por Ágnes Lammel
Érase una vez un equipo en Dombori… Así empieza, o quizás así termina, un sueño que se ha vuelto realidad…
En mayo de 2006 la Fundación Planet ganó un concurso de la Unión Europea para realizar unas jornadas llamadas “Deporte e Igualdad”. Participamos en ellas 33 jóvenes de 4 países (España, Austria, Bulgaria y Hungría). Durante una semana se sucedieron sin descanso múltiples presentaciones, talleres, excursiones, juegos, entrenamientos y fiestas nocturnas.
Para daros una idea, cojo un día al azar y os lo describo. A las 8 de la mañana, deporte, carrera y remo. A las 9, el desayuno. Después varios talleres hasta la hora del almuerzo. Entre las 2 y media y las 5, algún deporte importante de uno de los países participantes. De ahí hasta las 7, alguna performance de países más lejanos, como por ejemplo capoeira o baile hindú. Después, cena y a partir de las 10 entrenamiento para la final, seguido de fiesta hasta el amanecer.
La meta de las jornadas era reflexionar, en el marco de la globalización de la educación, sobre los problemas pendientes y quizás insolubles de nuestro planeta. Pasamos una semana bajo el signo del Comercio Justo. Su esencia es la transparencia de las relaciones comerciales, llamando la atención sobre el trabajo infantil y la explotación en los países pobres. Se intenta crear un vínculo directo entre los productores en origen y los compradores, expulsando de la red comercial a los intermediarios que solo miran por sus beneficios.
En función de los temas de las jornadas (comercio justo, deporte, globalización e industrialización) tuvimos que, primero investigar sobre ellos y luego confeccionar carteles y proponer soluciones. En uno de los talleres, por ejemplo, probamos y examinamos la situación de los minusválidos. En grupos de cuatro (uno hacía de ciego, otro de sordomudo, otro de inválido y el cuarto de persona sin minusvalías) tuvimos que preparar los distintos elementos para una maqueta de pista. “Yo fui inválida, y gracias a este ’juego’ aumentó mi respeto hacía los inválidos, porque, aunque solo un poco, pude sentir sus mismas dificultades” –dice Vanesa.
En un otro taller representamos una situación real del sur de Bulgaria, dónde en una nueva fábrica de zapatos los obreros trabajan entre 16 y 18 horas por un salario de hambre. En tanto dueños, organizadores, trabajadores y representantes de derechos humanos tuvimos que discutir la situación. “Para mí, como dueña, era horroroso insistir en que ellos necesitaban este trabajo, aún en estas condiciones.”- dice Raphaela.
Junto al deporte, juegos y trabajo, nos quedó tiempo para salir de excursión y visitar algunas ciudades, como Pécs o Szekszárd, donde entre otras cosas, fuimos a ver un partido de baloncesto de la NB1
Los tambores españoles y su espíritu de fiesta incesante, la bebida nacional de Bulgaria, la compañía emocionante de los austriacos y nuestro apoyo inspirador, dieron una mezcla que produjo un ambiente perfecto, íntimo.
Durante los entrenamientos, el deporte era comunicación. Y al final, en “La Copa”, contra los jóvenes de Tolna, jugábamos como un verdadero equipo. Los 33 jóvenes llegamos a ser uno cuando terminaron las jornadas.
Y para terminar dejadme citar a algunos de los participantes: “Nosotros nos hemos vuelto una gran familia”(Gergő). “Tras el trabajo y el deporte todos fuimos como átomos en una molécula” (Juanlu).
Fue como un sueño. Y todavía lo siento. Y puedo decir, con todo mi corazón, que fue una de las semanas más bonitas de toda mi vida. Y los ojos se me llenan de lágrimas cuando la recuerdo.
Los jornadas tuvieron lugar entre el 4 y el 12 de noviembre, en Dombori, al sur de Hungría.
Participamos 33 jóvenes de 4 países diferentes: 8 españoles, de la Organización “Casa de la juventud” e “Imagina”; 10 búlgaros del Barbastro Work Team y del “PTPI AUBG Chapter”; 6 austríacos del “Akzente Salzburg”; y 7 húngaros de la “Fundación PLANET”. Además contamos con la colaboración de un fotógrafo portugués y la asistencia de una búlgara de “EVS”.
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