La abundancia de obras en Budapest es un hecho. Patearse el cartel es una operación cansadora y probablemente imposible. Tal es la dimensión de la plataforma teatral húngara que hasta el universo hispano tiene su lugar. Estos días tenemos la oportunidad de apreciar varias creaciones de directores hispanoamericanos y de obras basadas en piezas de la península o Latinoamérica. Todo un lujo para la diminuta colonia latina “atrapada” felizmente en Hungría.
El teatro que se hace en Hungría no es contestatario ni especialmente provocador, más bien resulta de una tradicional mezcla de piezas célebres, profundas y serias con los latigazos de las nuevas generaciones experimentales. No son las grandes escenografías, sino las piezas pequeñas las que cuentan. Y todo ello gracias al buen número de salas de Budapest que funcionan sin parar temporada a temporada ofreciendo cada una de ellas varias piezas al mismo tiempo.
Ahora parece que algo está por cambiar porque el gobierno ha anunciado que eliminará, a partir de este mismo año, un buen porcentaje de los subsidios al teatro, en el marco de su repetido Plan de Convergencia. Si las cosas no cambian, unas 13 salas habrán desaparecido antes de diciembre de 2007. Una verdadera pena. Y al final tendremos que conformarnos con las puestas en escena que nos ofrece la naturaleza, aunque a veces ni eso. ¿Por qué la terrible tormenta, que tanto divirtió a los británicos, a nosotros no nos quiso azotar la semana pasada? ¿Por qué pasó, sigilosa, fronteriza? Igual, aunque poco, me gustaría saber lo que el viento se llevó aquella noche.
Espero que disfrutéis con esta colección de artículos de “El teatro cada vez se pone más serio” y que os animéis, quienes viváis o hayáis vivido en Hungría a escribir en las próximas ediciones. Solo tenéis que enviarnos un e-mail y os contestaremos a la brevedad indicándoos formato y tema.
viernes, enero 26, 2007
El teatro cada vez se pone más serio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario