sábado, septiembre 23, 2006

Ecuador abre las puertas al turismo

por Kléber Mantilla


La Embajada de Ecuador en Hungría se ubica en la calle Levél, en uno de los edificios apacibles de la colina de Buda. El embajador Juan Salazar Sancisi había terminado una exposición literaria para público húngaro unos días antes en el Instituto Cervantes de Budapest y mostraba su satisfacción al recibirnos. Luego de ser embajador en Rusia, Japón, Indonesia, Filipinas y Francia, llegó el noviembre pasado para cumplir su función diplomática en Budapest. En una hora de entrevista sustentó la importancia de la promoción cultural y el desarrollo del turismo bilateral. Para esto, no olvidó recordarnos que fue un político ecuatoriano, Galo Plaza Lasso, quien medió en la Organización de las Naciones Unidas, la insurrección nacional de 1956, que provocó a su vez, la más grande oleada migratoria húngara a América Latina durante la dictadura comunista. Hecho irónico, que resulta antagónico ahora al saber que las autoridades húngaras cerraron hace pocas semanas sus consulados en Ecuador y en el resto de países de la Comunidad Andina, para solo atender desde Argentina. Sin duda, para el embajador, esta situación complica la llegada de visitantes latinoamericanos a suelo húngaro. A continuación, las preguntas que se realizaron a todos los embajadores hispanohablantes en Hungría.

¿Qué imagen tiene de Hungría y de los húngaros desde que es embajador?

Conocía algo de Hungría por mi carrera diplomática cuando cumplí actividades en Austria. Realicé una visita turística y ahora, después de muchos años, es perceptible los grandes cambios que se han efectuado en la geopolítica europea. La Europa Central presenta otras realidades. Sin embargo, lo que más se recuerda es el famoso Imperio Austro Húngaro. Este país tiene una historia milenaria, su cultura, la música, el flolclore…. Un dato importante es la cantidad de premio nobel en literatura, física, química. Tiene altos valores culturales y científicos. En cuanto a su geografía, es conocida la belleza de sus valles y del río Danubio, que se manifiesta en expresiones artísticas: música y ópera. Venir y verlo exalta su grandeza. Además, hay que mencionar varios sitios: el Parlamento, la Iglesia del Rey Matías, el Puente de las Cadenas, es un país maravilloso que presenta una gama de colores y visiones.
No he tenido el placer de tratar al habitante húngaro, pero en mi experiencia en las Naciones Unidas tuve oportunidad de conocerlos en un plano de trabajo. Fue un gran descubrimiento como personas. Se muestran agradables a pesar de la diferencia idiomática. Gente muy cálida y acogedora. Saben que no les entendemos y hacen esfuerzos para sentirse útiles. Por ejemplo, en los almacenes tratan de colaborar y facilitarnos la vida. La generación más antigua parece que son un poco más cuidadosos en su economía, mientras que el joven es más suelto de huesos para el gasto. En general, son muy respetuosos y colaboradores. Los jóvenes tratan de trabajar e integran a los extranjeros para ampliar su nivel idiomático.

¿Cuáles son los tres temas fundamentales que definen las relaciones entre ambos países?

Existe una distancia física con América Latina que nos causa otros distanciamientos. Por eso tratamos de sacar adelante a nuestros países frente a las grandes potencias. Un punto principal es desarrollar el comercio. Por ahora, no es posible hacer una medición de ventas pues se hacen a través de transnacionales e intermediarias. Otro tema fundamental es el turismo, pues cada vez es más fácil visitar el Ecuador para los húngaros. Antes resultaba muy costoso y difícil. Ahora no. Y, en tercer lugar, hay varios aspectos juntos que se relacionan con elementos de política y cultura. Europa Central y América Latina buscan objetivos comunes en la defensa de los derechos humanos, la seguridad internacional, la lucha contra las drogas y apoyar estos aspectos a través de los organismos internacionales.

¿Cuál es el perfil de la colectividad de su país en Hungría?

En otras sedes que he representado, en Venezuela o Nueva York, la comunidad ecuatoriana tiene un alto grado de representatividad. En Budapest es pequeña, pero está representada por un alto nivel de sus profesionales y músicos. Esta colonia es apreciada por la comunidad local. Las familias ecuatorianas húngaras fomentan en su hijos valores cívicos y culturales, conocen el Ecuador, a sus parientes allá y dominan el idioma español. Existe un cariño por la Patria. La segunda generación tienen una ventaja comparativa por los idiomas que conocen, porque heredan el idioma de sus padres. Pero son ecuatorianos que llegaron hace varias décadas. El idioma y la distancia ha causado que el ecuatoriano no llegue a Hungría. En los años 50 el destino escogido fue Nueva York y desde hace seis años España e Italia. En cambio, los húngaros en su crisis política de 1956 migraron a Brasil y Argentina.

¿Cómo evoluciona su experiencia en el idioma húngaro?

En mi carrera he pasado por Nueva York, Austria, Rusia y Japón. Estos últimos son lugares con lenguas difíciles. El húngaro es una lengua interesante y con mucha profundidad. Han pasado los años y es algo difícil para aprender. Sin embargo, junto con mi esposa, aprendemos. En algunos sitios practicamos palabras. Lo importante es sonorizarlo bien y estamos en ese ejercicio, siempre hacemos el esfuerzo.

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