viernes, marzo 10, 2006

¿El holocausto tiene memoria?

por Kléber Mantilla



En la calle Páva, número 39, de Budapest se ubica uno de los archivos históricos más crudos de Hungría y del mundo. Una sinagoga judía refaccionada junto a un pulcro museo oscuro son la memoria latente sobre los horrores de la guerra. Fotos, videos, escenografías, documentos, utensilios, un tanque de gas Zyklon B, ropas, estrellas amarillas, uniformes a rayas azules y blancas, pancartas viejas de prohibición a los zsidók –judíos– en sitios públicos, y mil detalles más están ahí… para que nadie lo olvide.
A manera de introducción, una sala nos cuenta los acontecimientos vividos después de 1918, cuando el Imperio Austrohúngaro fue desmembrado y Hungría se convirtió en república. El paso por el poder de Miklós Horthy, el último comandante de la flota de Austria-Hungría.
En 1920, con el Tratado de Trianón, Hungría perdió el 67,8% de su territorio a manos de sus países vecinos, por esta razón se acercó en los años 20 y 30 a los países que se oponían al nuevo orden internacional, primero a Italia y luego a Alemania. Hasta cuando el primer ministro Gyula Gömbös firmó un tratado comercial con el III Reich.
En Hungría aparecieron los grupos ultraderechistas y el Movimiento Cruz Flechada, un partido fascista y antisemita creado por Ferenc Szálasi, en 1937. Luego, el marino Horthy y el primer ministro Béla von Imrédy visitaron Berlín para aprobar luego las primeras leyes antisemitas.
El Centro Memorial del Holocausto (CMH) divide en 8 segmentos a esta historia, cinco momentos se relacionan con las privaciones: a los derechos, la propiedad, la libertad, la dignidad humana y la vida.
El proceso en Hungría parte desde mayo de 1938 cuando se limitó la presencia judía en el comercio, la industria, las profesiones liberales y el gobierno y un año después se redujo la participación judía en la economía al 6% y se les discriminó también en la medicina y la abogacía.
El 20 de noviembre de 1940 Hungría se adhirió al Pacto Tripartito (Alemania-Italia-Japón) y obtuvo la Transilvania septentrional de Rumanía, uno de los territorios perdidos después de la primera guerra mundial y en abril de 1941 el Ejército Húngaro participó en el ataque a Yugoslavia, que fue conquistada en sólo once días.
Para julio de 1941 miles de judíos húngaros fueron deportados y reasentados por su propio gobierno en los territorios ocupados de Ucrania. Al mes siguiente muchos serían asesinados por los Einsatzkommando alemanes.
En abril de 1943 Hitler se reunió con Horthy para acordar la deportación de todos los judíos húngaros, sin embargo el almirante se negó a aceptar el pedido, a pesar de ser él antisemita. En aquellos días, a pesar de las marginaciones y de algunas deportaciones, los judíos húngaros vivían bien en comparación a los del resto de Europa. Muchos pensaban que a ellos ya nada malo podría ocurrirles; pues padecían “la pobreza de la imaginación”, según palabras de la escritora Ida Fink, sobreviviente del Holocausto.
No. Lo macabro estaba por venir. Muy pronto se les expropió de todas sus posesiones y en abril se les comenzó a encerrar en guetos, se prohibió la unión de judíos con no judíos, mientras el nazi Adolf Eichmann supervisaba todo. El museo muestra con detalle los sitios de reclutamiento en cada provincia y distrito húngaro.
Los días 29 y 30 de abril (1943) dos trenes con un total de 3.800 personas salieron desde Hungría y llegaron a Auschwitz el 2 de mayo. Se apartó a 482 hombres y 616 mujeres para trabajar; los restantes 2.698 fueron gaseados con Zyklon B, nombre comercial del cianuro de hidrógeno cristalino en forma de gas, fabricado por I.G. Farben y normalmente usado como insecticida. Este fue el agente de matanza para el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, una granja reformada, que operó desde el 26 de marzo de 1942.
Heinrich Himmler ordenó la construcción de cuatro crematorios con cámaras de gas, que fueron fabricados por la empresa J. A. Topf & Söhne de Erfurt, pues ya había determinado que todos los judíos debían ser trasladados a Auschwitz o Majdanek. Las ejecuciones más masivas tuvieron lugar entre el 8 de mayo y el 29 de julio de 1944. Rudolf Höss tenía la orden de gasear a los judíos húngaros. En determinados días, según ciertas fuentes, fueron asesinadas cerca de 24.000 personas, muchas de las cuales, debida a la escasa capacidad de los crematorios, fueron quemadas en hogueras al aire libre.
A mediados de julio 147 trenes habían transportado a Auschwitz a 437.000 judíos húngaros. Después, la presión internacional, el avance soviético y la oposición de Horthy, presionado por el Vaticano, detuvieron las deportaciones.
Al llegar el otoño Horthy estaba desesperado, el frente ya estaba dentro de su país. Decidió entablar conversaciones con los soviéticos para acordar un armisticio, pero los nazi no lo dejaron y se colocó al frente del país a Szálasy, el líder de los Cruces Flechadas. De esta forma Hungría siguió combatiendo al lado de Alemania.
La mayor cantidad de roma o “gitanos” llegaron a Auschwitz en la primavera. Unos 23 mil fueron usados para hacer trabajos forzados, o asesinados en las cámaras de gas. Entre 6.500 y 16.000 roma húngaros fueron asesinados, según la recopilación del CMH.
Los tipos de la Cruz Flechada eran igual o más sanguinarios que los nazis. Además de colaborar en las deportaciones, se encargaron de asesinar y arrojar al Danubio a miles de personas. Ataban a sus víctimas por parejas y disparaban sólo a una de ellas, para ahorrar balas. El peso del muerto hundía en el río a la otra víctima, que moría ahogada.
En Budapest los judíos no habían sido deportados. Pero, los nazis, la Cruz Flechada y el grupo Nyilas (otra organización fascista) les prohibieron abandonar la ciudad y comenzaron a realizar redadas. Ante la proximidad de las fuerzas soviéticas decenas de miles fueron obligados a ir a la frontera con Austria en una marcha en la que muchos murieron .
El ejército rojo entró en Budapest en la Navidad de 1944, el 27, la ciudad quedó cercada y el 13 de febrero de 1945 Hungría se rindió. Unos 80.000 voluntarios húngaros sirvieron en las Waffen SS formando parte de cuatro divisiones.
La exhibición termina con un espacio para los responsables y una invitación a la libertad. Ferenc Szálasy fue capturado, juzgado y ejecutado el 12 de marzo de 1946. Al final de la guerra el almirante Miklos Horthy estaba detenido en Alemania. Actuó como testigo en los juicios de Núremberg. Murió en 1957.
Si en este espisodio murió el hombre, el concepto de hombre y el corazón del hombre, tal vez sea por eso mismo que el hombre aún no ha entendido. Al terminar esa guerra el 70% del total de judíos de Hungría fueron asesinados, como ahora son asesinados pueblos enteros de Afganistan e Irak y existen prisiones facistas como Guantanamó a vista y paciencia de todos.
“La Negación del Holocausto no debería ser vista como una agresión a un grupo en particular. Sus planteamientos constituyen un insulto a la civilización toda. Sus ataques a la historia de los judíos constituye un ataque a los valores más elementales de una sociedad racional. En la medida de que la sociedad toda logre visualizar sus verdaderas intenciones, se estará defendiendo a la historia de manipulaciones intencionales que responden a perniciosos objetivos y se estará defendiendo a la humanidad de nuevas atrocidades”, dice Isabel Burstein de Kohn, filósofa de los genocidios.

Fuentes:

- El Eje y el Holocausto, Núñez Díaz Pedro.
- Holocaust Memorial Center, H 1094 Budapest, digital database.

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