por Gábor Sándor
La empresa sueca Svensk Etanolkemi AB (Sekab-BKZ), en cooperación con Domsjö Fabriker ya tiene todo el papeleo en orden para comenzar, a principios de 2007, la construcción de cuatro plantas para la producción de bioetanol en Hungría.
Sekab fue fundada en 1985 y sus oficinas centrales están ubicadas en Domsjö cerca de Örnsköldsvik. Es parte NEAB, un consorcio privado regional formado por Övik Energi, Umeå Energi, Skellefteå Kraft y Länsförsäkringar.
Las plantas se ubicarán en Mohács, al sur de Hungría, Gönyű, al norte, Marcali, al suroeste, y Kaba, al este. Se prevee que la producción de bioetanol empiece plenamente en 2008. Con estas obras, cuyo presupuesto alcanza los 380 millones de euros, funcionarán otras tantas plantas de bioenergía de aproximadamente 8,5-11 MW, se crearán unos 300 nuevos lugares de trabajo y se elaborarán y exportarán unas 120.000 toneladas de bioetanol anuales. Y el total de dicha producción estará dirigida a Suecia.
“Planeamos construir cuatro plantas de bioetanol en Hungría que utilizarán 1,5 millones de toneladas de trigo para producir 600 millones de litros de bioetanol por año”, declaró László Zsemberi, gerente de Sekab Bioenergy Hungary Zrt en rueda de prensa el pasado miércoles 19 de julio. Y agregó que esperan vender unos 294 millones de euros por año a partir de 2009, de los cuales más del 90% estarán destinados a la exportación. Y remató constatando que este proyecto es el más grande y relevante del sector en Hungría.
Sekab es la última, y la más importante, de una serie de empresas que está inviertiendo en plantas de bioetanol en Hungría, aprovechando las copiosas reservas de materias primas, las subvenciones de la Unión Europea y las ayudas y facilidades que el propio gobierno húngaro otorga a tales fines.
En lo que va del año 5 empresas diferentes ya han anunciado su intención de invertir en este sector en Hungría. Se trata de empresas mixtas de capitales húngaros con capitales provenientes de los Estados Unidos, Alemania y Suiza y las inversiones alcanzan los 700 millones de euros.
Para Stig-Gunnar Eriksson, uno de los directores de Sekab “Hungría tiene importantes reservas a largo plazo de materias primas, una ubicación privilegiada en Centro Europa, manejo de alta tecnología y apoyo gubernamental real y potencial para las inversiones en biotecnología”.
El bioetanol, puntualmente la acetaldeina y el atilacetato, que son los compuestos en los que se especializa Sekab, se producen a partir del trigo, el maíz o la caña de azúcar y puede ser utilizado como aditivo de gasolina o como combustible en sí mismo. La Unión Europea tiene entre sus planes el aumento de la producción y el consumo de biocombustibles y se espera que para 2010 los biocombustibles representen el 6% del total energético de la UE.
“Es en beneficio de Hungría utilizar recursos energéticos alternativos como el bioetanol, de ahí el apoyo del Ministerio de Agricultura y del gobierno húngaro a los proyectos que sirvan a tales fines”, declaró József Solymosi, consejero del ministro de agricultura József Gráf.
Sekab, por supuesto, tiene intención de solicitar subvenciones al gobierno húngaro y a la Unión Europea para las cuatro plantas de bioetanol, pero todavía no se ha sabido cuál podría ser el monto de las mismas. La Unión Europea, por norma, podría financiar hasta el 40% de la obra.
Las plantas no solo van a contribuir a la creación de 300 empleos directos sino que además crearán a su alrededor un significativo tejido productivo, sobre todo en el sector de la agricultura. Se espera que el valor ocupacional que este proyecto genere involucre a más de 30.000 personas, entre pequeños productores y empleados de distintas industrias subsidiarias. Por otra parte cabe decir que ya se han cristalizado las compras de los terrenos que ocuparán las fábricas. La producción anual de Sekab necesitará aproximadamente de 1,5 millones de toneladas de maíz y trigo, 612 mil toneladas de pastos y 57 mil toneladas de residuos orgánicos.
El análisis de Zsemberi es aún más complejo ya que asegura que la industria del bioetanol en Hungría mejorará substancialmente los índices macroeconómicos del país al reducir la necesidad de importación de gas y petróleo, saneando de esta manera la balanza comercial.
Finalmente además de los repetidos 600 millones de litros de bioetanol, las cuatro plantas producirán 124 GWH de energía, 423 mil toneladas de dióxido de carbón líquido y 460 toneladas de DDGS (Granos destilados secos con sólidos), un producto alimenticio de alto contenido nutritivo.
La apuesta por el etanol no es simplemente económica sino que forma parte de las distintas tentativa que pululan en el planeta para el desarrollo de combustibles alternativos al petróleo, y menos contaminantes. Sekab produce biológicamente etanol a partir de la fermentación de azúcares, procesando la pulpa de papel con el propio oxígeno atmosférico. El etanol se presenta como un combustible no contaminante y cabe resaltar que el etanol que resulta evaporado en el proceso de producción o en su posterior utilización se disuelve fácilmente en agua o dióxido de carbono revirtiendo en el ecosistema como oxígeno, entrando a formar parte de un ciclo cerrado sin residuos, muy diferente del patétio caso del petróleo.
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