jueves, julio 13, 2006

El forinto cae como la lluvia inesperada y torrencial de cada tarde


Los meteorólogos nos habían predicho, con las manos en el fuego, que tendríamos un verano triste, gris, frío y lluvioso. Muy por el contrario el verano es una gloria y más parece que estemos en alguna isla del Caribe, con sus susodichas tormentas tropicales de las 7 de la tarde. Con el forinto ha pasado tres cuartas partes de lo mismo. Nadie se esperaba esta abrupta devaluación. A los turistas les va bien; los que vivimos aquí leemos el periódico con cierta inquietud, algo asustados por las hipotecas que cotizan en francos suizos y cambiando las propuestas de viaje a la Europa de los 15 por el recupero de Transilvania, sus montañas y su gente mágica.

Las variaciones en el precio del forinto son la cara visible y a veces escandalosa de un panorama económico y político mucho más amplio. Desde que acabadas las pasadas elecciones el gobierno socialista presentó su nuevo programa de reformas el paquete ciudadano vive en vilo. Los voceros del gobierno no logran dar una imagen seria de su programa y las sucesivas contradicciones del discurso político terminan por marearnos.

Esta semana se ha votado finalmente en el parlamento el programa de ajustes y como era de esperar aquellas propuestas que requerían los 2/3 de la cámara no han prosperado, pero sí buena parte del resto de medidas impositivas y de recorte. Ahora sería de esperar un panorama político más tranquilo, al menos claro; pero julio y agosto son meses de impasse, la administración funciona lentamente y nuestras dudas, más que justas, no son atendidas con la debida celeridad. Hay que respirar hondo y esperar a septiembre, confiados en que los tecnócratas del Banco Central sepan organizar la jugada y no dejen que al forinto se lo lleve la corriente.

Hungría no determina, ni mucho menos, el curso de la entramada economía mundial. Asentada en el grupo de los llamados países emergentes disfruta o padece de los vaivenes, de las burbujas y de las crisis. La incertidumbre del equipo Gyurcsány comparte la misma del equipo Bush, se refleja en él y espera, con una sonrisa medio muerta, el retorno de su imagen convertida en inversiones de riesgo.

Espero que disfrutéis con esta colección de artículos de “El forinto cae como la lluvia inesperada y torrencial de cada tarde ” y que os animéis, quienes viváis o hayáis vivido en Hungría a escribir en las próximas ediciones. Solo tenéis que enviarnos un e-mail y os contestaremos a la brevedad indicándoos formato y tema.

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