sábado, mayo 20, 2006

Cadáveres en el armario

por Eszter Aranyos

El 3 de mayo de 2006 empezó el juicio del mayor caso de corrupción en Hungría en los últimos años, el llamado juicio Kulcsár, apodado así en honor al Sr. Kulcsár Attila, la figura clave del asunto.

Un breve resumen del juicio ya en sí es consternante:

- duración: de 1998 hasta el 3 de julio de 2003: 5 años y medio de actividad.
- cargos: malversación, lavado de dinero, soborno, encubrimiento, protección de delito.
- suma malversada: 23 mil millones de forintos (calculando con el cambio de 250 Ft a un €, significan 92 millones de euros).
- daño causado: 8,3 mil millones de forintos (33,2 millones de euros).
- acusados: 22
- testigos: 200
- días de juicio planeados: 59
- acusación: 71 páginas.
- actas de investigación. 55.000 páginas, con 110.000 páginas de anexo en 157 tomos.

Lamentablemente, el asunto no es tan aburrido, como lo son estos números. En los últimos años, durante el período de la investigación y acusación, cada semana aparecieron nuevos hechos y nombres, nuevas incidencias. Para dar solamente unos ejemplos de la larga vida del caso:

-El 16 de junio de 2003 le atacan y pegan en plena calle, personas hasta ahora desconocidas, al presidente de la Oficina de Control Financiero (PSZÁF), al Sr. Szász Károly.

-Aparece una conexión con el caso Antenna Hungária y Synergon. Una de las muchas similitudes entre estos dos asuntos es la muerte trágica de la persona en relación directa con Kulcsár, justo al principio de la compra de la mayoría de las acciones de las mismas. (Al Sr. Korda István, exdirector-gerente de la Antenna Hungária lo mataron el 21 de marzo de 2000 en una calle elegante de Buda, y el Sr. Gyúrós Tibor, miembro de la presidencia de Synergon muere en un accidente de avión.)

-A finales de mayo de 2005 aparece en la lista de los acusados el nombre de un ex-subsecretario de Estado, de la Oficina del Primer Ministro (Sr. Kodela László).

-Durante el verano de 2005 se estremece la confianza del país en la Fiscalía Suprema, y por ende en la fiscalía húngara, por el tono compinche de los interrogatorios del Sr. Kulcsár Attila. Un vídeo presentado en una revista online y en la televisión húngara con grabaciones originales desató el escándalo. Una de las frases más indignantes de Kulcsár durante el interrogatorio fue: “Terminamos esto y después vayamos a comer, ¿vale?...”.

-En el otoño de 2005 juzgan a dos jefes supremos de la policía secreta en relación al caso Kulcsár (al general Bácskai János y al subcoronel Molnár Csaba).

Así pues, después de quedar en evidencia el sistema financiero, empresarial, político, fiscal y policial, y lo que todavía no conocemos, que seguramente será aún más espeluznante– nos quedan pocos territorios libres de sospecha en esta Hungría tan bien interrelacionada, donde todos son amigos de todos.

Para terminar me gustaría compartir el siguiente grito de guerra: ¡Qué viva la corrupción y la densidad de redes secundarias!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hungría es un gran pueblo, no por su bandera, sino por su gente. Delicuentes hay en todos los países, y sino miremos EEUU, donde hasta sus films lo demuetran.
Aunque la corrupcion y la mafia parezcan derrotarnos por momentos, Eszter, siempre permaneceremos los de carne y hueso para decir lo que no está bien. Y eso es lo bueno: la denuncia, decir cuales son los parámetros éticos con los cuales nosotros nos medimos, y ellos no.
Tus palabras son certeras.