por Timea Radó
Desgraciadamente, leer no es un pasatiempo muy popular entre nosotros los húngaros, respetuosos de los tendencias mundiales que proclaman los expertos. Se dice que con la evolución de la media esta forma de entretenimiento ha pasado de moda. No es sólo que los adultos no lean, por el natural agotamiento al que nos tiene acostumbrados el trabajo, sino lo más alarmante es que a los jóvenes no les interesan los libros, al menos según las estadísticas.Y por eso me considero una persona afortunada y no sólo porque con mucha frecuencia, sino además porque tengo muchos amigos que optan por pasar su tiempo libre leyendo una novela. Fuera de mi selecto grupo, debo admitir que hoy, encontrar a alguien con el que se pueda discutir un libro o que pueda recomendar un escritor es una pura una casualidad.
Pero, ¿qué leemos cuando se nos da la oportunidad? No sólo libros de los escritores húngaros más famosos, los que nunca pierden popularidad, como Mikszáth, Jókai o Gárdonyi, sino también escritores modernos, y por supuesto literatura internacional de ayer y de hoy. Las novelas francesas e inglesas son las favoritas.
En cuanto a la literatura que viene de los paises hispanoamericanos hay algunos escritores que están muy de moda, pero dentro de un círculo digamos reducido. Este tipo de literatura no tiene mucha tradición en nuestro país. Si le pedimos a un húngaro, seleccionado al azar, que mencione por lo menos tres escritores latinoamericanos, probablemente no podrá hacerlo.
Pero si alguien llega a enumerarnos los escritores que conoce o ha leído, seguro mencionará los del boom latinoamericano: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Jorge Luis Borges. La mayoría hará referencia a las novelas y apenas conocerá algún que otro poema, en general no hay predilección por la lírica.
Entre los tres nombres mencionados, el de Márquez es lo más conocido. La editorial húngara que lo promociona ha procurado mantener siempre el mismo estilo y tipo de presentación, así que no es difícil identificarlo en las estanterías. Pero ¿cómo puede ser un autor de Colombia tan conocido en el centro de Europa?
La literatura de Márquez es mágica. Suelen llamar a su estilo “realismo mágico”, estilo que él mismo creó uniendo la vida cotidiana de su pueblo con historias misteriosas, el folclore con una extraña organización del tiempo y las secuencias. Mágico.
Por una parte, conocer la vida de un pueblo tan lejano significa mucho para el lector húngaro, casi diríamos abre “un nuevo mundo”. Por otra parte, uno de los escenarios preferidos de Márquez, el pueblo pequeño, no representa en absoluto algo desconocido para nosotros. Es algo así como la sorpresa de la diferencia y la coincidencia de dos puntos tan alejados del globo. Nos encanta pensar en ese pueblo al lado del mar en América Latina.
Y ¿qué más? El estilo de Márquez, en algunos libros, es bastante complicado, por ejemplo en “Cien años de soledad”. Para llegar al meollo es de receta leerlos por lo menos dos veces y así vamos enterándonos de más y más cosas y descubrimos un universo realmente exótico, como el de Macondo, este fabuloso pequeño rincón contado de ancianos a niños, de generación en generación.
Márquez se esmera en transmitir al mundo entero las tradiciones que representan a su país y a Latinoamérica. Y además nunca ha esquivado el compromiso político. Estuvo al lado del Che Guevara y de Fidel en tiempos de la revolución y sigue. En 1982 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura y su obra autobiográfica, ‘Vivir para contarla’ (2002) ha ganado una gran fama en Hungría.
Mario Vargas Llosa, escritor y ensayista peruano también vende un gran número de libros en Europa y nuestro país. Su estilo es parecido al de Márquez. Se pueden encontrar las huellas del realismo mágico, pero con un estilo mucho más complicado y estructuras mucho más complicadas, donde fácilmente uno llega a perderse. Sus libros más conocidos son ‘La ciudad y los perros’, ‘Pantaleón y las visitadoras’ y ‘El Paraíso en la otra esquina’.
Jorge Luis Borges es conocido casi en el mundo entero, como escritor y filósofo. Vivió no sólo en su patria, Argentina, sino también en Europa, y como buen escritor bilingüe, sus obras están cargadas de un denso ambiente internacional, pero donde Buenos Aires ocupa un papel privilegiado. Fue un escritor prolífico y aún ciego, a causa de una enfermedad hereditaria, siguió escribiendo, imparable. Sus obras no pasan de moda.
Como vemos, al lector húngaro le encanta este realismo mágico de la literatura hispanoamericana. Pero aunque la fama de estos autores no es cuestión de debate, estaría muy bien que nos ocupásemos de otros, para así poder conocer otros aspectos de esas latitudes.
1 comentario:
Quizás lo extraño de las diferencias, es mostrar el otro lado, el lado de lo semejante, lo conocido, lo cercano, pero contado con otras palabras. Aunque esos tres escritores no son mis favoritos de entre los latinoamericanos, es interesante su difusión en Hungría. Bonito artículo.
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