sábado, septiembre 23, 2006

La paradoja del toque tímido y optimista de la diplomacia latinoamericana

Este número, fuera del nuevo bloque de noticias que acompaña al Quincenal, está dedicado a los diplomáticos latinoamericanos que residen en Budapest. Como podréis comprobar en las distintas entrevistas que aparecen, todos ellos rebozan optimismo, un pandero de esperanzas desde la óptica del que no tiene nada. En realidad está todo por hacerse entre Latinoamérica y Hungría. Las relaciones diplomáticas son casi invisibles entre estos dos extremos del globo y es en este escenario donde se insiste en inversiones, turismo e intercambios varios.
También tuvimos la agradable sorpresa de recibir la opinión del Cónsul húngaro en Barcelona, que desde orillas del Mediterráneo nos ofrece la otra cara del recién llegado.

Donde todos coinciden es en una agradable seguridad y parsimonia personal y política. Suave se desplaza el universo diplomático y de ahí que el momento de presentar este número públicamente no puede ser más inoportuno.
¿Cómo congeniar el aire casi festivo de los embajadores con las convulsiones que vive la sociedad de Budapest estos días? Bien les vendría a más de uno irse por ahí de vacaciones, soltarse el pelo y volver más relajado, sin tantas ganas de follón. Incluso habría que replantearse si vale la pena seguir reivindicando fiestas patrias donde se hace una clara apología de la violencia. Después, no resulta tan extraño que las bandas del Jobbik, uno de los grupos neonazis que participaron en el ataque a la televisión estatal, u otros descerebrados, se pongan como locos reviviendo el 23 de octubre del ’56.

A la batalla electoral, nunca mejor dicho, que arrasa la ciudad, le iría al pelo un mediador. Tal vez uno de estos diplomáticos, poco comprometidos, podrían dar una visión más parcial de los hechos y ayudar a que los opuestos se ubiquen en el plano. De esta estratégica manera resolveriamos la paradoja de la optimista diplomacia húngara. De funcionar, Gyurcsány consideraría a las miles de personas que cada noche se manifiestan frente al Parlamento y aceptaría modificar su famoso y hasta ahora inamovible Plan de Convergencia. Él está convencido de haber recibido un cheque en blanco de la sociedad húngara para hacer lo que quiera. Y en el caso de Orbán, si realmente se califica de político democrático, urgentemente echaría fuera de la coalición y su periferia a los grupos de ultra derecha que tanto daño han hecho y prometen hacer.

Hablo por boca de ganso, pero quién os dice que de una mediación estimulante, tropical y relajada podríamos perfectamente dejar de lado la satanización del socialismo y el miedo a la movilización. Porque queda clara la apuesta por la pasividad de ambos partidos mayoritarios frente al vandalismo de estas noches. Unos aprovechando para que se evidencie el malestar popular ante las reformas y así inclinar la balanza hacia su costado en las próximas municipales. El otro para contener las protestas porque el ciudadano, aún en contra de este Plan, evita las situaciones de violencia y más todavía prefiere quedarse en casa a ser tildado de ultra.

Espero que disfrutéis con esta colección de artículos de “La paradoja del toque tímido y optimista de la diplomacia latinoamericana” y que os animéis, quienes viváis o hayáis vivido en Hungría a escribir en las próximas ediciones. Solo tenéis que enviarnos un e-mail y os contestaremos a la brevedad indicándoos formato y tema.

Domingo Cullen, Embajador de la República Argentina en Budapest. Ficha y breve cuestionario

por Sebastián Santos


DATOS PERSONALES:

  1. Nació en San Fernando, Provincia de Buenos Aires, el 25 de noviembre de 1944.

  2. Abogado y procurador de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

  3. Ingresó por concurso al Ministerio de Relaciones Exteriores en 1972. Embajada en Reino Unido (entre 1975-1979 y 1990-1995), Misión Permanente ante Naciones Unidas (1982-1989), y Embajador en la República Árabe de Egipto (1995-2000). Asumió funciones en Budapest en octubre del 2005, luego de desempeñarse por cinco años como Director de Organismos Internacionales en la Cancillería Argentina.


CUESTIONARIO:

¿Qué imagen tiene de Hungría y de los húngaros desde que es embajador en este país?

Es un país extremadamente interesante, con una historia muy rica y compleja, y un pueblo muy emprendedor y altamente capacitado. Llama la atención también la belleza de sus ciudades, la arquitectura y el paisaje.

¿Cuáles serían los tres temas fundamentales que definen las relaciones entre ambos países?

  1. Consolidar las relaciones políticas que existen entre ambos Gobiernos y reflejan la existencia de una importante comunidad argentino-húngara en ambos países.

  2. Promover un mayor conocimiento recíproco, incluyendo un mayor número de visitas a nivel gubernamental y alentando una más intensa corriente turística.

  3. Incentivar el intercambio comercial y una mayor cooperación en campos como el científico-tecnológico, en el que ambos países han alcanzado un nivel de excelencia.


Explíquenos, por favor, el perfil de la colectividad de su país en Hungría

Esencialmente, es una colectividad que se ha radicado ya sea por razones familiares como laborales, y que ha logrado adoptar las tradiciones de ambos países. Como diplomático, es un placer mantener contacto con ellos, especialmente por el buen sentido del humor que los caracteriza.

¿Cómo evoluciona su experiencia con el idioma húngaro?

Es un idioma extremadamente complejo y estoy en una etapa muy preliminar, en que esencialmente busco aprender expresarme de forma de relacionarme en las cosas fundamentales de la vida diaria. Por experiencia de colegas, estimo que será muy difícil aprender a hablarlo correctamente, pero confío en la paciencia y comprensión de los húngaros hacia el extranjero.

Ecuador abre las puertas al turismo

por Kléber Mantilla


La Embajada de Ecuador en Hungría se ubica en la calle Levél, en uno de los edificios apacibles de la colina de Buda. El embajador Juan Salazar Sancisi había terminado una exposición literaria para público húngaro unos días antes en el Instituto Cervantes de Budapest y mostraba su satisfacción al recibirnos. Luego de ser embajador en Rusia, Japón, Indonesia, Filipinas y Francia, llegó el noviembre pasado para cumplir su función diplomática en Budapest. En una hora de entrevista sustentó la importancia de la promoción cultural y el desarrollo del turismo bilateral. Para esto, no olvidó recordarnos que fue un político ecuatoriano, Galo Plaza Lasso, quien medió en la Organización de las Naciones Unidas, la insurrección nacional de 1956, que provocó a su vez, la más grande oleada migratoria húngara a América Latina durante la dictadura comunista. Hecho irónico, que resulta antagónico ahora al saber que las autoridades húngaras cerraron hace pocas semanas sus consulados en Ecuador y en el resto de países de la Comunidad Andina, para solo atender desde Argentina. Sin duda, para el embajador, esta situación complica la llegada de visitantes latinoamericanos a suelo húngaro. A continuación, las preguntas que se realizaron a todos los embajadores hispanohablantes en Hungría.

¿Qué imagen tiene de Hungría y de los húngaros desde que es embajador?

Conocía algo de Hungría por mi carrera diplomática cuando cumplí actividades en Austria. Realicé una visita turística y ahora, después de muchos años, es perceptible los grandes cambios que se han efectuado en la geopolítica europea. La Europa Central presenta otras realidades. Sin embargo, lo que más se recuerda es el famoso Imperio Austro Húngaro. Este país tiene una historia milenaria, su cultura, la música, el flolclore…. Un dato importante es la cantidad de premio nobel en literatura, física, química. Tiene altos valores culturales y científicos. En cuanto a su geografía, es conocida la belleza de sus valles y del río Danubio, que se manifiesta en expresiones artísticas: música y ópera. Venir y verlo exalta su grandeza. Además, hay que mencionar varios sitios: el Parlamento, la Iglesia del Rey Matías, el Puente de las Cadenas, es un país maravilloso que presenta una gama de colores y visiones.
No he tenido el placer de tratar al habitante húngaro, pero en mi experiencia en las Naciones Unidas tuve oportunidad de conocerlos en un plano de trabajo. Fue un gran descubrimiento como personas. Se muestran agradables a pesar de la diferencia idiomática. Gente muy cálida y acogedora. Saben que no les entendemos y hacen esfuerzos para sentirse útiles. Por ejemplo, en los almacenes tratan de colaborar y facilitarnos la vida. La generación más antigua parece que son un poco más cuidadosos en su economía, mientras que el joven es más suelto de huesos para el gasto. En general, son muy respetuosos y colaboradores. Los jóvenes tratan de trabajar e integran a los extranjeros para ampliar su nivel idiomático.

¿Cuáles son los tres temas fundamentales que definen las relaciones entre ambos países?

Existe una distancia física con América Latina que nos causa otros distanciamientos. Por eso tratamos de sacar adelante a nuestros países frente a las grandes potencias. Un punto principal es desarrollar el comercio. Por ahora, no es posible hacer una medición de ventas pues se hacen a través de transnacionales e intermediarias. Otro tema fundamental es el turismo, pues cada vez es más fácil visitar el Ecuador para los húngaros. Antes resultaba muy costoso y difícil. Ahora no. Y, en tercer lugar, hay varios aspectos juntos que se relacionan con elementos de política y cultura. Europa Central y América Latina buscan objetivos comunes en la defensa de los derechos humanos, la seguridad internacional, la lucha contra las drogas y apoyar estos aspectos a través de los organismos internacionales.

¿Cuál es el perfil de la colectividad de su país en Hungría?

En otras sedes que he representado, en Venezuela o Nueva York, la comunidad ecuatoriana tiene un alto grado de representatividad. En Budapest es pequeña, pero está representada por un alto nivel de sus profesionales y músicos. Esta colonia es apreciada por la comunidad local. Las familias ecuatorianas húngaras fomentan en su hijos valores cívicos y culturales, conocen el Ecuador, a sus parientes allá y dominan el idioma español. Existe un cariño por la Patria. La segunda generación tienen una ventaja comparativa por los idiomas que conocen, porque heredan el idioma de sus padres. Pero son ecuatorianos que llegaron hace varias décadas. El idioma y la distancia ha causado que el ecuatoriano no llegue a Hungría. En los años 50 el destino escogido fue Nueva York y desde hace seis años España e Italia. En cambio, los húngaros en su crisis política de 1956 migraron a Brasil y Argentina.

¿Cómo evoluciona su experiencia en el idioma húngaro?

En mi carrera he pasado por Nueva York, Austria, Rusia y Japón. Estos últimos son lugares con lenguas difíciles. El húngaro es una lengua interesante y con mucha profundidad. Han pasado los años y es algo difícil para aprender. Sin embargo, junto con mi esposa, aprendemos. En algunos sitios practicamos palabras. Lo importante es sonorizarlo bien y estamos en ese ejercicio, siempre hacemos el esfuerzo.

Entrevista con Sonia Díaz Llera, Embajadora de Cuba en Budapest

por Eszter Aranyos



Lunes 15 de mayo de 2006. 11 hs.
Embajada de Cuba, Budapest.
1025. Józsefhegyi út 28-30. Edificio E. Piso. 2.


Currículum de la Embajadora Sonia Díaz Llera:
  • Nació en Candelaria, Provincia de Pinar del Río, Cuba.

  • Licenciada en Historia General, Universidad de La Habana.

  • Inició su carrera diplomática en diciembre de 1960.

  • Ha asumido responsabilidades diversas en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba desde muy joven. Inicialmente en el área de la entonces Dirección Afroasiática, luego en la Dirección de Asia y Oceanía.

  • Entre 1968 y 1972, trabajó en la Dirección de Divulgación del Ministerio.

  • En 1972 regresa a la Dirección de Asia y Oceanía donde ocupó sucesivamente los cargos de Jefa del Departamento del Lejano Oriente, Subdirectora y Directora de la Dirección General.

  • Ha participado en delegaciones gubernamentales varias a lo largo de su carrera, especialmente por Asia y Oceanía. En estas ha recorrido, entre otros países, Australia, Filipinas, Indonesia, Singapur, Sri Lanka, Nepal, India, Japón, Malasia, Tailandia, China, Vietnam.

Responsabilidades en el Servicio Exterior:
  • Abrió la Embajada de Cuba en Manila, Filipinas, en 1976-1977, como Consejera, Encargada de Negocios, hasta el arribo del Embajador.

  • Fue Cónsul General interina en Sydney, Australia, entre 1979-1980.

  • Fue Consejera en la Embajada de Cuba en Nueva Delhi, India, entre 1982-1985.

  • Fue Embajadora de Cuba en India, Nepal y Bangla Desh, entre 1987 y 1993.

  • Fue Embajadora de Cuba en los Países Bajos entre 1995 y 2001, y Decana del Cuerpo Diplomático en La Haya, entre 2000 y 2001.

  • Actualmente es Embajadora de Cuba en Hungría. Presentó credenciales el 13 de enero de 2005.

Es casada.

Entrevista

Embajadora: Bueno, yo llegué como Embajadora en enero del año pasado, 2005 y le presenté credenciales al anterior Presidente Mádl, el 13 de enero justamente. ¡Un frío que ni te cuento! ¡Eszter, tremendo fue esto! Y bueno.., entonces esa es la primera cosa. Te voy a dar un currículum que tengo hecho y de ese modo ya cuentas con todos mis antecedentes diplomáticos, mis estudios y mi fecha y lugar de nacimiento. La fecha no se la digo a nadie, estoy por quitarla, pero bueno...(risas)
Aranyos E.: No, solo necesitamos un breve “sumario”.
Embajadora: Espérate que lo tengo en la mesa ( se mueve por el despacho buscando el currículo).
Aranyos E.: Si no quiere usted que...
Embajadora: ¿Va a dejar usted que digan que soy abuela?
Aranyos E.: ¿Cuántos nietos tiene?
Embajadora: Cuatro.
Aranyos E.: Cuatro, eso sí que es mucho.
Embajadora: La mayor ya tiene catorce años; otras dos hembras, en este momento viviendo en España; una de 12 y otra de 10. Y otro en Cuba, varón, de 11 años.
Aranyos E.: ¿Y vienen a Hungría?
Embajadora: Pues no, a Cuba. Nos vemos en Cuba porque se extraña la tierra, el Caribe, el mar. ¿Tu has estado en Cuba, Eszter?
Aranyos E.: Sí, 18 horas, pero para año nuevo. Para el año nuevo solamente. Fuimos a México y de México fuimos en avión desde Cancún. No podíamos quedarnos más.
Embajadora: Bueno, claro, pero tienes que ir y estar más tiempo. Ahora han empezado vuelos que se mantendrán todo el año. Berlín-Habana.
Aranyos E.: ¿Si?
Embajadora: Todo el año, según me dijeron funcionarios de turismo recientemente. Y la Malév tiene vuelos charter desde noviembre hasta fines de febrero y principios de marzo.
Aranyos E.: Interesante.
Embajadora: Yo siempre he trabajado en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Y bueno, empecé muy joven. Ahí lo verás en el currículo. Soy licenciada en Historia General de la Universidad de La Habana.
Aranyos E.: ¿Y largo recorrido, no?
Embajadora: Muy largo recorrido. Y no puse todo realmente. Por supuesto, porque cuando era Directora de Asia y Oceanía, tenía que viajar a menudo al área: Japón, India, Malasia, la región en general, que incluye desde Afganistán hasta Australia y Nueva Zelanda. El Nombre correcto es la Dirección de Asia y Oceanía. Pero ahí puedes ver lo substancial.
Aranyos E.: Si. Acá solo faltan los cuatro nietos.
Embajadora: Tengo tres hijas. Una es la que está en España y las otras dos están en Cuba, y de ellas tengo los cuatro nietos. Entonces....bueno yo creo que ya la primera etapa la puedes sacar toda de ahí. Mira, lee el currículo sin pena y si tu crees que falta algo me lo dices.
Aranyos E.: Vale.
Embajadora: Así dice mi nieta: “Vale”. “¡Amorcito, no hables más así en Cuba, como si fueran ustedes españolas; que ustedes son cubanas!” y dice: “bueno, ahorita vale, pero insisto: “No me digas más vale, que eso no es cubano.” (risas)
Aranyos E.: ¿Si?
Embajadora: Todo lo demás está bien, ¡pero que dejen de hablar como cubanas...!
(risas) El “vale” ya se le ha pegado de mala manera. Bueno a ver, entonces....datos personales... esto de los antecedentes diplomáticos...mi fecha de llegada... Todo eso ya lo tienes.
Aranyos E.: Si.
Embajadora: Entonces, en cuanto a las preguntas.... ¿Qué imagen tiene de Hungría y de los húngaros desde que es embajadora en este país? Bueno, delante de todo debo decirte, y esto es sin protocolo, sino no tengo por qué decírtelo, que tienen ustedes un país precioso, la verdad sea dicha, muy, pero muy lindo. Budapest es de las ciudades más lindas que he visto en el mundo y ya tu sabes que he visto unas cuantas. Muy bonita ciudad, muy bonita. Como caribeña lo único que extraño es el mar porque el Danubio no puede sustituir el mar...
Aranyos E.: Y bueno, pero en cambio...
Embajadora: Pero tienen un río precioso. Allá voy. Y lo otro, desde luego...lo que se me hace un poco...realmente me impresiona mucho, es el invierno. Porque no solo es muy fuerte sino muy largo.
Aranyos E.: Si.
Embajadora: Es muy largo. Yo estuve de Embajadora en Holanda seis años y aquí muchos colegas me dicen “¿Pero cómo es posible que tengas frío si tu estuviste en Holanda?” El frío de Holanda no se parece mucho a este. Primero, La Haya está pegada al mar y siempre el mar, el Mar del Norte, logra atemperar y moderar el clima.
Y no, raras veces caía nieve. Algunos inviernos fueron más fuertes que otros y veía nieve, pero como aquí creo que yo nunca había visto tanta nieve. La había visto en Japón también, en invierno, en las afueras de Tokio, pero con la abundancia de las nevadas de aquí, no. Cuando llegué a principios de 2005, mis entrevistas de cortesía las hice cayendo unas nevadas... que el parabrisas no daba tiempo a ir de un lado. ¡Tremendo, tremendo, tremendo! Pero bueno, con toda sinceridad, el frío no es algo que me guste mucho, pero también el paisaje es precioso cuando está todo nevado. Para nosotros es lo más atractivo. Mirarlo desde la ventana es muy atractivo. (risas)
Aranyos E.: Desde dentro, desde el café...a mi también.
Embajadora: En realidad sí. Mi experiencia aquí en este primer año y un poquito en Hungría ha sido buena. Luego de la caída del socialismo tú sabes que perdimos todo lo que nos unía en el ámbito bilateral. De pronto no hay relaciones económicas, no hay nada. En realidad este año que llevo aquí ha sido ahí como que siguiendo el camino que recorrieron mis predecesores: tratar de revitalizar la relación comercial, económica y demás. En esa tarea estamos comprometidos en este momento que te hablo. Se está realizando una visita a Cuba del Secretario de Estado Administrativo de Economía de Hungría. Y el viernes 12 de mayo pasado se firmó un nuevo acuerdo económico bilateral. En febrero habíamos firmado el Nuevo Acuerdo Cultural, que pienso sientan las bases para hacer avanzar las relaciones bilaterales en temas concretos.
Bueno, tenemos relaciones amistosas con varias universidades húngaras. Los rectores de un grupo de universidades están asistiendo, casi anualmente diría, a un evento que se celebra en Cuba, “Universidad 2006” fue este año. Se designa según el año en que se está celebrando. Ya habían asistido unos cuantos de ellos a “Universidad 2005”. Lo que sorprendió en 2006 fue el tamaño del grupo. Fue grande. Y tratamos que se mantengan y desarrollen estos contactos entre nuestras universidades y rectores de los dos países. Trabajamos asimismo la posibilidad de realizar proyectos de investigación en algún campo de mutuo interés. Hungría tiene un alto desarrollo en el campo de los productos farmacéuticos y biotecnológicos. Y si comparamos, Cuba tiene buen desarrollo en estos sectores. En el pasado teníamos un buen intercambio en los campos referidos. Por supuesto doy por sentado que el de ustedes es más alto, pero estamos trabajando en ellos desde el ’82 y nos hemos desarrollado mucho. Como ves desde hace más de 20 años.
Aranyos E.: Y lo que mencionó usted, que han hecho un nuevo acuerdo bilateral....¿en qué se mejoró?
Embajadora: No, no es un problema de mejoría. El asunto es que cuando ustedes entran en la Unión Europea los acuerdos anteriores cesan. Lo que se trató fue de firmar uno nuevo. Y se firmó el Acuerdo Económico Bilateral que ya te mencioné. Ahora tenemos que trabajar mucho para concretar negocios mutuamente ventajosos. De todas formas, el contenido se había perdido. En estos 16 años hemos tratado de ir poquito a poquito reconstruyendo lo que existió, porque desapareció totalmente, tanto para Cuba como para Hungría. Por ejemplo, cuando tu no habías nacido, aquí venían las naranjas y las toronjas de Cuba, pregúntale a tu mamá y tu papá, pero ahora no las ves porque van a otros destinos. Entonces tristemente, estamos en el afán de recuperarlas. Vine con el objetivo de lograr que las relaciones de Cuba y Hungría sean las mejores. Ahora los cítricos cubanos se venden mayormente a países de Europa Occidental, una buena parte a Holanda, Inglaterra o Francia, viejos miembros de la Comunidad Europea.
¿Si deseas preguntarme algo más?
Aranyos E.: Vale, vale, vale. Y entonces ¿cuáles serían los tres temas fundamentales que definen las relaciones entre ambos países?
Embajadora: Mira, primero, indudablemente hay que partir del hecho de que ustedes ya son miembros de la Unión Europea y Cuba es un país subdesarrollado, pero desde luego yo puedo decirte que tengo las mejores relaciones en todas las esferas oficiales. Me he sentido escuchada, bien atendida. En realidad ustedes tienen muy buenos diplomáticos, muy profesionales. Y no quiere decir eso que tengamos una coincidencia total. A mi no me gusta decir mentiras, eso no es así. Pero aún cuando tenemos diferencias las hemos discutido siempre de una forma muy civilizada, amistosa. Las diferencias existen, que como es lógico, no? (risas). No me gusta hacer comparaciones, ni herir a nadie, solo puedo asegurarte que me he sentido muy bien aquí. Desde el punto de vista del trabajo, me esfuerzo grandemente. Es como un edificio al que debes reconstruirle los cimientos. Y lo vas haciendo ladrillo a ladrillo. En esa tarea estamos, construyendo, con la ayuda de empresarios y hombres de negocios húngaros, que realizan un esfuerzo igualmente en países vecinos de Hungría, y también, claro, con el esfuerzo de Cuba.
El Secretario de Estado húngaro fue acompañado a Cuba por un número de empresarios. A pesar de que en un primer momento y debido a las inundaciones, la visita debió posponerse se concretó posteriormente. Los hombres negocios mostraron su interés. Me han visitado y visitan otros muchos empresarios; lo que indica que el interés existe y es creciente, veremos qué podemos hacer.
Desde este punto de vista no tengo problemas, lo que hay es que seguir trabajando. En cuanto a otros ministros, el resto, bueno, firmamos el Acuerdo Cultural, en el que están envueltos los Ministerios de Cultura y Patrimonio y Educación de Hungría con los homólogos cubanos, más la Academia de Ciencia de Cuba. Cada vez que los necesitamos nos apoyan y ayudan. Me he sentido bien y creo que podemos hacer muchas cosas. En ese esfuerzo estamos comprometidos. Aquí se quiere a Cuba y en mi país hay una gran cantidad de personas que estudió acá, que recuerdan al país con amor y simpatía. Recuerdan las bellezas de Hungría y de su capital. ¿Qué cosa, no? A la inversa sucede lo mismo. En cada lugar que voy siempre hay alguien que estuvo en Cuba, que estudió en mi país y eso también me ayuda. Me ayuda muchísimo. Llegar a todas partes y ver en la cara la simpatía de la gente, los que han ido y han disfrutado allá. Ciertamente nuestro pueblo es cariñoso, muy abierto, como todos los caribeños.
Aranyos E.: Pero digamos, ¿qué serían las cosas que ahora hacen falta?
Embajadora: Las cosas que estamos haciendo. Tú puedes firmar un documento o 10, pero si no le pones algo dentro, es papel que no sirve de nada. Pero no teníamos documentos y entonces ahora los estamos teniendo. Es decir una base legal donde poder construir este edificio del que yo te hablaba.
Tendremos en el área cultural que ejecutar acciones. Pensamos en una semana de cine húngaro, porque cada año hay un Festival Internacional de Cine en Cuba, mayormente latinoamericano, pero paralelamente se hacen semanas de cine y se organizan con otros países de Europa, África o Asia. El Embajador de Hungría en La Habana es muy activo y quisiera organizar esta semana una de cine cubano en Budapest. Ambos trabajamos en esa dirección.
El año pasado logramos exponer un ciclo de películas cubanas en coordinación con el Instituto Cervantes, fue por el período vacacional. Los dos meses de verano hubo programación con películas cubanas, exhibición de documentales. ¿No sé si estuviste en la ocasión?
Aranyos E.: Sí, yo suelo ir al Cervantes.
Embajadora: El año pasado hubo unas jornadas allí, vamos a calificarlas de muy bonitas. Pero bueno, eso no es bilateral, eso es con España y con el Instituto Cervantes. Pero queremos un poco hacer eso bilateralmente. Ahora pusimos una película en la Semana Iberoamericana en Pest. El Primer Secretario ofreció una conferencia sobre el patrimonio cultural de Cuba. Esto hay que irlo componiendo poco a poco, pero vamos a decir, organizándolo desde el punto de vista oficial. Con unas acciones y otras vamos “llenando” el Nuevo Convenio Cultural, Educativo y Científico. Aparecerán nuevos intereses y acciones. Los rectores, por ejemplo, están muy entusiasmados. Hay muchas cosas que podemos ir plasmando para que se hagan regulares los intercambios. Hay un interés enorme por traer artistas cubanos. Lo mismo de ópera, danza, ballet clásico, u otros grupos musicales.
Aranyos E.: ¿De baile?
Embajadora: De baile, de cualquier tipo de baile. El Ballet Nacional de Cuba es famoso en el mundo, muy conocido también en Hungría, pero también tenemos el ballet folclórico o la danza contemporánea, que tienen una altísima calidad.
Hasta ahora lo que recibimos de conjuntos artísticos cubanos aquí en Hungría viene por la vía comercial en su mayoría. Me entero porque la gente empieza a llamarme: “Sonia, que viene...!” Y ahorita fui hace unos días a ver un espectáculo muy bonito: “Lady salsa”. Me sorprendió ver el teatro lleno. La gente lo disfrutó muchísimo. El año pasado fui a ver a Omara Portuondo que vino con el Buena Vista Social Club, también a teatro lleno. Todo esto por la vía comercial. Yo quisiera lograr intercambios bilaterales aunque naturalmente se mantenga la actuación de artistas cubanos contratados. La tarea, te reitero, es la de hacer más activo el intercambio entre nuestros pueblos. Lo mismo culturales, que científicos, comerciales. Todos. Hemos perdido mucho en estos 16 años y queremos recuperar lo posible.
Aranyos E.: ¿El perfil de la colectividad cubana en Hungría?
Embajadora: La base de eso mejor te la daría mi esposo, que es cónsul. Pero en sentido general lo que más tenemos aquí son muchachas jóvenes que se vinieron en los ’80 a trabajar en la industria textil.
Aranyos E.: ¿Textil?
Embajadora: En textiles.
Aranyos E.: ¿Y esto en qué año era?
Embajadora: Mayormente en los ’80. Bueno, yo te llamo después a mi esposo para que te dé los datos más exactos, pero es así. Mayormente son mujeres, vinieron muy jovencitas, se enamoraron aquí, se casaron, tuvieron sus hijos, húngaros. Muchos ya no hablan el español sino el húngaro. Algunas han tenido el cuidado de enseñarles el español, pero no todas y bueno, se sienten bien aquí. Van a Cuba regularmente, cuando pueden, porque el pasaje no es muy barato. También hay algunos profesionales que estudiaron y se graduaron aquí. Hoy están trabajando y contribuyendo en esta sociedad. Conozco a uno que está en Szeged. Allí igualmente viven algunas de las textileras del grupito que se quedó en Hungría. La colonia cubana aquí es de unas 300 personas, no más.
Aranyos E.: ¿300, no más?
Embajadora: No más. Alrededor de 300 según los datos que ha obtenido mi esposo desde que estamos acá.
Aranyos E.: ¿Hubo cubanos que estudiaron medicina en Hungría?
Embajadora: En Cuba debe haber unos cuantos. Debí hacerme una pequeña operación en la mano y la doctora que me atendió, el postoperatorio, estudió, se enamoró y se casó en Hungría. Conserva un amor intenso por este país. Ella es sin embargo, la única persona en Cuba que yo conozco, que estudió medicina en Hungría. Pero debe haber otros, naturalmente. Sin embargo aquí, en Hungría, que yo sepa, no he conocido ningún médico de origen cubano. El médico que nos atiende en ocasiones es ecuatoriano y es un amor de persona, trabaja en un hospital de Budapest.
(dirigiéndose a su marido) Mi amor, me hace falta que vengas un momentito para una pregunta que Eszter me está haciendo. Mi esposo es Cónsul. Mi predecesor era el Embajador y la esposa era Cónsul. Y ahora es al revés (risas). Otro grupo representativo de cubanos residentes en Hungría es el de los músicos.

Aranyos E.: Buenos días (dirigiéndose al Cónsul)
Cónsul: Buenos días
Embajadora: Eszter es la periodista que vino a hacerme la entrevista. Pero una de las preguntas... Siéntate un momentito mi amor. Mira, una de las preguntas que me hace es cuál es el perfil de los cubanos que viven aquí. Y yo le dije, bueno, primero las textileras y algunos profesionales y que en total son alrededor de 300. Pero yo no sé si le puedes agregar algo más. Profesionales hay más, ingenieras...
Cónsul: La mayoría hasta hace algún tiempo eran profesionales, ahora no son muchos, se han trasladado para Alemania, Finlandia y España.
Aranyos E.: ¿Y en qué año emigraron?
Cónsul: Después del cambio de sistema.
Aranyos E.: ¿Después del cambio?
Cónsul: Si, después.
Cónsul: Actualmente lo que se está produciendo más son los matrimonios entre cubanos y húngaros. Van a Cuba como turistas, se enamoran allá, se casan y vienen para acá. Lo mismo húngaros con cubanas, que húngaras con cubanos.
Embajadora: Pero ha sido en los últimos años.
Cónsul: Y no es la mayoría.
Embajadora: ¿Pero la característica de los que están, de esa comunidad que lleva más años?
Cónsul: ¿La característica? Son gente trabajadora que goza de prestigio entre los húngaros y en la sociedad húngara.
Embajadora: Mayormente no tienen un nivel económico alto.
Cónsul: No tienen en general un nivel de ingresos alto. En cuanto a lo cultural depende si es la inmigración de las textileras... ellas fueron trabajadoras cooperantes y poseen un nivel cultural medio. Esa es la mayoría actualmente. Los profesionales fueron mayoría en un momento determinado, pero como emigraron hacia otros países más desarrollados de Europa y pensaron que les ofrecían más posibilidades económicas...
Aranyos E.: ¿Entonces los que se venían antes fueron los que primero emigraron?
Cónsul: Mira, lo principal es que los primeros cubanos que se radicaron aquí fueron por las técnicas, las cooperantes de las que te he hablado. Para que me entiendas mejor, vinieron durante el Socialismo para cooperar en ramas específicas en las cuales los húngaros estaban muy desarrollados y nosotros necesitábamos cooperación. Nosotros teníamos mucha mano de obra pero no teníamos empleo para todo el mundo en esa época y aquí había necesidad de ella.
Aranyos E.: ¿Y esto en los años ’70 u ’80?
Cónsul: ’70, setenta y pico. Fueron también húngaros a trabajar en Cuba. La mayoría eran técnicos que iban con sus familias, esposa e hijos. Aunque algunos se iban solos.
Embajadora: Ildiko, nuestra secretaria, es hija de uno de esos técnicos húngaros ingenieros que trabajaron en Cuba.
Cónsul: Se formó la familia....
Embajadora: Ella estudió, las hermanas estudiaron unos años allá, vamos a decir la secundaria y la pre en Cuba.
Eszter, puedes fumar si quieres. Yo fumo y él fumó hasta hace 3 años.
Cónsul: El empleado húngaro que trabaja con nosotros nos dice que su mamá trabajó en una textilera. Lo fundamental es que los estudiantes que vinieron aquí a estudiar en la Universidad, muchos se enamoraron, ellos y ellas, se casaron aquí y se quedaron a vivir. Había tanto hombres como mujeres de la rama textil y de la rama universitaria que se quedaron aquí. No quiere decir que las textileras eran mayoría. En cuanto a los que vinieron a estudiar no te puedo decir si hubo mayoría de mujeres u hombres.
Embajadora: Eran muy jóvenes.
Cónsul: Claro. Estaban solos, lejos de la familia, iban cada dos años a Cuba. Entonces todo eso: se enamoraron, se casaron, tuvieron hijos y cuando hubo el cambio de sistema con Cuba no tuvieron problema ninguno Ellos se quedaron aquí. Se habían quedado desde antes.
Aranyos E.: ¿Y más o menos cuándo se fueron de Hungría?
Cónsul: Eso no te lo puedo decir.
Embajadora: Ese cuento, esa historia, está tratando de averiguar (risas), de organizar todo. Lo que parece es que antes la comunidad cubana fue un poco mayor aquí.
Cónsul: Era bastante grande. Eso es lo que he visto en el tiempo que llevo aquí, que es un año, o sea el 31 de mayo voy a cumplir un año.
Embajadora: Él lleva menos que yo porque llegó unos meses después que yo.
Cónsul: Yo lo que he visto es cubanos que me han dicho: “ Me voy a trabajar, pero me voy a trabajar para Alemania, para Finlandia y para España”. Son los tres puntos para los cuales me han dicho que quieren sus expedientes, para los consulados cubanos en esos lugares. Esos son los tres lugares fundamentales. Son los tres lugares que he visto: Finlandia, Alemania y España.
Aranyos E.: De estos se entiende más España y Alemania. ¿Pero Finlandia?
Embajadora: El más lejano está en Irlanda, allá tenemos uno.
Cónsul: En Australia. (risas). Si, cubanos hay donde quieras.
Embajadora: Bueno, pero húngaros hay también en muchas partes del mundo.
Cónsul: En Canadá hay un jazzista, un pianista: Vic Vogel, fantástico. Es un húngaro.
Aranyos E.: ¿Si?
Cónsul: Si.
Aranyos E.: Eso no sabía.
Cónsul: Vic Vogel, fantástico. Y muy bueno, muy bueno. Yo creo que tengo una foto de él ahí. Espérate un momento

Aranyos E.: ¿Y su experiencia con el idioma húngaro?
Embajadora: Yo trabajo con el inglés aquí, la realidad es esta. Y por suerte en todos los ministerios aquí, en todos los organismos oficiales no tengo ninguna dificultad. En muchos casos, como tú, hablan español, así que no tengo ningún problema. Y me pasó como en Holanda, imposible aprender el holandés tampoco y trabajaba igual con el inglés y el español. Se me van pegando cosas como es natural, no? pero no creo que pueda evolucionar hasta ese grado de hablar húngaro.
Aranyos E.: Nada más nos falta una foto.
Embajadora: Pues cuando tú quieras nos tomamos la foto contigo.
Aranyos E.: ¿Si?
Embajadora: Ok.

Cónsul: Listo. Es un húngaro. Es el cincuenta aniversario. El cincuenta aniversario de su vida artística (habla del jazzista húngaro Vic Vogel)
Embajadora: Ahora que tiene un nombre que no parece húngaro.
Cónsul: Sí, pero es húngaro.
Aranyos E.: Para nada.
Cónsul: Pero él cambió.... el Vic ese es un cambio para un nombre artístico que él hizo.
Aranyos E.: El Volger ya parece más húngaro, porque en alemán significa pájaro.
Embajadora: ¿Si?
Aranyos E.: Si, el pájaro.
Cónsul: Vic estuvo dos años aquí estudiando. Cuando el cambio de sistema se fue.

Entrevista con Szabó Ferenc, Cónsul General de Hungría en Barcelona

por Ábel Bereményi


Barcelona, 3 de julio de 2006

Nací en Budapest, el día 19 de marzo de 1955, ya cumplí los 51 años.
Los estudios. La educación elemental la cursé en una escuela de música y la disfruté mucho. Se llamaba Zoltán Kodály, pero todo el mundo la conocía por el nombre de la calle donde estaba: Lórántffy Zsuzsanna. Era una escuela bastante famosa. Ahí aprendí a tocar el piano y también formé parte del grupo de danza y del coro. Tengo un sentido especial para la música.
Después, para aprender español, pasé a la escuela secundaria Vörösmarty. En esa época lo que más me interesaba era América Latina, sobre todo los temas de actualidad y el español, aunque todavía no había tomado la decisión de seguir la carrera diplomática.
Cuando tuve que elegir la universidad pensé sobre todo en algún trabajo que me permitiese vivir en el extranjero. Ahí pensé en el servicio diplomático, pero también en el comercio internacional. Entonces escogí la Universidad de Ciencias Económicas, que en esos tiempos se llamaba Karl Marx. Después del primer año me especialicé en relaciones internacionales, ya preparándome seriamente para ser diplomático. En 1978 terminé la universidad y ese mismo primero de septiembre comencé a trabajar en el Ministerio.

Después de poco más de año y medio me dijeron que me iba a trabajar al extranjero, a otro continente. Enseguida pensé que sería en América Latina y me alegré mucho. Había hecho mi tesis en la Universidad de México y estaba seguro que me enviarían allí o a otro país del mismo continente.
Al final me dijeron que el puesto era para Angola, en África. Me quedé de piedra, tan sorprendido que no supe que decir.

¿A qué se debió esa decisión?

Uno de mis colegas se había puesto enfermo. Buscaban a alguien que hablase portugués y fuese joven. Aunque yo no hablaba portugués me dijeron que el español era bastante parecido y siendo yo joven, situaciones más difíciles podría aguantar.
En los años ’80, en Angola, la situación era realmente difícil. Estaban en guerra civil. Pero al final tomé la decisión de ir. Podía aprender otro idioma y todavía era bastante joven para aguantar esas y otras condiciones. Con el tiempo me di cuenta que había tomado la decisión correcta.
Pese a lo complicado del ambiente aprendí portugués y descubrí un país maravilloso, tanto por la naturaleza como por su gente, muy agradable y muy simpática.

Después de este servicio volví a trabajar en el Ministerio y en 1986 fui designado para nuestra Embajada en Caracas, Venezuela, donde viví con mi familia cuatro años. Aquí las condiciones de trabajo fueron mejores y refresqué mi español, que había sido desplazado por el portugués del tiempo en Angola.
En 1990 pasé de Caracas, otra vez al Ministerio y a los 4 años participé en una misión de las Naciones Unidas en Angola como observador de paz. Fueron 9 meses, una experiencia muy interesante que me permitió conocer cómo se trabaja en una organización internacional.

Finalmente en 1994 dejé el Ministerio. Quería dejar de trabajar por un tiempo en el extranjero, pero las condiciones económicas, si decidía quedarme en Hungría, no eran las mejores. Así que acepté irme a trabajar a una empresa privada. Estuve en el ámbito de los negocios unos 8 años, en un par de empresas.

¿En qué país?

En Hungría mismo. Fue muy bueno conocer el terreno de lo privado para complementar mi experiencia con las instituciones públicas; pero en 2002 volví una vez más al Ministerio. Primero trabajé en el departamento de prensa y después, dos años y medio, como Portavoz adjunto del Ministerio. Y en este cargo me encontraron cuando mi antecesor fue nombrado Consejero Político del nuevo Presidente de la república de Hungría y me ofrecieron el puesto de Cónsul General, aquí en Barcelona, donde llegué el 10 de enero de este año, 2006.

¿Qué imagen tenías al principio de llegar y tienes ahora de Catalunya y de los catalanes, desde que eres Cónsul General en este país?

Antes de hablar de mis impresiones me gustaría comentarte las observaciones que me hicieron, tanto colegas como otros funcionarios del Ministerio, cuando se enteraron que iba a ser el nuevo Cónsul General de Barcelona. Esto todavía en Hungría.
Todos me decían que no tenía ni idea de la suerte que me había tocado. Iba a venir al mejor lugar del servicio diplomático de Hungría, a la ciudad más agradable y más bonita que existe. Una ciudad que tiene la más variada gama de programas culturales y deportivos, todos del mejor nivel. Barcelona es un sitio ideal para vivir y para trabajar. Siempre hay algo interesante que hacer. Es imposible aburrirse, hay tantas posibilidades que es difícil dar abasto con todas.
Y bueno, acompañado de esta envidiable sensación, llegué a Barcelona.

¿Tus colegas se referían a Barcelona o a Catalunya?

A Barcelona. La mayoría solo conoce la ciudad. Conocen poco del resto de Catalunya y de la zona de jurisdicción del Consulado General. Y en el servicio diplomático, como ya te he dicho, todos coinciden en que es uno de los mejores lugares para vivir. Personalmente y después de los 6 meses que aquí llevo, puedo decirte, yo también, que es una ciudad extraordinaria, a pesar que el trabajo es más de lo que esperaba.
Antes de venirme para aquí, mis colegas del departamento del Portavoz, me decían que por fin iba a descansar un poco después de tanto trabajo en el Ministerio, pero la verdad es que no puedo decir que descansar sea una de mis ocupaciones principales. Aquí hay mucho trabajo. Hay muchas actividades y me gusta. Prácticamente no tengo ningún día sin algún evento oficial: recepciones, encuentros bilaterales, visitas a empresas, reuniones con el cuerpo consular o con las autoridades catalanas.

La actividad diplomática es enorme. Y si después queda algo de tiempo libre aprovecho para disfrutar de las numerosas ofertas culturales o turísticas de Catalunya. Catalunya es más que Barcelona y esa diversidad que ofrece me encanta. Puedes ir al más apartado y pequeño pueblo, por ejemplo, cerca de las montañas, y seguro que encuentras algo interesante para visitar, por ejemplo, de la Edad Media. Y después de pasear por allí un rato, también con seguridad, vas a encontrar un encantador restaurante donde vas a comer de maravilla. Y así, sin parar, podrías seguir de pueblo en pueblo.
Eso es lo que me gusta tanto de Catalunya: que la gente no está obligada a quedarse en la ciudad de Barcelona o simplemente a ir a la playa. Tengo que confesártelo: nunca había estado en ningún lugar del mundo con tanta variedad.

La gente también es muy simpática. Los catalanes son muy amables y es una pena que no hable catalán. Lo entiendo bastante, pero cuando quiero hablar me confundo con el castellano. Tal vez un poco más adelante.

¿Y cómo ves el tema de la identidad catalana y de la identidad española, a veces enfrentadas?

No puedo sentir lo que siente uno u otro. Solo puedo ver el proceso desde fuera. Eso tal vez me da otra visión. Lo que yo pienso es que después de tantos años de represión es natural, cuando finalmente se abren las puertas, que la gente quiera avanzar más rápido de lo normal. A veces las cosas suceden a un ritmo que todo el mundo puede seguir; en otras ocasiones resulta difícil seguir e incluso comprender. En Catalunya y en el resto de España la gente es adulta, todos los temas se pueden discutir y en realidad no existen grandes controversias entre unos y otros. Ahora se trata de encontrar un puente entre las condiciones actuales y las que se pretenden para el futuro. Por ejemplo, l’Estatut llegó después de muchos obstáculos pero ofrece mucha más libertad y autonomía a Catalunya y a los catalanes. Y probablemente también terminará sumando seguidores en otras autonomías de España.
Los que tienen miedo que se pierda la unidad del país van a terminar comprendiendo que la unidad no significa el mantenimiento rígido de un sistema. Un país puede perfectamente funcionar basándose en la cooperación y en el pluralismo de sus autonomías, con sus características especiales y no solo porque se encuentren en la costa o en el centro del país, sino también por tener raíces culturales étnicas diferentes. Se puede construir un sistema autonómico que respete las diferencias y en el que, a partir de la cooperación, todo el mundo entienda y respete al otro, y juntos puedan conseguir mucho más.

¿Cuales serían los tres temas fundamentales que definen las relaciones entre ambos países, entre Hungría y Catalunya o entre Hungría y España?

El primer tema es lo histórico, con Violant D’Hongria, la esposa de Jaume I. Ese matrimonio fue un hecho que predestinó muchas cosas. Ocurrió cuando Hungría estaba en los comienzos de incorporarse a Europa. En el año 1000 el Papa había coronado al primer rey húngaro y todavía se necesitaba tiempo para que el resto de países europeos cristianos, con sistemas de estado moderno, nos aceptasen como a un igual.
Y la relación se ha mantenido viva y ahora existe, por ejemplo, un importante plan conjunto entre Catalunya y Hungría para 2008. Vamos a organizar una exposición en común con el lema “Hungría tan lejos y tan cerca” que va a tratar, justamente, de las relaciones históricas entre Hungría y Catalunya. Y de aquí en más espero que también podamos mostrar qué nuevas posibilidades existen y pueden existir.

Y ahora el segundo tema, muy importante: el de los lazos económicos entre Hungría y Catalunya; lazos que puedan unir a las empresas catalanas y húngaras. Estamos trabajando en eso, porque si bien las relaciones culturales son muy importantes, las económicas son el pilar fundamental. Necesitamos, a través del servicio diplomático, fortalecer los contactos entre las empresas pequeñas y medianas, especialmente; porque las empresas grandes, las multinacionales, tienen otro tipo de dinámica. Los representantes de las empresas pequeñas y medianas son profesionales que no solamente establecen contactos por motivos económicos sino también por motivos personales. Para ellos es muy importante la relación cara a cara, el trato personal, la simpatía del otro y constatar que la relación es llevadera, fructífera y durable.

Esto fortalece el contacto entre los pueblos y por ende el turismo.
Hungría está ofreciendo cada vez más oportunidades directas al turismo catalán porque en general la gente no considera como destino principal Hungría, sino, en el mejor de los casos, como parte de un tour por Viena y Praga. Pero realmente vale la pena visitarnos y no solo Budapest, sino también otras ciudades que tienen cosas muy interesantes.
Tenemos programas culturales muy buenos y especialmente interesantes para los catalanes. La cocina húngara también es muy buena y diferente de la del resto de los países de Europa Central. Ni que hablar de las famosas aguas termales.
Seguro que vamos a mejorar las relaciones turísticas en un futuro próximo.

Volviendo a Catalunya, ¿qué perfil tiene la colectividad de los húngaros en Catalunya, es un perfil homogéneo?

La comunidad húngara aquí, en Catalunya, es muy pequeña.

¿Cuántos somos?

No tenemos un número exacto. Según los cálculos del consulado, en Barcelona y en los alrededores, entre 300 y 400. En toda Catalunya no más de 1000. No tenemos un número exacto porque nadie está obligado a registrase en el consulado y solo podemos calcular el número a través de los asuntos consulares: cuando alguien solicita la renovación del pasaporte o algún documento desde Hungría.
No hay muchos húngaros y partiendo de ahí, decir que no existe un carácter claro y determinado del colectivo. Los húngaros trabajan en diferentes terrenos. Algunos son profesores, otros son empresarios; algunos solo pasan aquí un año o un poco más, para estudiar en alguna universidad; otros simplemente viven aquí porque compraron una segunda residencia y reparten su tiempo entre Hungría y Catalunya; y otros llevan aquí muchos años y ya están jubilados. Es una mezcla, no existe un carácter único, ni una cohesión fuerte de grupo. A veces nos reunimos, pero pocos. Esto, para mi, significa dos cosas: por un lado que unos encontraron aquí una vida normal y no necesitan del apoyo permanente del grupo; y que otros tienen tanto trabajo y tan poco tiempo libre que no pueden dedicarse mucho a las organizaciones nacionales, que son muy útiles, pero que también quitan mucho tiempo a la profesión.
Por otra parte nadie tiene problemas con los húngaros y no lo digo solo yo, sino es lo que me repitieron en las visitas de presentación las autoridades catalanas: “Con los húngaros no hay problema”. Y esto es bueno tomando en cuenta lo que dicen en relación a los ciudadanos de otros países de Europa del Este, que es como aquí llaman, en forma global, a aquellos que llegan de más allá de Austria.
Incluso sorprende la fama que tienen en Catalunya algunos personajes húngaros, como por ejemplo Ladislao Kubala, estrella de fútbol de los ’50.

Y para finalizar y fuera del paquete de preguntas que compartimos con el resto de diplomáticos, me gustaría preguntarte, dada tu larga trayectoria en el servicio diplomático húngaro, cómo ha cambiado tu trabajo como Cónsul habiendo sido representante de un país dictatorial, durante el período comunista y ahora, de un estado democrático.

Si, realmente hubo un sistema político-económico bastante diferente del actual y también del que había en los países e Europa Occidental. Afortunadamente podemos decir que Hungría estaba en una situación diferente de la de los otros países del bloque, como por ejemplo Checoslovaquia, Polonia, Alemania Oriental, Rumanía o Bulgaria. Hungría era diferente y eso ayudó a que nosotros nos acostumbrásemos más fácilmente a los cambios de sistema.
Durante esos años, en el servicio diplomático, en el extranjero, también teníamos un comportamiento y un trato diferente de los otros miembros del Pacto de Varsovia. Recuerdo que al llegar a Angola había una situación bastante delicada: una guerra civil en la que participaban activamente no solo fuerzas angoleñas sino también de los países que apoyaban a uno u otro bando. De un lado estaban, in situ, la Unión Soviética, que en aquel tiempo todavía existía, y Cuba. Del otro lado, África del Sur, de forma presencial, y financiera, políticamente y militarmente los Estados Unidos. También estaba China que apoyaba a la oposición, que a su vez estaba apoyada por África del Sur y EE.UU.
A pesar de ello, dentro de la comunidad diplomática, no había mayores problemas. La separación interna no era tan políticamente clara y nosotros, por ejemplo, mantuvimos contactos con los otros diplomáticos de los países occidentales y yo personalmente tenía muy buena relación con el personal de la embajada de España e Italia. El idioma ayudaba y regularmente íbamos juntos a la playa, cerca de la capital, porque por la guerra no podíamos salir muy lejos, y pasamos ahí todo el domingo, cada uno con su familia. La pasábamos muy bien.
Lo mismo me ocurrió en Venezuela. Nuestra embajada era mirada de forma diferente a la de los otros países de Europa del Este. Lo que era interesante era que, en ambos países, fui invitado regularmente a recepciones o encuentros adonde no invitaban a los otros diplomáticos del Pacto de Varsovia.
Y eso una vez me lo explicó un diplomático alemán, en aquel tiempo había dos Alemanias, este era de la Occidental, y me dijo que me invitaban a mi y no a los otros porque conmigo podían conversar de otros temas más allá de los estrictamente protocolares y diplomáticos y por eso yo era bienvenido en esas recepciones o conferencias. De los otros no podía decir lo mismo. Era algo personal.

¿Te consideras entonces un diplomático diplomático?

Me parece que yo no soy muy rigurosamente diplomático, al menos no lo que el común suele pensar sobre los diplomáticos. Yo pienso que para mantener y después desarrollar las relaciones personales la gente tiene que olvidar que tiene un rango o un cargo. Lo más importante es presentarse como una persona cotidiana y no simplemente jugar un papel, porque sino no sirve. Si no sale desde dentro puedes perder tu estabilidad emocional y la seguridad en ti mismo, y los que están a tu alrededor no sabrán nunca cuál es la cara verdadera y cuál la falsa.

Para mi el cargo no es para recibir una atención especial o para mantenerme lejos de la gente, es para trabajar. Porque a pesar que tengo una opinión oficial, las instrucciones de mi ministerio, eso no impide que tenga una opinión personal de las cosas. Si estoy conversando con alguien también y claro, la defiendo, pero también puedo reconocer si me equivoco.

Visita de Juan Antonio Rodríguez Guaje, Ministro Consejero - Encargado de Negocios de la Embajada de Venezuela, a Radio Caramba

Radio Caramba: ¿Cómo has encontrado la receptividad del húngaro hacia los latinos, tú que recién has asumido la Embajada de Venezuela en Budapest?

Consejero Juan Antonio Rodríguez Guaje: La gente ha sido bastante cariñosa conmigo, muy amable y me ha brindado bastante apoyo. Tenía un poquito mis reservas. Por ser otro clima, otro ambiente, pensé que la gente podría ser un poquito más retraída con uno, pero conmigo se han portado excelente. Es gente muy cariñosa, estupenda.

R.C.: Estoy de acuerdo contigo. Y en la Embajada, Juan, ¿qué planes y programas tienen planteados como relación multilateral entre Venezuela y Hungría?

J.A.R.G.: Te cuento que tenemos previsto para este año fortalecer un poco más las relaciones entre los dos países porque hay una cantidad de cosas nuevas que están sucediendo que son de interés tanto para Venezuela como para Hungría. En Venezuela, como tú sabes, estamos viviendo un proceso político bastante agitado, pero muy interesante. Es la primera vez que en Venezuela se habla de revolución y aquí en Hungría hay una experiencia bastante grande en lo que al término revolución se refiere.
Por otra parte vamos a ver si buscamos también apoyo para que vengan algunos artistas venezolanos a exponer sus obras acá, artistas del campo de la música, de las artes, de la pintura y también del baile.
También queremos hacer bastante hincapié en la parte económica: tratar de que los ciudadanos húngaros vayan a Venezuela a ver el potencial en materia de intercambio comercial para traer algunos productos venezolanos a Hungría.
En el próximo mes de octubre se va a iniciar en Venezuela una exposición de turismo, que se llama Fitcar. Esta es la segunda exposición y se ha invitado al sector turístico de Hungría para que vaya a Venezuela y se puedan establecer líneas de intercambio entre los dos países.
Tenemos buenas ideas y buenas iniciativas para sacar el mejor provecho. Creo que el intercambio turístico va a ser muy importante para Hungría. Esta ciudad es preciosa, así que aquí hay muchas cosas que los venezolanos van a poder disfrutar, así como también los húngaros podrán ir a Venezuela y disfrutar de nuestros paisajes tropicales, playas y montañas.

R.C.: Imagínate en diciembre que vayan turistas húngaros a Venezuela y puedan disfrutar de nuestras comidas típicas, de la hallaca, por ejemplo; que puedan disfrutar de nuestra música, de la gaita. Es algo interesante.
Hablemos un poquito de la gaita.

J.A.R.G.: La gaita es una música venezolana típica del mes de diciembre. Es digamos la Navidad que empezamos a tocar allá desde mediados de octubre hasta los primeros días de noviembre. Comienza con la fiesta de la Chinita, que es la virgen de la Chiquinquirá, en la ciudad de Maracaibo. Es muy famosa y también muy milagrosa, para las personas que tienen fé.
Es una música muy entusiasta, muy alegre y ha sido utilizada también para hacer algún tipo de música tipo protesta, para cuestiones políticas. De repente la gente saca una gaita quejándose porque el gobierno ha hecho algo que no le gusta. La gente expresa ese sentimiento a través de la música.
Además con esta música bien alegre se hace un pequeño resumen de lo que ha pasado durante todo durante el año.

R.C.: Y también permite transmitir lo cotidiano: lo que nos ocurrió a todas las personas, todo lo relacionado con el amor.

J.A.R.G.: Para los venezolanos, las Navidades son una fiestas especiales y exclusivas. El país prácticamente se paraliza en el mes de diciembre. Todo el mundo sale de vacaciones y entonces se dedica a la compra de los regalos para el niño Jesús y para los amigos. La alimentación para esas fechas es fundamental. Cambia totalmente el ritmo cotidiano de comidas en el país. Hay un plato muy popular que se llama la hallaca, es un plato que está hecho con harina de maíz y tiene una serie de sazones. Se le incluye carne de cerdo, pollo o carne de res. Ahí se le ponen algunos implementos adicionales como aceitunas, pasas o ciruelas y después se envuelve la hallaca en una hoja de la mata de plátano y se pone a sancochar. Este plato navideño es para la Noche Buena de Navidad y el Año Nuevo.
Se reúne toda la familia: los tíos, los hermanos, los primos... Todos se sientan para deleitarse con estos platos que van ligados a unas cosas muy típicas como es el pan de jamón. Es un pan relleno con jamón, pasitas y también otras frutitas por ahí que le ponen.
Y después tenemos también una bebida típica: el ponche crema, que es a base de ron. Tiene un poquito de licor, leche condensada y leche en polvo.

R.C.: Y huevo. Y es muy parecido a esta bebida que se consigue aquí en Hungría, el licor de huevo.
Entonces empezáis a celebrar la Navidad en octubre.

J.A.R.G.: Si, allí en Venezuela la gente en octubre empieza ya a cambiar todos sus hábitos. A medida que se acerca la fecha de diciembre la gente ya es un alboroto.

R.C.: Y dijiste también que en los puestos de trabajo también se organizan fiestas.

J.A.R.G.: En las fiestas todos los ministerios, los bancos y las grandes empresas acostumbran a hacer una fiesta de fin de año. Se reúnen todos los de la empresa y se celebra con música, estos platos de comida y otros pasapalos de esa época del año. Es una fiesta total. Todo el mundo está volcado.

R.C.: Así que esperamos el producto de la labor de la Embajada de la República de Venezuela en Hungría y que la mayor cantidad de húngaros posible se sienta interesada por este cambio cultural tan interesante, tan exótico: una navidad sin nieve, en la playa, comiendo hallacas.
Suena genial, aunque no me imagino que los bancos húngaros organicen fiestas con gaitas. Sería todo un cambio de cultura.

J.A.R.G.: Si oyen una musiquita de esas yo te aseguro que más de un húngaro empieza a bailar, por lo menos a hacer algunos movimientos, porque es contagiosa. Es una música alegre y sin duda sería formidable que algunos ciudadanos de acá, de Hungría, pudieran viajar a Venezuela en esa época del año, huyéndole un poquito al frío, y disfrutar de algo totalmente diferente. Esa es una fecha exclusiva. Además el venezolano es muy hospitalario y muy entusiasta.

R.C.: Hay algo importante que yo creo que hay que resaltar y es que Venezuela tiene una oferta de espacios turísticos bastante amplia. Nosotros tenemos montañas de más de 5000 metros con nieves perpetuas, tenemos llanura, tenemos 1300 km de playa hacia el mar Caribe, tenemos jungla y tenemos hacia la frontera con Brasil, en el parque nacional Canaima, la cascada más alta del mundo, el Salto Ángel. Es algo bien interesante que en este país, que es de estatura mediana, podamos encontrar todas estas cosas.

J.A.R.G.: Y también tenemos un pequeño desierto, acuérdate.

R.C.: El desierto de Coro. Por eso te digo que en Venezuela lo tienes todo. Tienes llanura, tienes desierto, tienes selva, tienes montañas muy altas y todas las playas que quieras; entre las cuales me permito recomendarles, a todo el público oyente de Tilos Radio, que vayan por favor, no solo a Margarita, sino también al Parque Nacional los Roques, una maravilla natural, que es patrimonio no solo de todos los venezolanos sino de todo el mundo. Es un lugar que está prácticamente virgen, porque a raíz de medidas gubernamentales se detuvo lo que es la construcción; entonces la infraestructura que hay para el turismo está dimensionada para no afectar el medioambiente y poder mantener eso tan lindo, como lo puedes ver a través de las páginas web del ministerio de turismo de Venezuela.

Radio Caramba, Radio Tilos. 90.3 FM
Cada segundo sábado de 15 a 16.30 hs.
Tel.: 215 37 73
Mensajes a móvil: 06 20 99 99 903
En esta ocasión el programa estuvo a cargo de Enrique y Kata.