombres de palabra y cumplen a rajatabla lo que prometen.
Su querer es fiel, ardiente; su celos delirantes; su odio y su venganza feroz, incluso cruel.
Su orgullo, por sus propias contradicciones es único en su género; su fanfarronería es muchas veces casi ridícula, contra toda lógica; no obstante llegan a convencer, ridículos pero también serios. La dignidad y un ánimo más que decidido no los dejan ni aún durante sus exageraciones más absurdas.
Su nación es lo primero, lo que se les puede perdonar, ya que tantos otros lo hacen; sin embargo es de una presuntuosidad trastornada creer a su patria la más linda del mundo, o decir: “donde se presenta Madrid, el mundo se calla”, (...).
Su honradez es un refrán. Quién jugó su buena fama y renombre alguna vez a la ligera, no los recuperará nunca más. Siempre quedará marcado por la sociedad.
La honradez, muchas veces, es el resultado de su orgullo, y como tal, no se reduce a la pureza del alma verdadera, sino mejor dicho, a las expresiones externas. Por este motivo, aquí también son habituales los duelos como en Francia, y llegan a ser tan sanguinarios como en Inglaterra. Con la diferencia de que la honradez de un inglés o de un francés, después de un pequeño arañazo en la frente, vuelve a brillar como antes. En cambio las manchas de la honradez de los españoles no se lava ni con sangre. En otros lugares luchan por moda, en el País Español la venganza es inextinguible; en otros lugares los contrincantes se reconcilian, recuperan la amistad o las buenas costumbres, en el País Español no. (...)
Ninguna nación es tan orgullosa como la española, sobre todo por su procedencia goda. Después de la batalla de Xeres (712), el duque Pelayo, el godo, con un grupo de nobles, logró llegar, después de muchos combates, gran audacia y valentía, hasta las montañas de Ausena (en Asturias). A los descendientes de este grupo de héroes se los consideran la raza más original de los godos, les tienen gran respeto, y los invisten con privilegios y prerrogativas excelentes.
Hasta el más pobre de ellos se hace llamar “ilustre Godo” y por nada del mundo se casaría con alguien de otra raza, aunque el o la recomendada fuese rica o noble; todo para que no se bastardee su encomiada pura sangre goda. (...)
Entre las pasiones que los dominan está el vicio por el juego. Todos, grandes y chicos, si pueden, juegan; con tanta pasión que pueden llegar a olvidarlo todo, a arriesgarlo todo. Les gusta divertirse solamente si pueden hacer ruido. Les gusta llamar la atención, dar la nota, alardear, porque todos sufren de una especie de mal por la actuación.
En el País Español es natural también el vicio por el baile, pero el baile siempre que sea “Fandango” o “Seguidilla”, porque los españoles – todo sea por su honor–, no tiene ninguna vergüenza en dar prioridad a todo lo que sea nacional. Solo así se puede entender la alegre e ininterrumpida continuidad de luchas seculares que asolan la península, tan original que es difícil encontrar algún paralelo en otras partes de Europa.
Su país les basta. Todo está en él. Viajar, imitar, innovar no les gusta en absoluto.
Adoran a sus antepasados y a todo lo que provenga de su más lejana prehistoria. No hay otra nación que se apegue tanto a sus tradiciones, ni donde sea más difícil terminar con la multitud de prejuicios enquistados durante siglos y siglos en ella.
Tanto en religión como en política prevalece la imagen externa. En todas partes se imponen los ritos y las costumbres, inundadas de santuchos e ilusiones.
Las más brillantes de sus virtudes son la verdad y la sobriedad y las dos son encomiadas hasta entre la plebe. El comilón desmesurado y el borracho siempre son extranjeros, sobre todo alemán y no se puede olvidar al típico mentiroso francés. (...)
Su imaginación es fervorosa y audaz, y no sin gusto; lo que queda reflejado en su poesía y pintura excelentes. Su mente es ligera, aguda y profunda, pero carece de interés por el trabajo, es falto de perseverancia, y del mas mínimo amor por las ciencias.
Sus universidades perviven gracias a viejos y famosos títulos académicos, pero sin embargo en filosofía, en ciencias naturales, en medicina y en cualquier otra ciencia más mas o menos rigurosa no pasan de principiantes y están mucho más atrás, de cualquier otra nación culta de Europa.
Los españoles brillaron alguna vez en los campos de batalla, pero en el campo de la cultura más noble todavía no han siquiera actuado.
Hubo un tiempo cuando los tesoros de todo un continente se filtraron por aquí y el poder y la gloria elevó a esta nación a su punto más brillante, sin embargo en lo que se refiere a cultura científica no avanzaron ni una página. Aunque lucharon contra los moros y arrastrando cadenas de oro y de hierro hasta llegar a ser espectacularmente poderosos nada cambió en ellos, siguieron siendo una banda de haraganes, tal vez más apasionados y ricos.”
Las líneas anteriores fueron escritas por Rónay Jácint en 1847 y representan, junto con otras obras, como por ejemplo el Mapa intelectual y cotejo de naciones de 1728 de Benito Jerónimo Feijoo, el pensamiento europeo de toda una época, ávido de etiquetar con un rótulo claro y diferencial a cada pueblo.
Ahora invito a todos a opinar sobre la veracidad y persistencia de esta impresión sobre el carácter de los españoles en el foro de nuestro blog.
El texto original ha sido traducido por Aranyos Eszter del libro Nemzetkarakterológiák, redactado por Hunyady György, editado en 2001, Budapest a través de Osiris Kiadó (p.169-175)
7 comentarios:
Si no lo hubieras titulado "Los españoles" pensaría que hablabas sobre los húngaros. Sobre todo en el párrafo que se inicia con "El extranjero..., hasta ... ofrecen sus servicios". Y también sobre el orgullo nacional, muy preponderante en el húngaro
Si leemos leamos bien. El texto que lees no lo he escrito yo. Como puedes ver tanto por las comillas como de las últimas líneas explicatorias, es un texto traducido del libro de Rónay Jácint. En su libro, el capítulo al respecto lleva el título de Los españoles, lo que procuré mantener.
"Las líneas anteriores fueron escritas por Rónay Jácint en 1847 y representan, junto con otras obras, como por ejemplo el Mapa intelectual y cotejo de naciones de 1728 de Benito Jerónimo Feijoo, el pensamiento europeo de toda una época, ávido de etiquetar con un rótulo claro y diferencial a cada pueblo.
Ahora invito a todos a opinar sobre la veracidad y persistencia de esta impresión sobre el carácter de los españoles en el foro de nuestro blog.
El texto original ha sido traducido por Aranyos Eszter del libro Nemzetkarakterológiák, redactado por Hunyady György, editado en 2001, Budapest a través de Osiris Kiadó (p.169-175)"
Nadie dijo que lo escribieras tu. Pero pides opinion sobre lo escrito. Y tu, supongo, pusiste el titulo. Y si no lo hubieras titulado asi, pensaria que se hablo de los hungaros, pues para mi es gracioso que los hungaros cuando son tan cerrados, y que nunca son amigos de nadie. Opinen asi de los extranjeros. Y digo bien, extranjeros, no solamente españoles, pues he oido comentarios sobre italianos, franceses, ingleses, sudamericanos... Su opinion es siempre negativa, mientras que el unico pais donde un hungaro puede vivir es Hungria
Hola,
1) En la anterior “charla” intenté explicarte que el título no lo puse yo, sino que era el título del capítulo del libro que traduje. Soy responsable de la elección del capítulo pero no de su contenido.
2) Tendrías que leer la versión española del texto que habla sobre los húngaros del mismo siglo. También es muy interesante.
3) Está claro que el texto es provocador, de ética dudosa y proclive al racismo.
4) En cuanto a mi experiencia sobre las amistades aquí y en España, donde viví 3 años, difiero de lo que dices. Allí era muy difícil mantener conversaciones profundas, y más aún, gestar verdaderas amistades. En Hungría, quizás no somos tan abiertos, no empezamos a charlar con desconocidos en la cola del mercado; pero, para mi gusto, sí se dan verdaderos “encuentros”, charlas profundas y opiniones pensadas. A veces quizás somos demasiado sentimentales, a veces también desconocidos.
5) Por último comentarte que mantengo viejas amistades con “extranjeros” que conocí en Budapest, y con los que el primer contacto fue simplemente ayudarles a ubicar un museo, una calle o una parada de metro.
Eszter
errata: con desconocidos
Estoy de acuerdo contigo en tu punto 3, texto tirando a racista, como los hungaros son en general. Conversaciones profundas aqui y en españa? No creo que sean aqui mayores, debido a la cerrazon hungara, y si en españa e hispanoamerica, debido a su fama de discutidores. Las de aqui mas pensadas? bueno, tras un par de dias te contestan, es cierto.
Gestar verdaderas amistades en Hungria? Ni soñarlo, solo amistades por interes. Un español siempre mantiene su puerta abierta a cualquier persona y el tiempo que haga falta, desde el primer dia. Un hungaro para que te abra la puerta, ufff, dificil. Y nunca la mantendra abierta a no ser que no reciba nada a cambio.
Curioso, que no me hayas respondido, a lo ultimo que dije, un español es mas cosmopolita, capaz de vivir en cualquier parte, un hungaro no lo saques de hungria.
Es curioso que tú, que te consideras "un español cosmopolita capaz de vivir en cualquier parte", después de cuatro años en Szeged, y con una pareja húngara, estés al mismo nivel de resentimiento que algunos inmigrantes en España que no se integran y odian la tierra y la gente con la que viven. Es lamentable que ese resentimiento virósico sea lo único que sale de tí, porque sin duda en otras circunstancias y tiempo, y en una realidad cara a cara, en cualquier lugar del mundo, hasta podríamos haber sido amigos, habríamos compartido unas cervezas y hablado de estos y otros mil temas más. Dado que tu circunstancia es así, solo nos queda tenerte lástima, esperamos que mejores tu situación y tu mala leche sea solo pasajera.
El Quincenal es un esfuerzo de un grupo de gente de diferentes orígenes regionales de este planeta (también españoles), diferentes maneras de pensar, diferentes formaciones, y por supuesto, diferentes intereses: el punto en común que nos mueve a sostener esta minúscula isla en la red infinita de internet, es un medio de expresión sobre la realidad húngara en idioma español (único en su especie, más allá de los medios oficiales de las embajadas o similares), en principio sobre la cultura húngara, pero por extensión sobre todos los temas que surgen y puedan ser de interés en relación a Hungría.
Una persona en particular fue quien impulsó esto desde el comienzo, Sebastián Santos Petroff, un "extranjero" viviendo en Budapest, cuando parecía que no tenía sentido escribir en español sobre Hungría. ¿Quién querría leer algo semejante, habiendo tantos medios hoy en día y mucha más información en otros idiomas? Y sin embargo, gracias a él principalmente, después de un año esto se mantiene y sigue adelante, con afirmaciones y cosas que puede ser que no me gusten pero que son parte de cualquier trabajo en equipo, y con ideas y palabras que sí me gustan y permiten seguir pensando hacia adelante. Eso solo, es parte del mérito.
Si a tí no te gusta, no es necesario que vengas tú de censor sobre lo que se dice o se deja de decir. Seguramente tendrás tu verdad inmaculada, que siempre puedes expresar en cualquier blog o web... el problema es que estás solo, y parece que no tienes ni la voluntad ni las pilas para hacerlo. Entonces ese es tu problema. Solo te queda esconderte en el anonimato o en un nombre de ciencia ficción, Ijon Tichy. Qué penoso y triste. También hay otros medios alternativos en español, algunos de los cuales te facilitamos en nuestra web.
Por diferentes razones, los participantes en este proyecto tenemos un afecto especial por la cultura, el idioma, la tierra y el pueblo húngaro. Tú expresas odio y resentimiento contra los húngaros en general, con apelativos como: "racistas", "cerrados", "amistades por interés", etc. No entiendo cómo puedes vivir cuatro años en un país del cual tienes ese concepto. Eso habla muy mal de tí, de tu inteligencia y de tu capacidad cosmopolita.
Las palabras de una persona que solo sabe expresar odio porque no tiene nada mejor que hacer, no nos detendrá en nuestro silencioso pero consecuente camino, y en nuestra pretensión de dar a conocer la realidad húngara a la comunidad de lengua española en la red.
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