por Timea Radó
Parece mentira, pero a pesar de su historia rica y única, la música en Hungría va tomando, a medida que pasan los años, un cierto carácter conformista. Naturalmente, esta tendencia es casi normal, y hay que admitir también que en la música moderna húngara todavía se pueden encontrar las huellas de la música tradicional.
Ahí mantenemos el recuerdo del meneo de los tiempos en que el famoso Béla Bartók (1881-1945) coleccionaba música folclórica. Registraba las canciones que no estaban escritas, melodías que la gente había conservado boca a boca. No es raro que de Bartók se diga que ha sido el personaje más importante en la historia de la música húngara.
Ahora existen varios cantantes y grupos que intentan unir los motivos clásicos y folclóricos con las tendencias modernas, cosa que no es muy simple, pero imprescindible para mantener la presencia del pasado. Y además, como hemos visto en el caso del grupo llamado ’NOX’, este tipo de música puede elegantemente representar a Hungría en eventos internacionales. Una de sus canciones fue la canción oficial del Campeonato Europeo de Natación.
Hoy en día la música, como elemento lúdico y fuente de diversión, es mucho más compleja y diversificada de lo que era antaño. Desde la revolución de la música en 1955, con el nacimiento de ’Rock Around The Clock’ de Bill Haley; y con esta canción, el nacimiento del rock&roll, el número de géneros musicales diferentes, sean populares o alternativos, es casi innumerable.
En Hungría hay ciertos géneros musicales cuya popularidad es grandísima. Podríamos dividirlos en los dos grupos más característicos, la música instrumental y la música electrónica. Ocurre frecuentemente que los jóvenes amantes de uno de estos grupos no pueden soportan al otro. Los amantes de la música instrumental dicen que el sonido que no sale de un instrumento propiamente dicho, no se puede considerar música verdadera. Por otra parte, los amantes de la música electrónica opinan que esa otra música es imposible bailar ni digna de una fiesta en una discoteca. Pero la mayoría de personas no es tan extrema. Es normal que uno escuche un poco de hip-hop, de rock y de clásica, por ejemplo.
Claro que también se podría clasificar entre ’música popular’ y no tan popular. La música popular sería aquella que se pone constantemente en la radio y en las discotecas, la que está de moda escuchar. Aquí estarían el pop, el drum&bass, el R&B, el trance y el techno, entre otros tantos que se podrían mencionar. Los géneros alternativos, por su parte, no son tan populares. Su público es más pequeño y prácticamente solo se pueden escuchar y bailar en pequeños clubs y bares especializados.
Después están los lugares de los amantes. Los amantes del rock o el heavy metal. Estos son géneros que influyen definitivamente en la apariencia de la gente. A algunos de ellos es muy típico verlos vestidos totalmente de negro, incluso con los ojos pintados de negro y con toda una serie de pequeños detalles distintivos de su música y de su modo particular de vida. La música caracteriza e influye su vida privada y pública. Van siempre a los mismos sitios y la música es condición fundamental a la hora de buscar pareja.
Pero ¿qué es lo que hace que un grupo dé en el clavo y se haga famoso en un mercado de música tan desconsolador? Hoy el talento es algo secundario para los productores. Lo que importa es el dinero potencial que el disco traiga y es en los géneros populares donde es más fácil conseguirlo. De ahí que sean los preferidos de las compañías.
En Hungría, una vez que un grupo o un cantante tiene éxito, sigue trabajar muchísimo para mantenerlo. El público se aburre muy fácil y rápidamente. Siempre hay que mostrar algo nuevo. En este contexto solo unos pocos logran triunfar con letras mayúsculas y son los que consiguen que sus discos se vendan en otros países.
La fama mundial sólo la merecen los mejores. El número de estos cantantes húngaros es muy reducido. El más popular es Ákos Kovács, un artista del que todos sus discos son de la mejor calidad. Trabaja en la industria de la música desde 1993, y desde el principio escribe canciones en húngaro y en inglés, lo que facilita que su nombre sea reconocido en otros países.
Otro grupo con éxito internacional y que ya he mencionado en párrafos anteriores es NOX. A los europeos, la novedad del folclore húngaro les gusta y de ahí su éxito. También está Tankcsapda, un grupo de rock. Sus canciones se han traducido al inglés y se venden muy bien en Alemania e Inglaterra. Después hay ejemplos como Edvin Marton o Princess, las tres chicas violinistas, que son más populares en el extranjero que en su propia patria, Hungría.
La diversidad musical en Hungría es bastante grande. Las influencias internacionales siguen moldeando el gusto de los húngaros, pero todavía queda una importante corriente distintivamente húngara que mezcla un poco de electrónico, un poco de rock y un poco de nuestra música tradicional.
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