por Pablo Valentín
El pasado 15 de febrero entró en funcionamiento la controvertida Reforma Sanitaria en Hungría. Este acontecimiento supone un hito histórico en la política sanitaria húngara, con una clara tendencia de apertura hacia sistemas sanitarios privados. Los puntos que abarca esta reforma son, cuando menos, chocantes en un país donde todavía existen vestigios de mentalidad comunista. No es de extrañar que la Reforma Sanitaria, dentro de las medidas enmarcadas en el paquete Gyurcsány, sea tachada como una de las más impopulares.
Para poder entender la necesidad de las reformas en el Sistema Sanitario, basta con echar un vistazo a las tablas adjuntas, que representan las curvas de evolución del déficit del Fondo de Pensiones y Sanitario, y la evolución de la contribución de las nóminas (impuestos pagados por empleadores y empleados) al mismo.
El déficit en el fondo sanitario es cada vez mayor mientras que la contribución proveniente del pago de impuestos no es suficiente para cubrir ni gastos sanitarios ni pensiones. El mensaje es muy claro y contundente, el Sistema Sanitario anterior a la reforma es simplemente insostenible desde el punto de vista económico.
Este hecho afecta cada vez más a la calidad del servicio sanitario. Muchas instalaciones pertenecientes al Sistema Público Sanitario necesitaban inversiones para su mantenimiento y modernización. Y estas medidas debían tomarse con la mayor urgencia posible. Si no, el Sistema Sanitario se hubiese visto abocado a la banca-rota inexorablemente.
A la vista de la situación, la cuestión es por qué se tardó tanto en tomar estas medidas. Aplazar la presentación de la Reforma Sanitaria, así como otras reformas de carácter fiscal, para después de los comicios de abril del 2006, supuso un acto de clara irresponsabilidad política, teniendo en cuenta la gravedad de la situación. La Reforma Sanitaria era más que necesaria, desde hacía tiempo.
Haciendo un repaso a los diferentes puntos de la citada reforma, podemos destacar los siguientes:
- Cobro de 300 HUF por visitas al médico de cabecera, especialistas y días de permanencia en hospitales. Si se requiere visita a domicilio del médico de cabecera, o se realiza una consulta a un especialista diferente del asignado, las visitas costarán 600 HUF.
Este sistema de pago por visitas tiene un tope de 20 visitas anuales. Por encima de dicha cantidad, se puede solicitar la devolución del pago al ayuntamiento.
Existen ciertas excepciones. Los servicios de urgencias médicas son gratuitos. Los menores de 18 años no deben pagar, así como las personas sin hogar. Las personas que reciben algún tipo de subsidio estatal por accidente, minusvalía o viudedad, deben pagar las visitas, pero la cuantía de su subsidio se verá incrementada en 300 HUF mensuales para ayudar al pago de las visitas sanitarias.
Determinados tratamientos médicos están también exentos de pago. Los tratamientos de enfermedades a largo plazo, como tumores, enfermedades hepáticas, diálisis, hemofilias, diabetes, transplantes, SIDA, esquizofrenias; los embarazos, partos y post-partos; y las vacunaciones y donaciones de sangre. Los tratamientos en casos de catástrofes sanitarias y epidemias también están exentos. - Reestructuración en la red de hospitales. Actualmente existen unas 200 unidades independientes en la red de hospitales húngara. Primeramente se introducen nuevas definiciones para los diferentes hospitales existentes, según el tamaño de sus áreas de influencia. Lo cual afectará a la partida presupuestaria para cada entidad.
En adición, se realizará un ajuste en el número de camas por hospital. El plan general contempla una reducción desde las 60.000 camas para enfermos actuales a 44.000 y una ampliación desde las 20.000 camas para enfermos crónicos actuales a 27.000. Lo que significa un recorte total de 9.000 camas.
Esta reestructuración hospitalaria pone en peligro la continuidad de instalaciones como el hospital infantil Schöpf-Mérei, donde existe una incubadora que ha conseguido salvar ya la vida de 22 recién nacidos. - Regulación del mercado de medicamentos. En caso de que las ventas de un determinado medicamento subvencionado sobrepasen el presupuesto anual para el Fondo Sanitario, se pedirá a los fabricantes que compartan los costes del exceso de ventas. También se pide a las empresas fabricantes de medicamentos una revisión a la baja de los precios de medicinas subvencionadas, que se hará pública en Internet.
La promoción de medicamentos será ahora más cara, pues se establece una nueva tasa en la licencia para la venta de medicamentos. Las recetas médicas serán comprobadas “on-line” desde las farmacias, frente a una base de datos central. Se potenciará el uso de medicamentos genéricos (más baratos). Un nuevo software de descarga gratuita ayudará a los doctores en la expedición de recetas médicas.
La prescripción de medicinas ya no será gratis. Se cobrará 300 HUF por caja incluso cuando el medicamento esté 100% subvencionado. Los medicamentos sin prescripción facultativa podrán ser adquiridos en establecimientos distintos a las farmacias. Existe una lista de 280 de estos medicamentos, incluyendo; anestésicos, cremas funguicidas, desinfectantes, antiinflamatorios, antihistamínicos, antiácidos, vitaminas, gotas para ojos y spray nasales. Dichos establecimientos deberán obtener un certificado del Servicio Nacional Público de Salud (ÁNTSz). - Creación de la Autoridad de Seguros de Salud. Dicha institución tendrá como objetivo principal, atender los problemas derivados de las licencias a compañías de seguros sanitarios privadas, controlando los contratos entre proveedores y asegurados, así como el control de calidad de los hospitales privados. Los pacientes podrán realizar reclamaciones a esta entidad frente a las compañías aseguradoras o frente a desagravios en el trato ofrecido por determinados hospitales.
Entra un hombre completamente calvo con una rana encima de la cabeza a la consulta del doctor. El doctor extrañado le pregunta; - Pero hombre de Dios, ¿qué hace usted con una rana en la cabeza? ¿Es algún tratamiento alternativo contra la calvicie? En esto la rana le responde; - ¡Que tratamiento contra la calvicie ni que niño muerto! ¡Yo lo que quiero es que me extirpe el calvo este que me ha salido debajo del culo!
Todo en esta vida es una cuestión de perspectiva. Por esta razón, intentaremos analizar la Reforma Sanitaria desde distintos puntos de vista.
En visión del gobierno en funciones, la Reforma Sanitaria supone la respuesta para detener la creciente tendencia deficitaria de un Sistema Sanitario que amenazaba con la banca rota. Lo cual es entendible a la vista de los datos presentados. Nos guste o no, hay que poner remedio a esta situación. El Sistema Sanitario tiene un precio y hay que pagarlo.
Las empresas fabricantes de medicamentos no van a acoger la reforma de buen agrado, ya que les tocará pagar tanto los excesos en cuotas de ventas fijadas por el gobierno, como la imposición de nuevas licencias para la promoción y comercialización de medicamentos. Sin embargo, los grandes beneficiados serán los comercios para los que se abre la venta de medicamentos sin prescripción médica.
Los profesionales sanitarios tampoco han acogido la reforma con los brazos abiertos. Por una parte, la gestión de cobros del sistema de pago por visita les incrementa el trabajo de gestión. El gobierno aboga por la utilización de autómatas en los cuales se pueden realizar los pagos por visita, pero no sufragará la adquisición de dichos dispositivos. Si no que deberán ser pagados desde la partida presupuestaria para cada entidad.
Muchos profesionales sanitarios han apuntado que el sistema de pago por visita podría transgredir el juramento hipocrático. Como en el caso de que un enfermo precise asistencia médica pero no tuviese dinero para hacer frente al pago de la visita médica. Sin embargo, la Reforma contempla la gratuidad de las urgencias médicas. En adición, el anterior argumento entra en claro contraste con la tan extendida práctica en Hungría del “dinero de bolsillo”, aptitud que deja en entre dicho la ética de los profesionales sanitarios húngaros.
Una cuestión que la Reforma Sanitaria no toca y que sería más que deseable desde el punto de vista de los profesionales sanitarios y de los usuarios finales, es la integración del sistema de pago por visita con un sistema de cita previa, generalizado para todas las unidades sanitarias existentes. Actualmente, el sistema de cita previa sólo funciona para determinados especialistas. Sería muy deseable extenderlo a las consultas de médicos de familia.
La reubicación de personal que realizan actividades irrelevantes, como los ascensoristas en determinados hospitales, tampoco está contemplada en la Reforma. Si bien esta cuestión podría ser abordada desde el punto de vista de cada unidad sanitaria individual, se podrían haber dado ciertas directivas o recomendaciones al respecto. Tampoco se establece inicialmente ninguna medida para la renovación o mejora del material médico necesario para la praxis.
Otro punto muy importante que se podría haber abordado en la reforma es la inclusión o formación de profesionales en nuevas tendencias sanitarias. La experiencia está demostrando la efectividad combinada con el bajo coste de tratamientos como la homeopatía, la kinesiología, la acupuntura, la aromaterapia o el Reiki, para el tratamiento de ciertas dolencias leves y graves. Los servicios de estos profesionales son cada vez más demandados por los ciudadanos. De hecho, en algunos hospitales húngaros se empieza a practicar el uso de medicinas homeopáticas. Incluir estas prácticas en el Sistema Sanitario sería un gran paso.
Por último y más importante, enfocaremos la reforma desde la perspectiva ciudadana. La reacción ante la impopular Reforma Sanitaria ha sido de queja y resignación. A nadie le gusta que le hagan pagar obligatoriamente por un servicio que anteriormente le resultaba “gratuito”.
En contraste, muchos usuarios del Sistema Sanitario daban con gusto el famoso “dinero de bolsillo”. Práctica ilegal por otra parte. Todo el mundo sabe que los salarios del personal sanitario en Hungría son muy bajos. Los pacientes intentan incentivar un mejor trato por parte del personal médico, dando un dinero bajo cuerda. La cuestión es, ¿un mejor trato a quien? ¿No sería ideal que a todas las personas se las tratase correctamente, sin diferenciar?
Tristemente, ciertos profesionales sanitarios animan a la realización de esta práctica. Basado en mi experiencia personal, puedo contar como las enfermeras del departamento de maternidad del hospital Szent Imre en Budapest, explicaban en una reunión a los futuros padres, lo ventajoso de “concertar” sus servicios debido al alto número de bebés que tienen que atender.
El sistema de “dinero de bolsillo” hace más costoso el servicio de sanidad para el paciente, y a la vez no contribuye a ninguna mejora en la calidad del servicio a medio y largo plazo (instalaciones, material médico, aumento de profesionales), solo redunda en beneficio individual del personal sanitario que lo acepta. Esta práctica debería de ser perseguida y eliminada. Simultáneamente se deberían revisar los salarios del personal sanitario.
Será interesante comprobar si el nuevo sistema de pago por visita influirá de alguna forma en la disminución del ausentismo laboral motivado por pequeñas dolencias. Antes era bastante directo ir al doctor y pedir un justificante médico. Pero ahora eso cuesta 300 HUF.
A la hora de evaluar cualquier sistema sanitario, hay una cuestión que nos viene a la mente. La salud de una persona está estrechamente relacionada en muchos casos con el estilo de vida que practica, como ya se ha demostrado estadísticamente. Entonces, ¿por qué personas que practican un estilo de vida responsable y comprometido con su salud deben sufragar los gastos sanitarios generados por otras personas que no lo hacen? Parece justo que quien más use el sistema sanitario, mayor contribución deba hacer al mismo. Todo esto, claro está, entendido dentro de un marco de solidaridad en el cual se afronten de forma comunitaria los costes más elevados y se garanticen los servicios necesarios para todos. Desde esta perspectiva, la Reforma Sanitaria se percibe bastante acertada. Dentro de este marco de pensamiento, cuadra bastante la idea de dirigir parte de los impuestos que graben mercancías, como el tabaco y el alcohol, al Fondo Sanitario.
Cualquier movimiento orientado a la mejora de la sanidad en un país, debería incluir tanto campañas de prevención de enfermedades y dolencias como alentar estilos de vida más sanos. Una vez más, un gran trabajo se puede hacer a este respecto.
Si bien la reforma planteada, está claramente enfocada a remediar la alarmante situación económica del Sistema Sanitario, no incluye ninguna medida directa para aumentar a corto o medio plazo la calidad de los servicios en la Sanidad Pública, confiando en la entrada de aseguradoras sanitarias privadas como única alternativa para el incremento de la calidad.
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