jueves, junio 08, 2006

Entrevista a Judit Zsolnai, profesora de castellano de Universidad

por Sebastián Santos


Sábado 3 de junio 12 hs. en el “Treehugger Dan’s bookstore&café”, un bar a metros de la plaza Hunyady. *

S.: ¿Qué me podrías decir del programa del nuevo gobierno?
Zsolnai: Bueno, la verdad es que no sé mucho. Conozco algunas promesas de la campaña y creo que ayer se formó el gobierno mismo. Todavía del programa no se puede saber mucho. Durante las negociaciones para la composición del gobierno insistieron en que lo primero era el programa y en segundo lugar las personas que lo ejecutarían. Y en este sentido no hay muchas novedades, solamente una sorpresa: la señora Kinga Göncz. Antes era la Ministra de Asuntos Sociales. Era muy buena y con una larga trayectoria en este rubro. Ahora será la Ministra de Asuntos Exteriores. Ha sido una verdadera sorpresa.
S.: ¿Ella es socialista?
Zsolnai: Es socialista, sí. Sólo hay tres personas del SZDSZ y los demás son socialistas.
Además me inquieta el tema del Ministerio de Asuntos Interiores porque parece ser que desaparece como tal. Por ejemplo, a partir de ahora la Policía queda subordinada a otro Ministerio.
Siempre se ha dicho que el Ministro de Interiores, después del Primer Ministro, es el hombre más importante del gobierno, pero ahora ya no, porque Mónika Lamperth seguro que no tendrá este papel.
Que desaparezca el título “Ministro de Interiores” realmente me sorprende. La Ministra seguirá siendo esa tal Mónika Lamperth, pero el Ministerio tendrá otro nombre y otras funciones, por ejemplo asumirá el tema de las regiones. Hungría está dividida en algo así como lo que vosotros llamáis comarcas, pero tiene que ajustarse al diseño de la UE donde lo que prevalecen son las regiones. Y esa será competencia, entre otras, de este nuevo Ministerio. Hasta ahora ser Ministro de Interiores era un cargo muy importante. Entre otras cosas tenía poder y control sobre los documentos del pasado socialista, de aquellos, por ejemplo, que involucran a los que vosotros llamasteis “besugos” en algún número anterior de El Quincenal.
S.: ¿Y hay alguna otra mujer entre los nuevos Ministros?
Zsolnai: Kinga Göncz. Es toda una sorpresa, aunque ella misma ha comentado que actualmente ya hay muchos Ministros de Exteriores que no han hecho carrera diplomática, sino que vienen de otros ámbitos.
Sólo hay dos mujeres en el Gobierno, la Lamperth y ella. Y hay tres liberales: uno de Medio Ambiente, otro de Sanidad y el tercero de Economía. La cartera de Sanidad es especialmente importante porque es justamente la promesa electoral del SZDSZ. Han prometido que van a reformar la Sanidad, pero ya se ve que habrá dificultades. Ya han anticipado que paralizarán los planes de reformas hasta 2007. No es fácil hacer reformas en la Sanidad Pública.
Lo que sí han dicho es que habrá que pagar por las recetas y por las consultas, lo que no implica una reforma, sino que simplemente habrá que pagar más.
S.: Además comentaron que quieren reducir la cantidad de hospitales de 160 a 60.
Zsolnai: Yo no he escuchado esto. Ayer cuando habló el nuevo Ministro no dijo nada así. Dijo sí, que hay necesidad de más camas para los que padezcan tumores y que hay que reorganizar la distribución hospitalaria porque en el campo hay menos hospitales.
S.: Dicen que van a bajar el número de hospitales, pero los que queden serán especializados.
Zsolnai: Sí, está bien, pero, ¿por qué tenemos que pagar por las recetas? Dicen que para evitar los sobornos, pero no por pagar 1000 forintos por una receta o una consulta no tendré que pagar unos 60.000 forintos de “dinero de agradecimiento” si me tienen que extirpar un tumor o voy a parir.
S.: Pero, ¿por qué no se implementa una reforma orgánica?
Zsolnai: El problema es que los Ministros no son competentes, al menos en su mayoría. No son personas capaces de llevar a cabo una reforma. Son las mismas caras de siempre. Péter Kiss, por ejemplo, es un viejo amigo de Gyurcsány de su época en la KISZ, la Alianza de Jóvenes Comunistas y ahora tendrá la cartera de Trabajo. Es la vieja guardia y yo creo que con ellos no se puede hacer ningún tipo de reformas.
S.: Pero han traído a tres personajes nuevos, que formarán algo así como un Consejo de Asesores.
Zsolnai: Sí, pero sólo conocemos los nombres. Son personas muy poco conocidas, sin trayectoria política. Lo que sí conocemos de los nuevos planes es que van a aumentar los impuestos. Pero a esto no se le puede llamar “reforma”.
S.: Pero hace unos meses dijeron que bajarían los impuestos.
Zsolnai: Sí, pero ahora al revés. Yo, por ejemplo, tengo una pequeña empresa, y a partir de esta reforma tendré que pagar el 25% de impuestos, 9% más de lo que vengo pagando hasta ahora. Se trata del “EVA”, un tipo de Impuesto de Sociedades, que es único y solamente existe en Hungría y no es compatible con los reglamentos de la UE. Por eso quieren subirlo para que primero la gente opte por salir de esta modalidad y finalmente suprimirla.
S.: ¿Qué tipos de empresas pueden optar por la modalidad del “EVA”?
Zsolnai: Creo que cualquier empresa, pero sólo después de dos años de funcionamiento. Es una modalidad muy simple. No hay mucho papeleo y solamente tienes que pagar como impuesto un 16%, lo que no es mucho. No tienes que presentar comprobantes de facturas. Por eso es muy bueno y muy simple.
Pero al margen del “EVA”, en general quieren aumentar los impuestos.
S.: No te veo muy contenta con el Partido Socialista.
Zsolnai: No, en absoluto.
S.: Pero, ¿tú no los votaste?
Zsolnai: Eso no importa, la cuestión de votar en Hungría es, normalmente, elegir al menos peor.
S.: Pensé que tenías más afinidad.
Zsolnai: No, con esta lista de nombres, ¡por favor! Imre Szekeres, Péter Kiss y los desconocidos de los liberales. Y de Educación y Cultura será István Hiller, el Presidente del Partido Socialista. Es una ridiculez. Y no le dejarán continuar al anterior, a Bálint Magyar, de los liberales, la única persona que de verdad tenía iniciativas. Bueno, había problemas, pero él empezó una reforma. Ahora dicen que van a seguir todo lo que él preparó, pero que con otra persona. Estas son cosas ridículas.
S.: ¿Y por qué hacen eso, por compromisos políticos?
Zsolnai: En realidad mucha gente está en contra de las reformas. En la Sanidad también hay grupos con intereses contrarios. Mira solamente el caso de la Casa de la Ópera. Si vas y empiezas algo nuevo, entonces de repente se desata un escándalo, porque los viejos no quieren saber nada.
Es inconcebible que István Hiller sea el Ministro encargado de la Educación y de la Cultura, un personaje incompetente que encima se cree muy divertido.
S.: Y, ¿la gente qué hace para protestar, escribe cartas, hace manifestaciones, hay huelgas...?
Zsolnai: Nada. La gente no protesta, no hay manifestaciones ni nada parecido. Sobre las reformas en Educación hubo muchos debates en Internet y en la prensa. En la Educación Superior despidieron a muchísimos profesores, sobre todo a los mayores de 70, pero el principal debate fue sobre el nuevo tipo de examen de acceso a la Universidad (la selectividad). Y ahora hay otro gran problema porque este año tenemos que convertirnos al sistema Bologna y las Universidades y las Escuelas Superiores no están preparadas para esto.
El caso es que Bálint Magyar empezó algo importante. Todas las reformas cuestan y siempre hay intereses en contra.
S.: ¿Y a ti, entonces, en lo personal, los cambios del gobierno en qué te afectarían? Uno es el aumento de impuestos, concretamente el “EVA”.
Zsolnai: Los cambios en Educación y Cultura me afectan porque son mis terrenos. Yo trabajo de profesora en la Universidad.
S.: ¿Puedes llegar a perder tu puesto de trabajo?
Zsolnai: Espero que no, pero por un lado van a coger menos estudiantes de Filosofía y Letras, que son a los que yo enseño. Por otro lado, los que opten por estudiar carreras de solo tres años no necesitarán dos lenguas sino solo una, algo ridículo ahora que acabamos de entrar en la UE. Esto me afecta porque yo creo que entonces habrá menos alumnos interesados en aprender castellano.
S.: ¿Y en Cultura cómo ves el tema de los cambios?
Zsolnai: El Ministro anterior, por ejemplo, se fue dando una serie de Premios Nacionales a sus viejos amigos. Una de ellas es una cantante, tonta y sin apenas voz. Encima, cuando le dieron el Premio no tenía tiempo de ir a recogerlo y entonces el propio Ministro fue al local, donde ella estaba actuando, para dárselo en persona, al Gödör.
Después en una entrevista televisiva dijo que sería mejor eliminar estos antiguos premios.
S.: ¿Quién es esta tía?
Zsolnai: Una cantante que se llama Ágnes Deák Bárdos. Es una nadie.
S.: Y la idea es que el amigo Hiller hará más o menos lo mismo. El Presupuesto de Cultura se irá para la camarilla de amigos.
Zsolnai: No estoy segura. Hiller es otro tipo de persona, y los sectores alternativos de la Cultura no son sus preferidos.
Y sí, realmente me importa quien sea la persona que pueda recibir, por ejemplo, el Premio Kossuth el 15 de marzo.
S.: Y aparte es una cantidad importante.
Zsolnai: Sí, seis millones de forintos.
S.: Y por ejemplo, ¿es fácil recibir subvenciones para hacer proyectos culturales?
Zsolnai: No, en absoluto. Pues, depende... ¿Para quién? Para los “amigos” seguro, pero para nadie más. He empezado a estudiar Crítica de Teatro y no me da lo mismo a qué director le den el Premio Kossuth. ¿Este año quién lo ha recibido? El más escandaloso.
S.: ¿Escandaloso por vanguardia o escandaloso por mala calidad?
Zsolnai: Por no tener talento, pero estar de moda. Y por eso digo que la Cultura sí me afecta; la Educación me afecta en persona y los impuestos naturalmente.
S.: Y después tengo otra cosita y es en relación a que cuando hacemos algún reportaje o pedimos alguna opinión y cuando los temas son un poco políticos la gente no quiere opinar. En algún otro sistema existe la censura explícita, pero de aquí lo que me preocupa, o veo con interés, es la autocensura.
Zsolnai: La gente tiene una desilusión tan grande que no puede confiar ni en ellos ni en aquellos, y no quiere ocuparse de la política. La opinión pública considera que la política es algo muy sucio. “No me interesa, no me afecta”. Pero naturalmente afecta a todas las personas. Es en parte por las obscenas discusiones en el Parlamento. “No lo veo, no me interesa, no lo leo”.
S.: Pero sí hay gente que opina, lo que pasa es que no quiere hacerlo público, por autocensura.
Zsolnai: Es como si yo fuese lesbiana y no me atreviese a decirlo públicamente. La política es algo misterioso, sucio, y todos los políticos son unos “chorizos”. Pero naturalmente así no se puede vivir. En cierta medida todos son unos “ladrones”, claro, pero no es lo mismo en qué medida y hay que elegir el mejor porque hay que vivir en este país y no podemos deshacernos de nuestras responsabilidades. Yo entiendo tu pregunta, porque en la televisión también hay mesas redondas y hablan sobre esto, justamente. La gente descarta la posibilidad de hablar sobre la política en público, porque creen que todos los políticos están robando y es un terreno peligroso.
S.: ¿Y la oposición ante estos cambios qué hace?
Zsolnai: Desde el primer momento ya se ha visto que no han cambiado nada de su táctica de los años anteriores. No será una oposición constructiva, en todo caso obstructiva.
S.: Para terminar, ¿me podrías indicar algunos referentes que me ayuden a tener una lectura de izquierdas no oficialista del panorama político húngaro?
Zsolnai: Hay una persona muy contradictoria, se llama Gábor Karátson. Y el otro que podrías consultar es András Lányi. Ellos trabajan en Védegylet, un movimiento verde y son interesantes porque están entre los de la derecha y los de la izquierda.
Hay otra mujer interesante, muy entendida en el tema de la economía y cuestiones sociales. Se llama Erzsébet Szalai y publica siempre en ÉS, “Vida y Literatura”. Ahí, en el ÉS, puedes leer muchas opiniones de izquierdas que a veces están en contra de lo que está haciendo el Gobierno. Y hay muchos más intelectuales que publican artículos periódicamente criticando las actividades del Gobierno.
S.: ¿Tus expectativas sobre el Gobierno han cambiado desde las pasadas elecciones hasta ahora, con la presentación del nuevo plan de gobierno?
Zsolnai: Sí. Estoy bastante desilusionada.
S.: ¿Esperabas algo diferente?
Zsolnai: Sí, claro. Esperaba personas jóvenes, hábiles en el mundo de las finanzas y capaces de hacer verdaderas reformas.
S.: Muchas gracias.

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