por Álvaro González
El pasado 7 de abril, el ingeniero multimillonario de origen húngaro, Charles Simonyi, se convirtió en el quinto turista espacial de la historia, marcando otro hito indeleble en los anales del país magyar.
Charles Simonyi de 58 años, y quien dejara Hungría a los 17 para realizar sus estudios de ingeniería informática en Estados Unidos, ya puede jactarse de ser el segundo húngaro en viajar al espacio y de convertirse en el quinto turista de la historia en hacerlo. Esto, luego que el sábado 7 de abril despegara desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán, Asia Central) a bordo de la nave rusa Soyuz, con rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI). "Está claro que el doctor Simonyi ha tenido mucho más éxito en la Tierra que nosotros en el Espacio", señaló días antes del despegue el presidente de la empresa Space Adventures, compañía responsable del vuelo que durará 12 días.
Por su parte, y aunque ayudará a la tripulación con experimentos científicos, el húngaro Simonyi ha asegurado que pasará la mayor parte del tiempo simplemente mirando por la ventana, observando el espacio y tomando fotos. No cree que su experiencia como ingeniero informático y piloto pueda ser útil en la estación espacial. Sin embargo ha expresado su voluntad de colaboración a la tripulación: "Soy parte del equipo y haré lo que el comandante me diga que haga", ha declarado.
En tanto, cabe señalar que la travesía de Simonyi, quien viaja acompañado por los cosmonautas rusos Fiódor Yurchijin y Oleg Kótov, no ha sido tan "viaje de placer" como muchos se pueden imaginar. A parte de tener que aprender muy bien ruso, Simonyi tuvo que comprender a la perfección el funcionamiento de los sistemas de las naves y de la EEI antes de emprender su vuelo.
Como dato curioso, lleva en su maleta una cinta de papel en las que se escribían (perforaban) los programas para los antiguos ordenadores fabricados en la década de 1960. "Llevo libros, apuntes y, como amuleto, un fragmento de cinta de papel para los ordenadores Ural-2 (soviéticos) en los que aprendí programación en 1964", subrayó el millonario.
Agotados los cupos
Si usted quiere ser el próximo en subirse a una nave espacial para orbitar la tierra, tenga presente los siguientes datos no muy alentadores.
Todos los cupos para los viajes turísticos a la Estación Espacial Internacional están copados hasta por lo menos dos años más. "Tenemos una lista de espera para aquellos que desean volar a la EEI. Hasta el 2009, todas las plazas están reservadas”, afirmó el jefe de la agencia espacial rusa, Anatoli Perminov al diario Trud.
Por su parte, y a la hora de hablar de costos, las cifras no son más auspiciosas, puesto que según fuentes rusas no oficiales, Simonyi habría desembolsado al menos 21,6 millones de dólares por viajar a la EEI en el llamado "turismo espacial". Sin embargo, otros medios de comunicación han asignado un valor de hasta 30 millones de la moneda norteamericana a los viajes orbitales para personas que no son cosmonautas profesionales.
¡Al infinito y más allá!
Al enorme ejemplo que entrega Simonyi en el plano profesional, con su viaje al espacio el genio informático entrega también un importante aliciente a las nuevas generaciones, puesto que está cumpliendo uno de los mayores sueños de juventud, surgidos a raíz del Sputnik, el primer satélite enviado por el hombre. Asi que ya lo saben todos aquellos que creen en quimeras imposibles. Los más descabellados deseos de adolescencia se puede cumplir en esta vida.
Para que tengas en cuenta, la estadounidense de origen iraní Anusheh Ansari se convirtió en septiembre del año pasado en la primer mujer turista en el espacio. Fue precedida por el estadounidense Dennis Tito, en 2001, el sudafricano Mark Shuttlework, en 2002, y el estadounidense Greg Olsen, en 2005.
¿Quién es Charles Simonyi?
De origen húngaro (a los 17 años dejó su tierra natal para estudiar informática en USA) y con 58 años, Charles Simonyi es uno de los millonarios más reconocidos en el mundo de la informática y uno de los fundadores de la empresa Microsoft, donde fue actor principal en el desarrollo de dos de los programas más conocidos de esta gigante de la computación, Word y Excel.
Aunque en la actualidad ya no trabaja para Microsoft, su gran labor a lo largo de varios años como responsable de la dirección de software, además de su popular "notación húngara" (metodología de escritura de código), creada a principios de los 90, lo han elevado a un sitial de honor dentro del ambiente de los ordenadores.
En la década de los 70 trabajó en Xerox Palo Alto Research Center donde desarrolló el primer editor de textos WYSIWYG (Bravo). A partir de ahí, sus reconocimientos alcanzan, incluso, un sillón de honor en el Instituto de Estudios Avanzados de Física Teórica en Princeton, donde pasaron genios como Einstein, Murray Gell-Mann o Richard Feynma. No por nada el mismísimo Bill Gates lo ha catalogado el más grande programador de todos los tiempos, pues sus desarrollos son utilizados por millones de personas en todo el mundo.
Actualmente, Simonyi es director de la empresa International Software, fundada por él mismo en el 2002 y donde se dedica a desarrollar herramientas que hagan sencilla la tarea de programación, utilizando imágenes, mapas y texto. Le ayuda su amigo Gregor Kiczales, otro ilustre profesor, creador de la programación de aspecto orientado. Como curiosidad, cada vez que uses los programadores de Windows estarás trabajando con la notación húngara creada por Simonyi.
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