lunes, febrero 20, 2006

Hungría reduce y la Unión Europea aumenta el desempleo

La batuta de generación de empleo desentona

por Kléber Mantilla*



En mayo de 2006 Hungría cumplirá su segundo año como miembro de la Unión Europea y será el momento para definir nuevas estrategias para continuar en el proceso de incorporación regional. Dentro de está dinámica por homologar instituciones y compaginar la generación de la riqueza, el tema crucial en todos los países de la región se centra en la eliminación del desempleo para lograr perfeccionar sus temerosos sistemas de seguridad social, educación y salud.
Mientras la economía húngara a finales de 2005 mostró un crecimiento del 4,5% y una tasa de desempleo de 7.3%, la Unión Europea muestra dificutades para generar fuentes de trabajo y caminar con el peso de los nuevos socios -los 15 países originales de la UE alcanzaron un desempleo del 7.6% pero cuando se completaron los 25 actuales la cifra aumentó al 8.4%-.
El año pasado el lingüista y filósofo Noam Chomsky, definió al capitalismo moderno como un sistema de mercantilismo corporativo, con grandes y muy inexplicables tiranías privadas que ejercen un vasto control de los sistemas económicos, políticos y de la vida social y cultural. Éstas operan en cercana cooperación con los estados poderosos que intervienen masivamente en la economía doméstica y la sociedad internacional. Concepto que calza como anillo al dedo cuando se revisa algún capítulo de la economía húngara, tal es el caso de la generación de fuentes de empleo y la política laboral.
„Las ideas socialistas libertarias en el mundo entero, incluso dentro de los Estados Unidos son relevantes siempre, y la población está mucho más abierta a ellas”. Chomsky dice que esto se presenta a pesar de una gran propaganda corporativa masiva, fuera de los círculos educados. La gente todavía mantiene muchas de sus actitudes tradicionales, pues abrumadoras mayorías piensan que los trabajadores tienen muy poca voz en los asuntos públicos, que el gobierno tiene la responsabilidad de asistir a la gente necesitada, que el gasto en educación y salud debiera tener prioridad sobre los recortes de presupuesto y la reducción de impuestos, entre otros aspectos. En el caso de los húngaros un eje de las revindicaciones sociales, sin duda, es la dinámica laboral, la cobertura de servicios básicos y el fortalecimiento de su sistema de seguridad social y de salud.
Desde 1950 hasta finales de 1990 se habló de empleo en Hungría, pues el 95% de la población tenía un trabajo rentado con derecho a la pensión de jubilación. Pero con los grandes cambios sociales y políticos de la década del 90, el aumento del desempleo y la acumulación de capitales en el sector privado distorcionaron el panorama. Ahora, Hungría tiene el 80% del Producto Interno Bruto (PIB) en manos de compañías privadas con 310 mil personas desempleadas. El sistema de protección social se ha vuelto muy fragil y no logra frenar la pobreza que abarca a un tercio de la población.
Según últimas cifras de la Oficina Central de Estadísticas de Hungría, están en el mercado laboral 3,9 millones de personas y las principales actividades económicas son la industria, la construcción y los servicios –entre los principales constan finanzas, transpote y hotelería-.
Los sectores que generan mejores condiciones salariales son el financiero, la producción de químicos, el energético (electricidad y gas) y el público administrativo. En cambio el que menos salarios entrega es el sector textilero.
La jurista húngara, Úrsula Vezekényi, plantea que de los 10 millones de habitantes, 2 millones tienen más de 60 años. La expectativa de vida es de 66 años para el hombre y de 75 años para la mujer y calcula que en 2020, el 35% de la población tendrá más de 60 años.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), asegura que el desempleo en Hungría afecta de forma directa a los jóvenes (21% son jóvenes entre 15 y 24 años), a las mujeres con más de dos hijos y a la comunidad gitana en particular.
Varios analistas coinciden en la imperiosa necesidad de incrementar la capacidad tecnológica de las empresas y en modificar el sistema de las exportaciones para permitir ampliar la productividad, calidad y competencia. A esto se suman dos aspectos: la apertura a capitales foráneos y la efectiva utilización de mano de obra barata que proviene de los grupos de trabajadores migrantes.
La OIT calcula que el número de migrantes económicamente activos que se mobilizan por Europa y Asia Central son 26,5 millones de trabajadores. Es decir, casi el 4 por ciento del total de la fuerza de trabajo de la región. Cifra que obliga a replantear cualquier política de generación de empleo en cualquier país miembro de la Comunidad Europea.
El caso de Hungría no es ajeno. No obstante, el elemento especial de la promoción del empleo dentro de Húngría sería el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, pues su número se incrementa muy rápido, mientras que la participación de las grandes empresas en la producción y en el empleo disminuye.
En Hungría, la OIT, asegura que existen elevados impuestos y contribuciones a la seguridad social, pues no hay que olvidar, que los jóvenes año tras año tienen que trabajar más para pagar más la jubilación de sus abuelos. Junto a otros problemas como el difícil acceso al capital, las diversas reglamentaciones, la falta de activos y la competición desleal.
Para Patrick Taran, experto en política laboral, los temores muy difundidos en los países receptores de que la afluencia de trabajadores migrantes con escasa calificación genere una presión a la baja sobre los salarios y el empleo no tienen ningún fundamento empírico. De hecho, en la mayoría de los casos, los trabajadores migrantes, así como las empresas creadas por ellos, tienen efectos positivos en la economía del país receptor.
Roger Plant, otro experto en política laboral, indica que la información obtenida de los programas de regularización y otras fuentes sugiere que apenas entre el 10 y el 15 por ciento de los migrantes está en situación irregular. „La migración irregular se ve estimulada por el exceso de demanda en Europa de mano de obra no calificada y la falta de canales legales para cubrir dicha demanda”.
La Unión Europea comprende 455 millones de personas y el proceso de incorparación de Hungría comprende intensos desafíos adicionales en salud y educación. Hasta el año 2010 el número de titulados de grado superior en matemáticas, ciencia y tecnología debe aumentar un 15%, mientras que el 85% de las personas mayores de 22 años deben terminar la educación secundaria. Actualmente, este porcentaje se sitúa en el 75%.
En fin, esta madeja de posibilidades, problemas y soluciones recién empieza a desenredarse. Un largo sendero lleno de retos… aún inciertos.

Fuentes

- Red and Black Revolution, Kevin Doyle, mayo 2005.
- Notas de la Séptima Regional Europea de Organización Internacional del Trabajo, (OIT), 2005.
- Központi Statisztikai Hivatal (KSH) -Oficina Central de Estadísticas de Hungría- enero 2006.

* Periodista ecuatoriano residente en Hungría.

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