por Albert Lázaro Tinaud
Cuando recibes la noticia de la muerte súbita de un amigo, te quedas sin palabras. Puede parecer un tópico, pero cualquiera que lo haya experimentado lo sabe muy bien. Ayer al mediodía moría en Barcelona Eloi Castelló i Gassol, y hoy nos ha llegado la noticia.
Eloi había nacido en Tàrrega en 1972, se había licenciado en filología catalana en Barcelona, y se había especializado en literatura medieval y edición. De este interés suyo por el medioevo catalán salió la edición, compartida con Antón Maria Espadaler, del Cançoner dels comptes d’Urgell (Ediciones de la Universitat de Lleida, 1999).
Pero sin duda, la labor más importante que llevó a cabo Eloi Castelló fue la de traductor de literatura húngara al catalán. Después de haber trabajado como lector de catalán en la Universidad Eötvös Loránd en Budapest (al lado del prestigioso catalanista Kálmán Faluba) y en Szeged, entre los años 1998 y 2004, y de haber aprovechado sus estadías allí para aprender húngaro, se inició en este injustamente maltratado oficio de la traducción e hizo posible que los lectores catalanes accedieran a la obra de algunas de las letras más importantes de la literatura húngara, como Magda Szabó, de la que tradujo, en colaboración con Maria Ginés, la magnífica novela “La porta” (La Magrana, RBA, 2005); Sándor Márai, del que tradujo otra novela imprescindible, “La dona Justa” (Edicions 62, 2005 -siempre sostenía que el título que habían elegido tanto el editor catalán, como el de la edición castellana eran ambiguos-); el premio Nóbel Imre Kertész, del que nos proporcionó tres obras: “Sense destí” (Quaderns Crema, 2003), “Kaddish pell fill no nascut” (Quadern Crema, 2004) y “Liquidació” (Edicions 62, 2004); Ferenc Molnár, del que tradujo su más famosa pieza teatral, Liliom y que además fue la primera traducción suya del húngaro aparecida en formato de libro (Editorial RE&MA 12, 2003), e incluso fue representada en la Sala Beckett de Barcelona en febrero y marzo de ese mismo año; y Dezső Kosztolányi, uno de los narradores húngaros más famosos, con la versión de “Anna Édes” (Edicions Proa, 2006), que hace muy poco pudimos encontrar en las librerías. También tradujo algunos cuentos cortos de István Örkény y un relato, “Els visitadors”, de Lajos Grandel.
Cuando le pedí, allá por Navidad, su bibliografía completa para incluirla en la base de datos bibliográfica que entonces preparaba la Casa de l’Est, me dijo que todavía tenía tres traducciones inéditas: “Alosa”, de Kosztolányi, “El Déu de la pluja plora sobre Mèxic”, de László Passuth y “Si jo fos gran”, de Éva Janikovsky.
Eloi era miembro de la Casa de l’Est, de la Associació Cultural Catalano-Hongaresa y colaboraba con el Comité de Traducciones i Drets Lingüístics del PEN Català.
La cultura catalana acaba de perder, por tanto, a un hombre joven que todavía nos podría haber abierto muchas puertas, un conferenciante muy bien documentado sobre la lengua y la literatura húngara y un luchador incansable por el reconocimiento de los derechos de los traductores literarios. Algunos, además, perdimos un amigo leal, un buen conversador, un enamorado de lo que hacía, a pesar de los escasos resultados económicos que recogía. Ya no lo tendremos entre nosotros, pero su recuerdo, su bondad, su fina ironía, su disimulada timidez, quedarán para siempre indelebles en los que tuvimos la suerte de tratarlo. Y su obra permanecerá perenne en las bibliotecas de los buenos amantes de la literatura.
Nuestro agradecimiento sincero, Eloi, por lo que nos diste, aunque ya no lo puedas recoger.
Traducido por Sebastián Santos del original publicado en el Foro de la Casa de l’Est Eloi Castelló i Gassol falleció en Barcelona el pasado 28 de febrero a la edad de 34 años. Días más tarde, el 9 de marzo, la Associació Cultural Catalano-Hongaresa, la Casa de l’Est y el Comitè de Traduccions i Drets Lingüístics del PEN Català organizó un homenaje en su honor en La Pedrera de Barcelona. Intervinieron en el acto el Cónsul General de Hungría de Barcelona, Ferenc Szabó; el profesor Károly Morvay, de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest; el traductor literario Adán Kovacsics; Frederic Guerrero y Albert Lázaro-Tinaut de la Casa de l’Est; Zsigmond Kovács, de la Associació Cultural Catalano-Hongares;, Rossend Arqués, del PEN Cátala; y la profesora Dolors Udina, que leyó algunos fragmentos de su obra.
El acto se realizó a continuación de la mesa redonda con el título “Extermini i traducció”, a la cual Eloi Castelló había sido invitado.
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