por Annamaria Preisz
Por fin, el 7 de Abril, Charles Simonyi se convirtió en el quinto turista en viajar al espacio (a la Estación Espacial Internacional). Desde el sábado pasará unos 12 días haciendo 160 órbitas alrededor de la Tierra y cubriendo 6.5 millones de kilómetros. En la misma tabla, Charles es el ser humano número 450 en dejar la atmósfera del globo, y también el segundo húngaro en el Espacio.
Charles es uno de los tantos millonarios que ha dado la informática. Su vida, plagada de aventuras y de velocidad siempre ha estado marcada por el éxito. Nació en Hungría, donde antes de irse a Estados Unidos ya había trabajado con ordenadores en la Universidad de Budapest, junto con su padre, que era profesor de Ingeniería Eléctrica.
A la edad de 17 años, en 1966, dejó el país, nada más terminar la escuela secundaria. Se fue ilegalmente y desde el primer momento supo que volver ya no sería posible; pero lo tenía muy claro, y estaba lleno de energía. Empezó en Dinamarca, e inmediatamente, con 18 años, pasó a Estados Unidos, donde lo admitieron en la Universidad de Berkeley, California. Años después recibió el título de ingeniero eléctrico. Después siguió Stanford, donde obtuvo el título doctoral en ciencia informática. De ahí en más todo el camino fue recto hacia la cima. Primero lo emplearon en Xerox, y en 1981 se fue a trabajar con Bill Gates, como uno de los fundadores de la empresa Microsoft. Participó en el desarrollo de importantes proyectos, como Words y Excel.
A todo el mundo le fascina la posibilidad de volar al espacio, por supuesto tanto o más que tener la cantidad necesaria para ello. Este viaje cuesta al menos 20 millones de dólares. Él tiene el dinero, le sale por 21,6 millones.
En la Ciudad de las Estrellas, cerca de Moscú, lo prepararon tanto física como psíquicamente. Charles se ha tomado muy en serio el viaje y entre otras cosas, y a conciencia, ha refrescado sus conocimientos de ruso, lengua que había estudiado antes de emigrar. Leyendo su blog parece ser que está disfrutando mucho de estas “vacaciones”. Y no solo con los entrenamientos y el viaje en sí, sino también con cada lugar donde lo ha llevado este periplo, con sus nuevos colegas, con las comidas, con las “siestas”. Asegura que nunca ha estado nervioso, en absoluto. Pasó cada uno de los sucesivos exámenes con excelentes resultados. El 27 de marzo llegó a Baikonur, en Kazajistán, y el sábado 7 de abril despegó.
Lamentablemente no podrá dar un paseo fuera de la nave, en el espacio exterior. Para obtener el correspondiente permiso debería haberse preparado más y mejor. El programa de Charles se concentrará en investigaciones científicas a bordo de la EEI. Sus tres objetivos principales son: lograr que los vuelos aeroespaciales adquieran carácter masivo, desarrollar al máximo la Estación Espacial y despertar pasión entre los jóvenes por la Ciencia Espacial. Por ejemplo, en su blog tiene una sección para niños, y durante su vuelo estará en permanente contacto por radio con varias escuelas.
Solo nos queda esperar, llenos de curiosidad, las sorpresas que nos traerá Charles desde la estrellas.
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