Después de atropellar al personal con, por lo menos, un par de revoluciones industriales, los sociólogos y economistas de prestigio todavía no se ponen de acuerdo a la hora de definir el “cuarto sector”. Los amantes y fieles seguidores del Nasdac no dudan en definirlo como el sector de las telecomunicaciones; pero también hay una banda de “raritos” que hablan del cuarto sector como aquel del voluntariado. Habría que preguntarles por qué no avanzan casilla y se decantan, para evitar debates vanos, por un cómodo y tranquilo quinto sector.
El caso es que este último cuarto o quinto sector se define de manera funcional como aquel en el que una porción de la mano de obra de los países desarrollados, expulsada del sistema de producción por el avance tecnológico y el desempleo estructural ocupa progresivamente los espacios que, con habilidad, el estado neo-liberal va dejando vacíos.
Comenta Daphnakadabra,a raíz de la foto que ilustra la editorial, que en el antiguo Egipto acostumbraban medir los corazones al morir. Básicamente era cuestión de ver si eran más livianos que una “pluma”. Si no lo eran significaba que no estaban limpios, que tenían todavía algún problema por resolver. Justamente ese es el procedimiento que muestra la instalación de la fotógrafa. Aquí la impoluta y “blanca” joven hace de balanza. El corazón busca equilibrarse contra una Biblia. Todo consiste en balancear, por un lado la presión social y las reglas que se supone debemos seguir y por otro lado el modo en que lo hacemos. La pregunta es si el corazón es más liviano que todas esas expectativas morales.
De estas dos formas de encarar la “entrega”, una más calculada que la otra, solo nos queda mirar de reojo y desconfiar de los chicos buenos, que siempre son más feos que los malos, por cierto; o pensar que en algún momento lo hicieron de corazón pero ahora.... seguro pillan cacho.
domingo, abril 29, 2007
Sangre de voluntarios o voluntarios de papel
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