viernes, septiembre 08, 2006

¿Una lengua complicada podría desaparecer?

por Kléber Mantilla


Philip Meyer, autor de “The Vanishing Newspaper” dice que el 2043 será el último año de la prensa escrita. Álvaro Vargas Llosa escribió algo parecido en “The Wall Street Journal” y el semanario “The Economist” planteó lo mismo. Dentro de este análisis juega un factor central la tecnología y la homogeneidad lingüística. Por un lado, internet empieza a copar la atención de los lectores y por otro, el idioma común de la tecnología absorbe al resto de lenguas consideradas débiles o difíciles.
En los últimos años los lectores de entre 15 y 24 años dedican un 30% menos a los periódicos tradicionales desde el momento en que acceden a internet. En este momento, son los diarios gratuitos los que más daño están haciendo a la prensa tradicional, pero a largo plazo, la amenaza llega online. Al mismo tiempo, el inglés y el español se extienden por la geografía mundial, a través de un juego bicéfalo entre tecnología y economía.
¿Pero la dificultad de un idioma puede producir su desaparición? Pues habría que definir primero qué es dificultad y para qué. Varios lingüistas dicen que el húngaro es la lengua más difícil de toda Europa y una de las más complicadas del mundo. El estonio, el euskera, el saami, el maltés, el finés y el húngaro no son de origen indoeuropeo como el castellano, francés o italiano. En la actualidad una lengua que no es de origen indoeuropeo sin duda corre riesgo de ser considerada difícil. Esto si se relaciona con la acción intelectual de aprenderla y hablarla.
En realidad, el húngaro o magiar, pertenece a las lenguas finoúgricas de tribus originales de los montes Urales. Por ello, el vocabulario húngaro es muy diferente a las grandes lenguas indoeuropeas clásicas. La falta de étimos latinos o griegos, lo hacen difícil de memorizar para hispanohablantes o francófonos. Además, su sistema fonológico presenta armonías vocálicas muy distintas a las lenguas indoeuropeas. ¿Pero qué tan distante está la desaparición o al menos la transformación de una lengua?
Según la teoría más aceptada, los magiares viajaron en el siglo nueve (d.c.) al actual territorio del país de Hungría y su lengua evolucionó de un estilo protohúngaro (en el 1000 a.c.), pasando por el húngaro arcaico (hasta 896 d.c.), húngaro antiguo (hasta el siglo 16) y el húngaro medio (de fines del siglo 18), hasta llegar al húngaro moderno.
En la actualidad, el húngaro se habla en Hungría y en territorios dispersos por Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Rumania, Serbia y Ucrania, que pertenecían a Hungría dentro del Imperio Austrohúngaro, y que pasaron a los países actuales al acabar la Primera Guerra Mundial. Así, en Rumania se concentró la mayor parte de los hablantes del húngaro fuera de Hungría: en la actual Transilvania. Y se calcula que los hablantes pueden ser unos 14 millones, unos 10,5 millones en Hungría, entre 1,5 y 3 millones en Rumania y 1 millón en el resto de los países limítrofes.
Algunos viajeros confirman que existe una radio permanente en lengua húngara en el centro norte de los Estados Unidos, para la gran cantidad de radioescuchas de esa zona. Sin embargo, dentro de la actual Hungría existen lenguas que ya desaparecieron y otras que pasan desapercibidas. En su historia recibió gigantescas oleadas de inmigración gitana. La última, en la segunda mitad del siglo XIX tras la liberación de los feudatarios y el inicio del desarrollo capitalista. Según la historia de los gitanos húngaros, en un censo de 1893, vivían unos 280 mil gitanos en este país. El mayor grupo, correspondía a los gitanos que llegaron más temprano y cuya lengua y cultura se perdió en su totalidad y se los conoce como “romungro”. Otro grupo eran los procedentes de los territorios rumanos, que hablan su lengua materna gitana, y se les denomina “gitanos valacos“. Un tercer grupo más pequeño son los gitanos “beas”, que viven en la zona suroeste de Hungría y hablan dialectos arcaicos del idioma rumano.
Pese a todo, la Unión Europea reconoce sólo al húngaro como lengua oficial de Hungría, que también es oficial en tres municipios de Eslovenia y Vojvodina en Serbia, y como una lengua de minorías en Austria, Croacia y Eslovaquia. En estos países vecinos el proceso de desaparición del húngaro es acelerado y dentro de Hungría la transformación es evidente.
A causa de su larga y complicada historia, el húngaro ha recibido muchos préstamos de otras lenguas como iránico, túrcico, eslavo y europeo occidental. Por ejemplo, del iránico vienen palabras como tej, vár (leche, castillo). Del osmano turco (siglos 16 y 17): egyetem, papucs, mecset, dzsámi (universidad, pantufla, mezquita, iglesia turca). Del latino: iskola, kollégium, múzeum (escuela, colegio, museo). Del italiano: cselló, kontó (violonchelo, cuenta). Del alemán: beigli, kastély, sógor (pastel, castillo, cuñado). Del eslavo: kapa, kasza (azadón, guadaña). También existen palabras húngaras que se fusionaron en el español como coche de kócsi o húsar de huszár. Una riqueza lingüística magistral y compleja.
Para entender lo difícil de aprender húngaro habría que revisar detalles gramaticales, como por ejemplo que se trata de un idioma aglutinante. Es decir, las palabras se forman uniendo a la raíz uno o varios sufijos. Estos sufijos pueden ser indicativos del caso, posesivos o el plural. Se trata de un tipo de lengua en el que, a una raíz fija, normalmente monosilábica, se aglutinan sufijos que modifican o precisan su sentido. El euskera, la lengua vasca, el quechua, el aymara, el finés, el húngaro y el turco son otras lenguas aglutinantes.
Además, en húngaro no existe el género como en español. El plural se forma añadiendo el sufijo -k al nombre, con la vocal de enlace de ser el caso. En cambio, el orden de las palabras no está establecido por reglas fijas, sino por la importancia que se les quiera dar en una determinada frase. Sin embargo, como tendencia general se escribe: sujeto, objeto y verbo.
Si bien algunos sonidos tienen correspondencia en español, muchos sonidos húngaros no la tienen. El húngaro dispone de algunos dígrafos (dos grafías) para hacer una letra, como “dz, dzs, sz, zs, cs, ty, gy, ny, ty, ly” y diacríticos como la “ű” que no existen en castellano aunque usan sonidos que sí existen como “cs” que suena como “ch” y “ny” que suena como ñ en castellano.
El húngaro posee 14 vocales, mientras en el español son apenas 5. Las 7 vocales básicas tienen sus respectivas vocales largas, a cada vocal le corresponde otra de pronunciación más larga. Las vocales largas se distinguen de las cortas por llevar acento simple o doble. (cortas: a, e, i, o, ö, u, ü.; largas: á,é,í,ó,ő,ú,ű). Si son frontales o traseras determina la forma de pronunciarlas, la lengua atrás o delante. Esta clasificación determina la armonía vocal, al momento de unir sufijos. Por ejemplo: ház (casa) házam (mi casa) o bajusz (bigote) – bajuszod (tu bigote).
En húngaro existen prefijos verbales que unidos a la raíz del verbo cambian o matizan el significado de éste. Los modos verbales son indicativo, condicional e imperativo, y los tiempos presente, pasado y futuro (“én írok” puede traducirse como yo escribo o yo estoy escribiendo). Los verbos poseen dos conjugaciones, la definida y la indefinida. El uso depende de reglas que se pueden resumir en la presencia o no de un objeto directo y que éste sea definido o no. Puede existir objeto directo pero si va precedido por la partícula indefinida egy (un/a) se utiliza la conjugación indefinida.
Y no solo en la actualidad existió la dificultad de comprender el húngaro, pues el nombre en castellano sería un error también, ya que se debe al asentamiento de los ávaros en las tierras de la antigua Panonia tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Durante los primeros siglos de la Edad Media se consideraba que los ávaros estaban relacionados con los antiguos hunos o descendían de estos y muchas veces se les llamaba por este nombre, por lo que su reino se acabó conociendo como Hungaria, que luego derivó en Hungría.

lunes, agosto 21, 2006

Los sabores de Hungría. Densos y efímeros, como el dolor y la alegría

Se puede comer y beber de muchas maneras diferentes en Hungría, con más o menos glamour, de forma más o menos convencional o con un poderoso ramalazo alternativo igual que en otras tantas capitales europeas o americanas.
Hay imágenes de la mesa húngara que nos pueden transportar por mimetismo a rincones alejados. Antes de ahora nunca un buen chorro de soda me había hecho sonar a centro Europa, más bien a un asado en el jardín de mi abuela, la ensalada y el tinto. Ahora resulta que es un invento húngaro. ¡Fantástica esta gente que me rodea!

¿Y la sopa? Si Mafalda hubiese nacido en Budapest otro gallo cantaría.
Vivimos en el reino de la sopa. Las hay de todos las formas y sabores, incluso no es raro encontrarse con una sopa de frutas con tejföl de primero, por supuesto frutas rojas, como la hasta ahora para mi incógnita grosella que nunca antes había visto en su forma natural.

Y de la comida, clave de la vida y de la muerte, salen cientos de frases, algunas dulces y acarameladas y otras duras y agresivas. Dejando de lado las calabazas que son todo un tema, y no justamente como accesorio para tomar mate, hay una expresión muy visual que dice “Comemos sopa negra”. Va todo mal, estamos cuesta abajo. No quiero decir con esto que lo de la tormenta de la noche de los fuegos artificiales en el Danubio fuese un augurio de lo que nos espera, pero sí se trata de una llamada de atención a lo divino, a un oráculo más que claro. Habría que festejar con más discreción, tal vez.

Todo cambia tan rápido en estas tierras... Y para eso no hay más que ver la volatilidad de bares y restaurantes que tintineando aparecen y desaparecen de la órbita de la ciudad. La clave es ir tan rápido como los acontecimientos y sobre todo sobrevivir, abrir bien grande la boca y disfrutar del bocado que se nos presenta en cada nueva oportunidad, porque probablemente sea único, sea el último.

Espero que disfrutéis con esta colección de artículos de “Los sabores de Hungría. Densos y efímeros, como el dolor y la alegría” y que os animéis, quienes viváis o hayáis vivido en Hungría a escribir en las próximas ediciones. Solo tenéis que enviarnos un e-mail y os contestaremos a la brevedad indicándoos formato y tema.

Agua de Seltz

por Zsuzsanna Fehér


Este artículo está dedicado a un invento húngaro: el agua de Seltz, y al vino con soda.

Las aguas acídulas gaseosas se imitan perfectamente por medio del arte, se les da el nombre de agua gaseosa simple o agua de Seltz artificial.
La producción industrial del agua de Seltz fue inventada en 1829 por Ányos Jedlik, cura y educador benedictino, físico e inventor. Jedlik creó, además, el primer motor eléctrico cuyo funcionamiento se basa exclusivamente en el principio del electromagnetismo, descubrió el principio de la dínamo, y desarrolló condensadores especiales, entre otras cosas.
El agua de Seltz se conoce por el sabor acídulo, picante y agradable, y desprende muchas burbujas por agitación. Por su moderada acidez, al agua saturada del gas de óxido carbónico se le atribuyeron efectos curativos. Es indudable que algunos vasos de agua de Seltz, bebidos durante y después de un cuantioso almuerzo o cena, ayudan a la digestión, y producen una sensación de bienestar.
En muchas ocasiones es la única bebida que un paciente puede soportar. El agua gaseosa conviene igualmente en muchas enfermedades febriles, asociada con el jarabe de limón, de naranja, o de grosella. Las aguas acídulas convienen a todas las personas cuyas fuerzas digestivas se hallan debilitadas, por lo cual carecen de apetito, y cuyas digestiones son tardías y laboriosas.

En Hungría, actualmente funcionan unas 1500 pequeñas plantas de producción de agua de Seltz. La asociación profesional de los fabricantes logró que la Unión Europea reconociera la denominación de origen del agua de Seltz húngara. Según la calificación oficial, este hungaricum, es un producto particular, garantizado tradicional.

La gente se ha acostumbrado al multifacético uso del sifón de agua de Seltz y les gusta. El sifón es una botella de cristal que contiene agua con gas y tiene un precioso artilugio, hecho de metal, que sirve para accionarla. En vano se ofrecen a la venta los tipos más nuevos de agua mineral, en vano se gastan enormes cantidades de dinero en la publicidad de las grandes marcas internacionales para mantener vivo el interés de los consumidores, el sifón mantiene su posición sin publicidad alguna.

¿Cómo se preparan las aguas acídulas gaseosas? Pues, hay que llenar una botella de agua hasta el cuello, la que se tapará con un tapón que cierre herméticamente; antes se echará en el agua una dracma de ácido tártrico y otra de bicarbonato de sosa; se tapa al instante de echar los ingredientes y se ata el tapón con una cuerda. Al cuarto de hora ya se puede beber; también se puede beber echándole una cucharada de jarabe de grosella u otro cualquiera, y entonces toma un gusto parecido al vino de Champagne.

El agua de soda se consume en todo el mundo: fuera de Europa entre los mercados más importantes se encuentran Argentina, Canadá, y Australia.

Hay cosas para las que se necesita agua de soda. Tal es, por ejemplo, el vino con soda, llamado „fröccs” en Hungría, el que nos ayuda soportar el calor veraniego. Este „refresco” se compone de vino y de agua de soda con muchas burbujas de gas carbónico – en proporción según el gusto de cada uno. La soda da a los vinos un gusto muy agradable. Se dice que los verdaderos aficionados de vinos nunca lo toman con agua mineral, porque esta tiene un sabor y aroma característicos, y el „fröccs” necesita un agua de aroma neutro.

Esta palabra húngara viene de un poeta húngaro, Mihály Vörösmarty: la leyenda dice que él y el inventor, Ányos Jedlik estaban tomando vino en una cantina, cuando el poeta probó por primera vez el vino con soda. Jedlik le dio el nombre de Spritzer a su creación, pero el poeta le dijo: „Esto suena demasiado alemán. Vamos a darle el nombre fröccs.”
Para este refresco se pueden utilizar varios tipos de vino, pero sólo de calidad buena. El vino con soda clásico es el fröccs grande, para el que se mezclan 0,2 litro de vino y 0.1 litro de soda. El fröccs pequeño consiste en 0,1 litro de vino y 0.1 litro de soda. El llamado paso largo tiene 0,1 litro de vino y 0.2 litro de soda. Existen muchos otros tipos de fröccs, pero vale la pena mencionar el fröccs de Krúdy, quien era un famoso escritor, y gran experto en gastronomía: su mezcla contiene 0,9 litro de vino y 0.1 litro de soda.
El escritor, Béla Hamvas también escribió sobre el vino con soda: él dice que sólo las vírgenes y la gente esnob tienen miedo del fröccs, porque esta bebida no tiene que ver nada con el alcoholismo: quita la sed, es refrescante, y da una sensación especial. Según él, el vino ideal para el fröccs es el blanco, producido en el área del lago Balaton.

Queridos amigos, hasta aquí el episodio de hoy sobre el agua de Seltz y el vino con agua, conocido en Hungría como fröccs. Gracias por su atención dispensada.

De cómo campear la cocina húngara cuando estamos de viaje

por Sebastián Santos


Buena parte de los viajes que he estado haciendo fuera de mi lugar de residencia en los últimos años han estado guiados para satisfacer mis más profundos deseos afectivos con el universo de personas que en mi infancia o adolescencia fueron poco menos que hitos. La mayoría de las veces viajé solo, los viajes intercontinentales son algo caros y los precios suelen espantar.
Hungría y la banda húngara con la que me refriego resulta ser bastante más atrevida que la antigua de España y ahora mismo acabamos de volver de un intenso viaje por el “fin del mundo”. El miércoles volvimos de Argentina donde vive mi padre y mi abuela, junto con una preciosa bandada de primos.

El espíritu de patria húngaro, que ya hemos comentado en algún número del 15, nos hizo protagonistas de una coqueta exposición itinerante de Hungría que fuimos arrastrando por la Pampa y la Mesopotamia argentina. Entre los detalles que íbamos enseñando y a la vez repartiendo en cuanta casa visitábamos había cuadros, cerámicas, música, libros y por supuesto brillantes paquetes de pimentón, a los que presentábamos como pura y dura paprika.

Siguiendo esta línea de compensación, unión de lazos y orgullo de lo nuestro, en dos ocasiones mis compañeras de viaje nos halagaron con típicos platos húngaros. No sé exactamente qué es lo que se mueve en el imaginario de la húngara cuando se decide por uno u otro plato que muestre ser típico y a la vez enamore. Creo que esta vez la lógica estuvo marcada por la carne.
Durante todo el viaje la carne, la de vaca, estuvo más que presente en nuestra dieta, sobre todo en la versión asado, con la que recurrentemente nos recibían aquí y acullá. Así que al final pasamos de la curiosidad y la sorpresa por la cantidad y variedad de piezas de carne que se ponían a tiro, especialmente el universo de las vísceras de la vaca, a un boqueo intermitente pidiendo una pausa.
Los dos platos que las chicas ofrecieron al pueblo argentino fueron en la primera etapa de “oda a la vaca” un gulyás y en la segunda, la de “por favor abanicame con la lechuga” unas judías con albóndigas de requesón enloquecidas con eneldo.

El gulyás se dio en Posadas, la capital de Misiones, la provincia que se enorgullece de ofrecer las famosas Cataratas del Iguazú. En el palco de los críticos, en el test y la cata, estaban Lulú, Ulises y Pitu, tres maravillas misioneras que se desvivieron por atendernos y enseñarnos todos los colores de la provincia, llevándonos más allá del rojo ladrillo que lo cubre todo. Fue el 1º de agosto y la cuota de alcohol estuvo bien cubierta, con Syrah tinto durante toda la velada y la correspondiente copa de Legui, un aguardiente medio dulzón que se suele tomar en estas fechas como antídoto para la gripe y los males del invierno.

La imagen de la cena que me dibuja una sonrisa fue hacia las 2 de la mañana, cuando después 2 abundantes platos de gulyás por cabeza, en un exquisito y enloquecedor revés Lulú declaró con un delicado grito sapucai que venía el postre: una fondue de chocolate con frutas y al instante instaló en medio de la mesa todos los artefactos mientras Ulises acomodaba una multitud de platitos llenos de frutas. Nos pusimos las botas y el cansancio del turista terminó por evaporarse, por fundirse con el chocolate.

La comida estuvo bárbara, aunque las cocineras, Eszter y Kinga, insistían en que había faltado cierta precisión en la receta. Fundamentalmente echaron en falta el piros arany, una salsa de paprika que en Hungría se vende en un tubo rojo como si fuese una mayonesa o un dentífrico. Además nos volvimos a encontrar con el diferente uso de las plantas. Tal vez uso o simplemente resulta que las plantas se desarrollan de forma distinta por el clima y las cualidades de la tierra. En este caso quedó pendiente el apio y el perejil, pero no las hojas, que por allí son cosa común, sino los bulbos, que en Argentina no se usan, ni se dejan ver.
También faltó el toque mágico del picante, tanto el de la paprika fresca como el de la seca o la líquida, el famoso erős Pista.
Ellas compensaron el handicap con las hojas del perejil y el apio y el tema del picante con pimienta y algún otro tipo de ají que encontraron en el mercado, del que llamamos “putaparió”.

En el viaje en avión hablamos, entre película y película, sobre el tema y Kinga me remarcó que la cebolla también representó un punto crucial, allá por el sur era demasiado jugosa y sobre todo demasiado dulce.
De cualquier modo rompo una lanza por las dos hermosas cocineras que nos dejaron a todos pipones y llenos de sueños de ultramar.

El segundo plato, de la etapa de melancolía por los verdes, ya a punto de volvernos a Hungría, las judías con albóndigas de requesón enloquecidas con eneldo fueron un alto en el camino a través de las entrañas de la vaca. Esta vez fue en San Telmo, uno de los barrios más tradicionales de Buenos Aires y en casa de mi padre, que demostró no solo amor y cariño por nosotros sus huéspedes sino un nivel de tolerancia y atención dignos de mención Guinness.
La noche estuvo matizada por tinto Syrah otra vez (nosotros apostamos por lo seguro) y por Sauvignon blanc. El extra de alcohol lo puso un licor de dulce de leche que Eszter había comprado en San Ignacio y una breve cata de Fernet Branca, una especie de licor de hierbas, del club del Amaretto.

En este caso la imagen del placer y la gula fue la mezcla de satisfacción y angustia de mi viejo ante la imposibilidad de rebañar el pan en la salsa que había quedado en el plato. No es que fuese difícil la tarea, simplemente nos olvidamos de comprar pan. Una pena.
También este 14 de agosto faltaron cositas o no encontramos los equivalentes exactos. El túró fue uno de ellos. Las chicas usaron ricota, pero decididamente no es igual. En Hungría los derivados de la leche se procesan de forma diferente. Ni que hablar del añorado tejföl, que al final optaron por transmutarlo en queso untable, un rojo Mendicream. Querían mezclarlo con yogurt natural, pero aunque parezca raro, no pudimos encontrar, todos los que había en uno y otro súper de la zona tenían algún tipo de sabor incorporado.
La diferencia de consistencia entre la ricota y el túró la compensaron agregándoles un extra de avena a las albóndigas. Quedaron muy bien, tal vez medio densas.
El eneldo brilló por su ausencia, como en el anterior caso de los bulbos encontramos eneldo en semillas, pero no las hojas, así que la operación se decantó por un sucedáneo verde. Hicieron una mezcla curiosa entre orégano y romero.
El piros arany siguió faltando y las Juliska-bab, que en Argentina, según averiguamos se llaman chauchas de manteca, también hicieron campana. Las reemplazaron por judías verdes, de las redondas, no de las perona.

Haber llevado la paprika molida fue todo un punto y le dio a la cocina y al evento un aire real, como si el polvito ese fuese una especie de certificado de autenticidad. Para la próximo vez agregaría una dosis de paprika picante seca, fácil de transportar y de sabor punzante y a las luces reconocida.

¡Salud y buen provecho!

Lugares que nacen y desaparecen en Budapest

por Aranyos Eszter


Primeros encuentros, amores platónicos, citas nocturnas secretas, veranos inolvidables se relacionan en mi memoria con los lugares mágicos de las noches de Budapest. Cada uno tiene su historia personal, que pertenece a diferentes épocas y personas de mi vida.

Lugares de verano

En Hungría es de obligación disfrutar de las terracitas temporales de verano. Apenas cobran vida en mayo-junio y su aletear no va más allá de fines de septiembre, pero son los mejores sitios para las largas charlas veraniegas olvidadas de estrés, acompañadas con cerveza, o con alguna de las variantes más diversas del fröccs (fröchch), vino y soda.

A continuación, os ofrezco un mini diccionario fröccsiano, pero antes dos salvedades fundamentales para seguir el hilo:

  1. dl, decilitro es la medida utilizada para las bebidas, en cantidades menores que el litro, es la décima parte del mismo. Muy similar al dg., decagramo, para pedir cantidades menores de un kg.

  2. soda, que no es igual al agua con gas, sino su prototipo, sin embargo en muchos lugares, en los más pijos por cierto, ya no existe soda, así que lo sustituyen con agua con gas. Lamentable, porque el sabor es bastante diferente.


Y ahora sí el minidiccionario fröccsiano:

  • kicsfröccs, lo básico: un dl de soda, un dl de vino.

  • nagyfröccs: un dl de soda, dos dl de vino.

  • hosszú lépés (gran paso): dos dl de soda, un dl de vino.

  • viceházmester (portero, digamos): tres dl de soda, dos dl de vino.


Normalmente, los fröccs se piden indicando uno de estos cuatro, y el tipo de vino de nuestra preferencia, que puede ser vino blanco o rosado. No es imprescindible que la calidad del vino sea exquisita, ni mucho menos.

Pero volviendo a los sitios de verano, estos forman parte de un juego, que se repite cada año y que consiste en encontrar los que han abierto nuevos y confirmar los que siguen en la cancha.
Hay muchos que nomás ya solo existen en nuestra nostalgia. El Ráczkert (1) es uno de esos. Un lugar histórico con sus mesitas con manteles a cuadritos y conciertos de ocasión. Estaba en Tabán, un parque enorme que se formó a resultas de la destrucción en la Segunda Guerra Mundial de todo un barrio, por cierto bastante humilde.
Ráczkert vivió dos veces el momento de su cierre final, con fotografía de grupo de los últimos clientes y fiesta de despedida y todo. Y después, sorpresivamente, el verano de hace tres años no abrió, y no volvió a abrir nunca más.
Ahora Baglioni Hotels está trabajando con máquinas gigantes para construir el Hotel Budapest & Rácz Thermal Spa que abrirá la primavera de 2007, y quizás incluso una cremallera que subirá al monte Gellért.

Ahora de los vivos, el imperio Szimpla. Fue la idea de cuatro jóvenes, basándose en el mundillo de Berlín comenzaron a revivir los espacios residenciales, industriales o institucionales sin uso, abandonados, en pleno centro de la ciudad. Así soñaron y llevaron a cabo por primera vez, en el patio de una abandonada casa típica pestiana, en pleno centro de Pest, un precioso bar-jardín. Tenía pasillos circulares, con un montón de mesitas y sillas de desguace. Se llegaba hasta la barra a través de una sencilla puerta después de pasar un parking, también bastante temporal. Szimplakert (2) nomás duró dos años, sin embargo, en este breve período otros tantos empezaron a seguir su ejemplo. Y así aparecieron otros bares muy similares en la misma zona, a pocas calles. Con el Szódakert (3) y el Gozsdu udvar (4) (ahora en venta para pequeños inversores por un grupo inmobiliario con el mismo nombre) el barrio se empezó a transformar en una versión budapestiana del Soho de New York o el Raval de Barcelona, por mencionar dos ejemplos que tengo vistos.
En 2004 abrieron, en lugar del Szimplakert que se había cerrado, dos bares hermanos. El menor, el Szimpla kiskert (5) usaba el patio de una escuela durante el verano, y el mayor, el Szimpla nagykert (6) se ubicaba en un antiguo taller.
Hoy, gracias al pataleo de los clientes habituales, queda todavía el Szimpla nagykert, rebautizado como Szimplakert otra vez. Mantiene, por el momento, algo así como un jardín habilitado para el invierno, y ampliado con un cine. Incluso ahora cuenta con un cartel en la puerta que indica su nombre. Algo ha cambiado en las estrategias de marketing de estos jóvenes.

Volviendo otra vez a la nostalgia, aprovecho para recordar una lengua de tierra poética y tranquila de la capital, el dique Kopaszi-gát, famoso en sus épocas doradas por el restaurante Aranyhal (7). Y más tarde por el West-Balkán (8), justo al lado del Aranyhal, con un jardín hermoso que daba al Danubio, donde uno podía bailar o se podía echar sobre unos almohadones gigantes para ver cine o charlar.
Hace unos años desalojaron del dique al último de los alternativos que allí quedaban y dejaron el campo libre para que otro tipo de inversores tomen el relevo del terreno. Se construirá un centro
de ocio
con hoteles, baños, instalaciones deportivas, y otros edificios para fines artísticas, etc.
Ahora el Kis West-Balkán (9) se halla justo detrás del cine Corvin, en un jardín lleno de árboles, con un chef de manos lentas pero que prepara ricos platos. El ambiente es agradable y muy familiar. Para visitarlo, queda menos de un mes, ya que este año los desalojan –otra vez-, por la construcción del proyecto Corvin-Szigony, una zona muy similar a la de la Rambla del Raval en Barcelona.
Pero la semilla quedó ahí y en el descampado de los futuros terrenos ya han instalado otro W-B, el Nagy West-Balkán (10) con alegres globos y mesas al aire libre. Aunque sin el aire alternativo de los primeros este último tal vez perdure.

¿Y qué decir de Margitsziget? La perla de Budapest empezó a recobrar vida en estos años. Se echaban a faltar los lugares de ocio en la isla. Así abrió Sarkkert (11), el jardín del Sark de Klauzál tér, tan simple como nunca, usando solo bancos de las paradas de los buses y unas sillas nomás. Este verano, llegó la competencia, Holdudvar Margitsziget (12), justo al lado, en un lugar ya más elegante, en el mismo edificio del antiguo casino de la isla.

He dejado por último el tan famoso Liszt Ferenc tér, que hace unos diez años era todavía un lugar familiar, con apenas tres bares, el Incógnito, el Mediterrán, y la pizzería de la esquina. Hoy en día, con la brutal subida de precios de la zona y la constante clientela, solo falta que transformen en bar la biblioteca del barrio y ya toda la plaza será un gran pasacalles de bares.

Pero en los alrededores de estos típicos y cada vez más populosos sitios ya están abriendo otros bares más íntimos y originales. A ver que nos espera el verano que viene. Seguramente habrá nuevas inversiones y nuevos bares surgiendo de debajo de la tierra.

PD.: Los sitios indicados no representan para nada una totalidad, y los lugares de invierno los he dejado para otro número. Que disfrutéis de las noches veraniegas que nos quedan.

Distribución de los sitios indicados en el texto:


1. Ráczkert: I. Hadnagy u. 10.

2. Szimplakert: VII. Király u. 25.

3. Sz ódakert: VII. Dob u. 19.

4. Gozsdu udvar: VII. Király u. 13-Dob u. 16.

5. Szimpla kiskert: VII. Hegedű u. 3.

6. Szimpla nagykert: VII. Kazinczy u. 14.

7. Aranyhal: XI. Kopaszi-gát

8. West-Balkán: XI. Kopaszi-gát

9. Kis West-Balkán: VIII. Kisfaludy u. 36.

10. Nagy West-Balkán: VIII. Futó u. 48.

11. Sarkkert: en Margitsziget, detrás de la fuente, a la derecha

12. Holdudvar Margitsziget: en Margitsziget, en el jardín del Casino, detrás de la fuente

Una remolacha y pescado en trípode

por Kléber Mantilla

“La cuisine hongroise” es un libro que recopila la preparación de los platos de Károly Gundel, un maestro cocinero que murió en 1956. Época tensa, de revolución, cuando ni los cocineros se salvaban. Se dice que su vida estuvo vinculada al restaurante del Hotel Gellért de Budapest. Al parecer, en sus últimos días debió ensayar muchas salsas y cremas, a riesgo de caer preso o morir ahogado en el Danubio si sus exigentes comensales no resultaran satisfechos.

En una sugestiva primera experiencia por entender algo de cocina húngara decidí anotar y repetir una de sus famosas ensaladas, puesto que mi experiencia en preparación de carnes ha sido desastrosa. De ser su colega, ya me hubieran echado al río.
En todo caso, Gundel indica que los ingredientes son simples: medio kilogramo de remolacha roja, sal, comino, unos cinco centilitros de vinagre, 20 gramos de azúcar, 8 rabanitos y 50 gramos de mostaza. Después se incorpora una mayonesa que debe ser hecha con dos yemas de huevo, tres centilitros de zumo de limón, pimienta de Cayena, 3,5 decilitros de aceite de oliva y una lechuga no muy grande. Además falta algo para decorar que puede ser perejil y un limón.
Para preparar, un día antes hay que cocer las remolachas, después de lavarlas bien, en agua salada abundante, pelarlas y cortarlas en rodajas. En una fuente, preparar una mezcla con todo: agua, vinagre, sal, comino, azúcar, los rabanitos cortados en trozos, y colocar allí las remolachas. Esto hay que dejarlo toda la noche en la nevera.
Al día siguiente, se retiran las rodajas de remolacha, para cortarlas en tiras anchas y escurrirlas, dejándolas sobre unas hojas del rollo de papel de cocina. Simultáneamente hay que preparar una mayonesa espesa, la cual requiere de zumo de limón, la mostaza y la pimienta de Cayena. Esta crema espesa se añade a la remolacha al momento de servir.
Las hojas de lechuga sirven para revestir la fuente, donde se colocarán las rodajas de remolacha “enmayonesadas”. Luego se riega el perejil picado y se decora con pedacitos de limón.

El autor asegura que esta ensalada puede acompañar a escalopes empanados y carnes a la parrilla, aunque también a asados de ternera o de cerdo, a volatería o, incluso, a pescados.
Después de practicar esta ensalada me sentí algo seguro: sí es posible disfrutar los platos tradicionales húngaros, pues para complacer un paladar sudamericano exigente el tema de cocina y comidas puede resultar catastrófico. De hecho, dos años después de degustar carnes, salsas y dulces, nunca he logrado acertar en los menús un plato similar, parejo o sin tanto condimento como los de América.
Un paladar anodino dirán muchos, pues la opinión universal retrata ese sabor picante de la paprika (o pimientos rojos) en fornicación majestuosa con el pálinka. Pero, más allá de las descripciones gráficas turísticas, los sabores húngaros poco encierran ahora tradiciones remotas en la condimentación y en los métodos de preparación, pues es evidente en muchos restaurantes que ya han sido afectados por el industrialismo de la cocina mundial. Muchos condimentos vienen de fábrica y por marcas.
No así, las fotos recopiladas sobre cocina húngara son interesantes, pues ofrecen una vista colorida y juguetona sobre todo las hileras de paprikas colgando en las paredes blancas de Szentendre o en los pueblos altos que bordean el lago Balaton. Siempre me recuerdan aunque con otro color, otras fotos tomadas a los indios otavaleños cuando hacen secar el maíz en las puertas de sus casas antes de las fiestas del sol americano.

No obstante, sin perder el tema, otro libro culinario explica que si alguien quisiera reproducir perfectamente los sabores de las comidas húngaras, tendría que conseguir manteca húngara, paprika verde y molida húngaras, tomates y cebollas de Hungría.
La sorpresa para los foráneos está en la utilización de la manteca de cerdo, que puede ser sustituida por aceite, mantequilla o margarina, cuyo objetivo es lograr el efecto necesario para adquirir sabores típicos húngaros. “Sólo es buena la manteca frita a alta temperatura, con sabor ahumado (o sea que tampoco sirve la preparada al vapor). En ella es donde mejor prevalece la esencia de la cebolla”, dice.
Ya en el plano técnico se dice que en el caso de la paprika molida es la manteca de cerdo la que mejor puede extraerle sus colores. En manteca hirviendo la paprika de condimento toma un gustillo amargo y su color se descompone, cambiando a un tono marrón.
Vale saber que la paprika tiene diferentes tipos: molida no picante o semipicante, “especial”, “noble dulce” y “deliciosa”, y según los recetarios de preparación de comidas, las cantidades estipuladas aunque se muestren exageradas, son muy necesarias para obtener el efecto preciso de sabores. En Hungría existen más variedades de paprika denominadas “fuerte” y “rosa” que son utilizadas sólo para completar el gusto foral y el color. En cambio, la paprika verde hace que un plato sea picante. Si pasamos la punta de la lengua por la nervadura donde se encuentra el elemento picante, la capsicina, volveremos a recordar la mordedura del ají americano.
Pica pero la paprika tiene vitaminas A y C y ayuda al aparato digestivo. Así, el pescado o la carne al natural, antes de ser asado a la parrilla o frito si es pasado por paprika con harina, el resultado es un gusto más sabroso y saludable.

¿Pescado húngaro? Pero si no hay mar en Hungría me pregunté la primera vez. Pero después me sorprendí con la pesca en el Balaton y su sopa. Una de las características consiste en que se espesa la mayoría de las sopas y guisos mediante una salsa de manteca de cerdo y harina tostada. Se busca dar sabor y cuidar lo nutritivo. Al preparar las verduras o legumbres se pierden vitaminas y valiosas sales minerales si se disuelven en el agua hirviendo; pero cuando se sirve este caldo espesado en forma de sopa cremosa no se pierde nada.
El “gulash” y la “sopa de pescado” se sirven en un caldero de mesa con su trípode, que puede ser personal o para mayor cantidad, como una sopera familiar. Todo junto y ya terminado, ponen el corazón contento a cualquiera.
Si Gundel preparaba una sopa de pescado, su ensalada de remolacha, una palacsinta de chocolate y al finalizar un pálinka, era más que probable que se salvaba. Jó étvágyat!

martes, agosto 08, 2006

Hungría, entre las inversiones del parque automotor y los biocombustibles

¿De qué vive Hungría? Si hacía algunos años esta preguna podía ser fácil de responder por cualquier húngaro hoy con tantos ires y venires, recuerdos y desventuras del pasado socialista y la sucesión de inversiones que aterrizan sobre el país, no es cosa fácil.

Para entender mejor cuales podrían ser las principales fuentes de ingresos del país hay que remontarse a la herencia de los últimos años de dominación y control soviética: la producción industrial del agro y la industria automotriz, aderezada con su participación en el esquema de la industria pesada con la bauxita y la posterior cadena hacia el aluminio.

Los últimos 16 años de apertura democrática y capitalista han reciclado estos ámbitos de producción presentando actualmente a Hungría como parte del cónclave de países productores de automóviles y accesorios. Años atrás Hungría contaba, en el esquema de distribución soviética, con la fabricación de autobuses, los famosos Ikarus; camiones, los prestigiosos Rába y maquinaria agrícola varia, por ejemplo los de la firma Digép. Hoy la distribución en Europa Central y del Este se mantiene pero en función de los grandes de la industria automotríz, planteo dentro del cual a Hungría le ha tocado el ramalazo oriental bajo la dirección de Suzuki o Hankook. Por su parte el sector agrario también experimentó y mantiene una línea de cambios. La explotación masiva de territorios se quebró de golpe con la parcelización del campo y la múltiple privatización de las grandes propiedades, pero a su vez estamos presenciando durante los últimos años una serie de inversiones europeas que utilizan los productos del agro para la producción de biocombustibles como el bioetanol. El bioetanol representa una vuelta de tuerca del sector agrario hacia una economía más competitiva y desarrollada, paliando la disminución de la producción con la fabricación de un material, los biocombustibles, de mayor valor agregado.

Es en este marco de país-ficha del parque industrial europeo y reelaborador de materias primas del agro en el cual las inversiones extranjeras participan y explotan los recursos locales. Las inversiones extranjeras se interpretan entonces siguiendo estas dos lógicas. Por un lado la de parque automotriz internacional y por el otro la de mercado fiel de la Unión Europea. De ahí las inversiones de Suzuki y Hankook, entre otros; y las sucesivas inversiones de capitales europeos, resaltando el aluvión de importaciones de los paises de la UE, que representan, de lejos, la mayoría de las que recibe Hungría. El capital húngaro, fuera de CBA y algún que otro holding de la carne o la inmobiliaria, no parece ser la base fundamental de la economía húngara, sino más bien esta está regentada por el capital extranjero y el gobierno, apostando por esta política esponja se desvive por seducir al capital foráneo, con un mercado laboral barato, calificado y flexible; con un sinfín de beneficios impositivos y con una red viaria en constante mejora. Y no se detiene ahí, también está decidido a invertir en cuanta plataforma que se preste para facilitar el tráfico de mercancías entre Hungría y sus potenciales socios de los rincones más remotos del globo.

Finalmente en el desfile de inversores extranjeros llaman la atención unos cuantos cientos de inversores que no responden a las lógicas del mercado internacional, aunque se benefician de ella cuando toca, sino más bien participan de una cierta economía étnico-nacional aprovechando los sucesivas diásporas en las que el pueblo húngaro ha tomado parte.

Espero que disfrutéis con esta colección de artículos de “Hungría, entre las inversiones del parque automotor y los biocombustibles ” y que os animéis, quienes viváis o hayáis vivido en Hungría a escribir en las próximas ediciones. Solo tenéis que enviarnos un e-mail y os contestaremos a la brevedad indicándoos formato y tema.

Después de IKEA el mayor desembarco sueco

por Gábor Sándor

La empresa sueca Svensk Etanolkemi AB (Sekab-BKZ), en cooperación con Domsjö Fabriker ya tiene todo el papeleo en orden para comenzar, a principios de 2007, la construcción de cuatro plantas para la producción de bioetanol en Hungría.

Sekab fue fundada en 1985 y sus oficinas centrales están ubicadas en Domsjö cerca de Örnsköldsvik. Es parte NEAB, un consorcio privado regional formado por Övik Energi, Umeå Energi, Skellefteå Kraft y Länsförsäkringar.

Las plantas se ubicarán en Mohács, al sur de Hungría, Gönyű, al norte, Marcali, al suroeste, y Kaba, al este. Se prevee que la producción de bioetanol empiece plenamente en 2008. Con estas obras, cuyo presupuesto alcanza los 380 millones de euros, funcionarán otras tantas plantas de bioenergía de aproximadamente 8,5-11 MW, se crearán unos 300 nuevos lugares de trabajo y se elaborarán y exportarán unas 120.000 toneladas de bioetanol anuales. Y el total de dicha producción estará dirigida a Suecia.

Planeamos construir cuatro plantas de bioetanol en Hungría que utilizarán 1,5 millones de toneladas de trigo para producir 600 millones de litros de bioetanol por año”, declaró László Zsemberi, gerente de Sekab Bioenergy Hungary Zrt en rueda de prensa el pasado miércoles 19 de julio. Y agregó que esperan vender unos 294 millones de euros por año a partir de 2009, de los cuales más del 90% estarán destinados a la exportación. Y remató constatando que este proyecto es el más grande y relevante del sector en Hungría.

Sekab es la última, y la más importante, de una serie de empresas que está inviertiendo en plantas de bioetanol en Hungría, aprovechando las copiosas reservas de materias primas, las subvenciones de la Unión Europea y las ayudas y facilidades que el propio gobierno húngaro otorga a tales fines.

En lo que va del año 5 empresas diferentes ya han anunciado su intención de invertir en este sector en Hungría. Se trata de empresas mixtas de capitales húngaros con capitales provenientes de los Estados Unidos, Alemania y Suiza y las inversiones alcanzan los 700 millones de euros.

Para Stig-Gunnar Eriksson, uno de los directores de Sekab “Hungría tiene importantes reservas a largo plazo de materias primas, una ubicación privilegiada en Centro Europa, manejo de alta tecnología y apoyo gubernamental real y potencial para las inversiones en biotecnología”.

El bioetanol, puntualmente la acetaldeina y el atilacetato, que son los compuestos en los que se especializa Sekab, se producen a partir del trigo, el maíz o la caña de azúcar y puede ser utilizado como aditivo de gasolina o como combustible en sí mismo. La Unión Europea tiene entre sus planes el aumento de la producción y el consumo de biocombustibles y se espera que para 2010 los biocombustibles representen el 6% del total energético de la UE.

Es en beneficio de Hungría utilizar recursos energéticos alternativos como el bioetanol, de ahí el apoyo del Ministerio de Agricultura y del gobierno húngaro a los proyectos que sirvan a tales fines”, declaró József Solymosi, consejero del ministro de agricultura József Gráf.

Sekab, por supuesto, tiene intención de solicitar subvenciones al gobierno húngaro y a la Unión Europea para las cuatro plantas de bioetanol, pero todavía no se ha sabido cuál podría ser el monto de las mismas. La Unión Europea, por norma, podría financiar hasta el 40% de la obra.

Las plantas no solo van a contribuir a la creación de 300 empleos directos sino que además crearán a su alrededor un significativo tejido productivo, sobre todo en el sector de la agricultura. Se espera que el valor ocupacional que este proyecto genere involucre a más de 30.000 personas, entre pequeños productores y empleados de distintas industrias subsidiarias. Por otra parte cabe decir que ya se han cristalizado las compras de los terrenos que ocuparán las fábricas. La producción anual de Sekab necesitará aproximadamente de 1,5 millones de toneladas de maíz y trigo, 612 mil toneladas de pastos y 57 mil toneladas de residuos orgánicos.

El análisis de Zsemberi es aún más complejo ya que asegura que la industria del bioetanol en Hungría mejorará substancialmente los índices macroeconómicos del país al reducir la necesidad de importación de gas y petróleo, saneando de esta manera la balanza comercial.

Finalmente además de los repetidos 600 millones de litros de bioetanol, las cuatro plantas producirán 124 GWH de energía, 423 mil toneladas de dióxido de carbón líquido y 460 toneladas de DDGS (Granos destilados secos con sólidos), un producto alimenticio de alto contenido nutritivo.

La apuesta por el etanol no es simplemente económica sino que forma parte de las distintas tentativa que pululan en el planeta para el desarrollo de combustibles alternativos al petróleo, y menos contaminantes. Sekab produce biológicamente etanol a partir de la fermentación de azúcares, procesando la pulpa de papel con el propio oxígeno atmosférico. El etanol se presenta como un combustible no contaminante y cabe resaltar que el etanol que resulta evaporado en el proceso de producción o en su posterior utilización se disuelve fácilmente en agua o dióxido de carbono revirtiendo en el ecosistema como oxígeno, entrando a formar parte de un ciclo cerrado sin residuos, muy diferente del patétio caso del petróleo.

Fuentes:

El borboteo de las melancólicas importaciones argentinas hacia Hungría

por Sebastián Santos

Hungría, después de la caída del bloque soviético y su paulatina incorporación a la Unión Europea se ha convertido en un mercado por más seductor e interesante a las inversiones e importaciones extranjeras. Con un crecimiento mantenido del 3% anual y un volumen de importaciones en aumento, que solo en el sector alimentario alcanzó en el último período los 1600 millones de dólares, Hungría, junto a otros países de Europa Central, es una perla.

Pero es un hueso duro para el sector exportador argentino que en los últimos años ha visto como las pocas importaciones que había conseguido consolidar se han ido esfumando. El escaso movimiento de la balanza comercial entre ambos países se explica porque, al menos tradicionalmente, los dos son productores agrícolas, y por ende rivales. Argentina, por otra parte, no ha sabido aprovechar el impasse económico-político desde que Hungría dejó la órbita de Moscú hasta su incorporación a la UE en mayo de 2004. En este período hubo tímidos intentos de gestar un circuito comercial entre ambos mercados, por ejemplo con la visita, en 1999, de Attila Chikán.

Pasado el titubeante franeleo político-económico, la Unión Europea prácticamente se ha apropiado de la potestad de importar a Hungría, superando en la actualidad el 65% de las importaciones. La política de cuotas se complementa con la proteccionista para asegurar por un lado el movimiento oeste-este, dentro de Europa y por otro para evitar la intromisión de competidores de fuera de la Unión.

Tal vez si Argentina pudiese cambiar el perfil de sus exportaciones, básicamente agrícolas, podría adaptarse a las nuevas necesidades del mercado húngaro, que hoy por hoy giran en torno a los bienes de consumo durables, debido al creciente mercado interno; a las inversiones en infraestructura derivadas, sobre todo, de los subsidios de la UE a tales fines; y a las industrias secundarias de las ya instaladas en la zona, fundamentalmente las de automoción y de elementos electrónicos básicos. Los productos manufacturados ocupan mas del 80% de las importaciones y van en aumento, principalmente los bienes de capital que representan el 50% del total de importaciones.

De cualquier manera la importante bajada en los números de las importaciones argentinas a Hungría habría que matizarla por el cambio, a partir de 2004, del sistema de contabilización de las importaciones, en el cual solo quedan registradas las directas y no, como anteriormente, aquellas que se nacionalizaban antes de llegar a Hungría en otro país europeo.

Argentina no solo exporta a Hungría sino también a otros países del área de Europa del Este, fundamentalmente a Polonia, que sobrepasa con creces el volumen de importaciones a Hungría. Con esto Argentina ha diseñado un plan de exportaciones y logística para la zona, amortizando costes al compartir el aparato de distribución. Lamentablemente todavía los costes logísticos son considerablemente más elevados que para la parte oeste de Europa, donde existe una más larga tradición de importación de productos argentinos.

Finalmente remarcar que las relaciones institucionales que podrían favorecer el fluido de productos hacia Hungría son parcas y han sido prácticamente abandonadas después de la debacle económica de 2001 en tierras del sur. Hay un acuerdo vigente para protección de inversiones firmado en ‘93 y otros del ’97 de cooperación aduanera y desarrollo de intercambio comercial entre los entes oficiales de promoción (ITD y ExportAr). Pero vuelvo a repetir que son básicamente formales, poco atrevidos y vacíos de contenido que pueda llegar a plasmarse en un incremento real de los intercambios comerciales.

Lo curioso es que pese a que Argentina en los últimos 10 años ha duplicado el volumen de sus exportaciones (alrededor de los 600 millones de dólares mensuales), y que Hungría también ha aumentado vertiginosamente sus importaciones (por ejemplo en el período 1992-2002 aumentó un 240%, llegando a los 37,6 mil millones de dólares), el flujo entre ambos países simplemente ha ido a la baja, pasando de los 40 millones de dólares anuales de los ’90 a los 20 actuales. Pese a ello el margen de la balanza comercial entre ambos países se inclina hacia la Argentina, tal como muestran los datos de la oficina de estadística de Hungría:

Balanza comercial

El tipo de importaciones que se reciben de Argentina es, como ya comenté, básicamente del sector agrícola, principalmente pescado (37%), maníes (23%), cueros (11%) y residuos de la industria alimenticia (6%), a cargo de los grandes holdings del país.

Pero otra parte y tal vez este sea el detalle más prometedor e interesante, existe todo un abanico de productos, a cargo de una serie de Pymes que pese a no ser relevantes en la balanza comercial generan dividendos y relaciones multilaterales. Este es el caso de las importaciones de melocotones, mermeladas, miel, mate, maíz, medicamentos, colas adhesivas, hilados de algodón y cuchillas para máquinas industriales. Para promocionar estas actividades existe la Cámara argentino-húngara de comercio e industria presidida por E. Kalpakian y Américo de Gosztonyi.

La particularidad de esta cámara junto con una multitud de iniciativas individuales es la importante y creciente presencia de algún tipo de economía, podríamos decir, étnica, entre ambos países a cargo de los distintos grupos de colectivos húngaros de Argentina.

En este país existen 21 asociaciones húngaras y 4 colectivos religiosos también húngaros, todos organizados alrededor de la FEHRA, la Federación de Entidades Húngaras de la República Argentina. Llega a ser sorprendente el fuerte espíritu nacionalista con que los húngaros de primera, segunda y tercera generación cultivan los valores y los modos culturales de Hungría. El guiño húngaro promueve, junto con los aspectos culturales y la consabida mirada hacia Europa, un flujo de intercambios comerciales, constante y exquisito. Además seguro que buena parte de las más de 100 familias húngaras retornadas de Argentina colaboran en la tarea de mantenimiento y estímulo de los vínculos culturales y económicos entre ambos países. Quizás solo es cuestión de ver, mirar y potenciar. Un pequeño grupo puede llegar a hacer país. Las relaciones entre las grandes empresas argentinas y húngaras se ven estimuladas por estos pequeños núcleos étnicos que insisten en mantener viejos lazos. El desafío consiste en apretar a los principales importadores de productos argentinos, como AGP General Trading de Godolló, Hungarofruct y Gubas de Budapest, Kaiser’s Stores y Plus Food Discount de Nagyvasartelep y Tisza Grocery Trading de Szeged.

Para visibilizar la cara argentina en tierras de Europa Central resulta especialmente interesante la participación en las ferias que se realizan en Budapest, en el caso que nos ocupa y dado el tipo de importaciones, aquellas referidas a alimentación. Este año ha ocurrido con éxito IFE (Feria Internacional de Alimentos, Bebidas y Hospitalidad para Hungría y los países balcánicos) entre los días 21 y 23 de febrero y todavía nos falta por ver FOODPEST (Feria Internacional de Alimentos, bebidas y comidas elaboradas) en noviembre, del 21 al 24. Aunque, como sugerí anteriormente sería interesante para los exportadores argentinos prestar atención a la posibilidad de posicionarse en los sectores en expansión, sobre todo el del automóvil. En septiembre, a partir del 28 y hasta finales de mes, se espera con expectación Autotechnika –AUTO-DIGA 2006 (Feria Internacional de la Industria del Automóvil).

Fuentes:

Inversores para cuzar por el ombligo de América

por Kléber Mantilla

En la economía globalizada, el desarrollo de la producción tecnológica, industrial o farmacéutica se extiende por el planeta según la efectividad y velocidad como se realicen las rutas comerciales de conexión, sean marítimas, terrestres o aéreas. Por decir, si Hungría quiere llegar más rápido cargado con más productos a Japón y viceversa, se tendría que pensar en rutas marinas directas y con buques de gran calado. Pintada la línea en un mapa daría como resultado una parábola directa que parte de algún puerto del Mediterráneo, España u Holanda, luego atraviesa por el ombligo de América, para terminar en Yokohama, en Tokio, pues cualquier otro intento sería absurdo, como bordear por toda el África y la India, para llegar al mismo destino.

Hace unas semanas en Budapest se expuso a la prensa internacional y al sector empresarial húngaro las ventajas de la amplicación del Canal de Panamá. Esta fue la ocasión para comprender cómo funciona la dinámica del comercio contemporáneo. Sin duda, se evidencian las posiciones encontradas al respecto: por un lado, está el sector empresarial mundial que busca robustecer sus economías sin limitaciones y por otro, están los débiles grupos ambientalistas, que alertan sobre el impacto al ecosistema y la vida silvestre de la zona. El Estado de Panamá destaca sin resquemor que se trata de una obra al servicio de la humanidad y durante los últimos meses realiza una campaña de información por Europa para fortalecer su idea. Esta claro que se requiere de inversores foráneos y además que debe pasar por un complicado proceso político interno, pues se realizará en octubre una consulta nacional para preguntarles a los ciudadanos panameños si están de acuerdo con esta obra majestuosa de infraestructura.

El encargado de negocios, Luis Martínez, explicó en Budapest, con detalle, que se trata de un proyecto ambicioso para permitir que crucen barcos mucho más grandes que los actuales, entre los dos océanos: Atlántico y Pacífico. Asimismo, el presidente Martín Torrijos, ya anunció que en el 2007 se iniciarán las obras de ampliación del Canal de Panamá, después de que se aprobara el proyecto para mejorar esta infraestructura. ”Se prevee que las obras se alarguen hasta el año 2014, cuando se cumplirá el centenario de su inauguración. Los trabajos de ampliación consistirán en la construcción de un tercer juego de esclusas, que agilizará el transporte marítimo y aumentará la capacidad del canal.

"El Canal de Panamá absorbe un 5% del total del comercio marítimo del mundo y, en los últimos años, ha visto como aumentaba la demanda de carga del mismo. Con la ampliación, se pretende facilitar el paso de buques de gran tamaño que, en estos momentos, no pueden pasar por el canal al ser demasiado estrecho", señala un informe oficial. Las obras de ampliación del canal costarían unos 5.250 millones de dólares, que se sufragarán con el aumento progresivo de los peajes que se cobran para cruzar a través del canal. Asimismo, se calculan 40.000 empleos directos e indirectos entre 2007 y 2014.El proyecto busca el paso de barcos de mayor calado y capacidad de carga, llamados Post Panamax, que pueden tener un ancho de 41 metros. Un 42% de los alrededor de 14 mil barcos que transitan anualmente por el canal son del tipo Panamax, con 32,30 metros de ancho.

El debate sobre la ampliación culminará el próximo 22 de octubre, con el referendo nacional, que costará unos ocho millones de dólares. Así, 2 millones 134 mil 707 ciudadanos panameños deben contestar la pregunta: ¿Aprueba usted la propuesta de construcción del tercer juego de esclusas en el Canal de Panamá?”. Los detractores consideran que la propuesta no incluye un plan de desarrollo social y sostienen que carece de base financiera sólida ya que se han minimizado los costos. Entre los más fuertes críticos se encuentra el Frente Nacional por los Derechos Económicos y Sociales (Frenadeso), que convoca a la población a emitir el voto negativo. Ellos dicen que la construcción es peligrosa para el ecosistema, pues afectará a las comunidades y sacrifica recursos necesarios para combatir la pobreza y el desempleo. Sin embargo, las encuestas locales preveen que ganará el Sí.

Otro analista, Roberto Castellanos, dice que la ampliación del Canal de Panamá representa una de las decisiones más trascendentales de su historia; pese a ello, ”quienes la propician y visualizan son los interesados en preservar la vía acuática como medio por el cual la flota marítima mundial acrecienta los márgenes de ganancias económicas derivados de los negocios del trasporte marítimo”. De ahí se pregunta, ¿es la autoridad del Canal de Panamá una agencia estatal al servicio de las navieras e intereses de las potencias marítimas del mundo? Otro analista afirma que el impacto económico, social y ecológico de la construcción del tercer juego de esclusas y del sistema de embalses o represas inundarán miles de hectáreas de bosques, que desarraigará a miles de campesinos y que afianzará mucho más la función transitista y de servicios del istmo, en perjuicio del desarrollo agrícola e industrial local.

Con relación a los efectos sobre el medio ambiente, un documento alternativo reitera que unas 80 mil hectáreas de bosque serán afectadas, considerando las áreas sumergidas, construcciones de hidroeléctricas, caminos, torres de transmisión eléctrica, sitios de depósitos de materiales, trayecto de canales y túneles, entre otros. Además confirma que afectaría el equilibrio natural de toda la región, sobre todo el Corredor Biológico Mesoamericano, un frágil sistema ecológico que incluye a siete países centroamericanos con posibles alteraciones climáticas y la afectación de la propia cuenca del Canal.

Pese a todo, el Canal de Panamá quedará obsoleto en el año 2013 al no poder atender el tráfico de barcos de mayor tamaño. Si no se amplía, los partidistas dicen que “se anticipa que mucha de la demanda relevante que no pueda ser atendida migrará hacia el canal de Suez y el sistema intermodal de los Estados Unidos”. Otro documento identificó también como competidores de la vía panameña un posible canal que se construya en Nicaragua, la red ferroviaria del río Amazonas hacia el Pacífico en Brasil y Ecuador, una carretera en Honduras que interconectaría varios puertos y la posibilidad de adicionar servicios para barcos Post Panamax en el canal de Suez.

Los Post Panamax, por su gran tamaño, no pueden pasar por las esclusas o compuertas construidas entre 1904 y 1914. El Canal tiene capacidad para movilizar cada año 325 millones de toneladas de carga, lo que representa el paso de unas 13 mil naves. Y hasta hace poco solo la empresa tecnológica e industrial alemana Siemens confirmó su voluntad de participar en la ampliación y modernización del Canal de Panamá.

La empresa alemana se mostró atraída por los proyectos para la instalación de un tren ligero en la capital y la ampliación del sistema de esclusas de la vía acuática. Otros campos de participación incluirían el suministro de equipos de automatización y grúas portuarias, así como la incursión en el mercado energético nacional. Siemens emplea a 170.000 trabajadores en el mundo y tiene 18 años de presencia en Panamá, donde es reconocida como fabricante de equipos de alta tecnología. "El Canal de Panamá utiliza desde hace varias décadas maquinarias y equipos de precisión fabricados en Alemania para asegurar el tránsito expedito y seguro de las naves mercantes. La vía interoceanica superó en el ańo fiscal 2003-2004 la barrera de los 1.000 millones de dólares en ingresos por peajes, debido al aumento en el tonelaje de los buques en tránsito".

¿Habrá alguna empresa húngara interesada en contribuir con la obra?

Un proyecto redondo, Neumáticos Hankook

por Aranyos Eszter

El 14 de julio de 2006 en Dunaújváros tomó lugar la celebración oficial de la fundación y de la puesta de la primera piedra de la fábrica en Hungría de la empresa Hankook Tire de Corea de Sur.

Hankook Tire, fundada en 1941, en 2005 era la octava productora en el mercado de neumáticos. Ya que el 37% de su producción se orienta hacia el viejo continente, para reducir gastos y tiempo de transporte, decidió instalar una fábrica en Europa. En 2005, después de una serie de negociaciones con varios países, entre otros Eslovaquia, y después del viaje del ministro de economía –Kóka János– a Corea del Sur, los directores de Hankook Tire eligieron como terreno para su inversión Hungría, específicamente Dunaújváros.

El lugar del antiguo reinado de la industria del hierro, con la gigantesca Dunaferr que daba trabajo a muchos miles de personas, tiene una ubicación excelente en el tejido de Europa: está a 65 kms de Budapest –en la nueva autopista M6 a menos de media hora de viaje–, junto al Danubio. Con la promesa de la construcción de un nuevo puente sobre el Danubio abrirá la posibilidad de captar trabajadores no solo de Dunántúl, sino también de la parte más pobre del país. Por otro lado, con la Escuela Superior de Dunaújváros y la Universidad de la cercana Veszprém no habrá ningún problema para conseguir buenos ingenieros de la industria química.

El objetivo de Hankook Tire es iniciar la producción en julio de 2007 y alcanzar la capacidad máxima de 10 millones de ruedas en noviembre de 2010. Con una inversión de 500 millones de euros, la empresa sudcoreana dará trabajo a unos 1500 trabajadores en relación de dependencia y a otros 750 trabajadores indirectos, a través de la red de proveedores. De esta manera, Hankook Tire logrará abastecer cualquier punto de venta en Europa en menos de 5 días e intentará competir por el cuarto puesto en su mercado.Por otra parte, la empresa también quiere edificar en la ciudad un centro de investigación que daría trabajo a otras 20 personas de educación superior.

El gobierno está especialmente interesado en apoyar esta inversión. El Sr. Garamhegyi Ábel, secretario del Ministerio de Economía y Transporte, en la rueda de prensa de la ceremonia de inicio de obras, confirmó que el estado húngaro prestará una subvención de 15 mil millones de forintos en forma de financiación ulterior y beneficios impositivos, con la condición de que Hankook contrate esos 1500 trabajadores, especialmente la cuota de trabajadores diplomados y que la empresa mantenga el prometido y desado volumen de facturación y exportación. De esta manera esperan reducir significativamente tanto la tasa de desempleo de los diplomados del país, como la tasa de desempleo de la región en particular.

Previa a la ceremonia de inicio de obras ya los verdes habían pactado con Hankook para que este cumpla con los más estrictos reglamentos en materia ecológica de la Unión Europea, incluso aplicándolos desde el mismo año del inicio de la producción, en lugar de a partir de 2010, como exige la Unión.

Paralelamente, el parque industrial cercano, poco a poco, se está llenando de empresas que se preparan para convertirse en los fieles proveedores de este gigante de la automoción.

Esperemos que la empresa sudcoreana cumpla sus promesas y objetivos tanto de producción como de utilización de proveedores y de mano de obra locales; que pague salarios justos y que no se repitan los conflictos sindicales de Suzuki; que, tal como han afirmado controlen el tema de la contaminación y respeten la flora y fauna del lugar; y que finalmente las condiciones del mercado, local e internacional, le sean propicias para no dejar Hungría por algún otro paraíso de inversiones más ventajoso.

De aquí a dos años podremos empezar a comprobar, en base a las estadísticas regionales, si este sueño circular es tan de color de rosa como lo pintan. ¡Ojala!

jueves, julio 13, 2006

El forinto cae como la lluvia inesperada y torrencial de cada tarde


Los meteorólogos nos habían predicho, con las manos en el fuego, que tendríamos un verano triste, gris, frío y lluvioso. Muy por el contrario el verano es una gloria y más parece que estemos en alguna isla del Caribe, con sus susodichas tormentas tropicales de las 7 de la tarde. Con el forinto ha pasado tres cuartas partes de lo mismo. Nadie se esperaba esta abrupta devaluación. A los turistas les va bien; los que vivimos aquí leemos el periódico con cierta inquietud, algo asustados por las hipotecas que cotizan en francos suizos y cambiando las propuestas de viaje a la Europa de los 15 por el recupero de Transilvania, sus montañas y su gente mágica.

Las variaciones en el precio del forinto son la cara visible y a veces escandalosa de un panorama económico y político mucho más amplio. Desde que acabadas las pasadas elecciones el gobierno socialista presentó su nuevo programa de reformas el paquete ciudadano vive en vilo. Los voceros del gobierno no logran dar una imagen seria de su programa y las sucesivas contradicciones del discurso político terminan por marearnos.

Esta semana se ha votado finalmente en el parlamento el programa de ajustes y como era de esperar aquellas propuestas que requerían los 2/3 de la cámara no han prosperado, pero sí buena parte del resto de medidas impositivas y de recorte. Ahora sería de esperar un panorama político más tranquilo, al menos claro; pero julio y agosto son meses de impasse, la administración funciona lentamente y nuestras dudas, más que justas, no son atendidas con la debida celeridad. Hay que respirar hondo y esperar a septiembre, confiados en que los tecnócratas del Banco Central sepan organizar la jugada y no dejen que al forinto se lo lleve la corriente.

Hungría no determina, ni mucho menos, el curso de la entramada economía mundial. Asentada en el grupo de los llamados países emergentes disfruta o padece de los vaivenes, de las burbujas y de las crisis. La incertidumbre del equipo Gyurcsány comparte la misma del equipo Bush, se refleja en él y espera, con una sonrisa medio muerta, el retorno de su imagen convertida en inversiones de riesgo.

Espero que disfrutéis con esta colección de artículos de “El forinto cae como la lluvia inesperada y torrencial de cada tarde ” y que os animéis, quienes viváis o hayáis vivido en Hungría a escribir en las próximas ediciones. Solo tenéis que enviarnos un e-mail y os contestaremos a la brevedad indicándoos formato y tema.

Budapest, bueno, bonito y barato. La canasta familiar a tu medida

por Sebastián Santos

La última vez que estuve pendiente de los cambios de divisas fue en la Argentina de la hiperinflación de Alfonsín. Cuando me instalé en Europa a principios de los ’90 todavía mantenía cierta preocupación al saber el dinero en el banco con rendimientos ínfimos. Pero al final me terminé olvidando y acepté las sucesivas devaluaciones con parsimonia y sin apenas stress. Este juego de comprar y vender no tiene en Europa la misma popularidad que en las tierras del sur. Eso no quiere decir que no hubiese sido un muy buen negocio invertir en dólares en España hasta la entrada del euro. En esos últimos 10 años triplicó su valor, desde unas roñosas 90 hasta columpiarse en unas sabrosas e irresponsables 300 pesetas por dólar.

A Hungría llegué aún más tranquilo, casi diría entregado, primero por mi desconocimiento del lenguaje y mi temor a cagarla en cualquier simple operación frente al mostrador o la pantalla del cajero o el ordenador, y segundo por haber comprobado, nada más llegar, que los costes bancarios son considerablemente más altos que en España. El dinero lo tengo repartido en tres cuentas, una en dólares, otra en euros y otra, por supuesto en forintos. Guardo, digamos una caja chica, para mis gastos mensuales y el resto del dinero lo mantengo en algo así como unos plazos fijos mensuales renovables automáticamente. Lo bueno de esto es, primero, que entiendo como funciona y segundo que puedo disponer del dinero en cualquier momento. Cuando reviento este tipo de plazo fijo lo único que sucede es que pierdo los intereses del mes, que por cierto, son bastante pobres. Para las cuentas en forintos no superan el 5%, y para las de euros no llega al 2% anual.

Kléber, hace cosa de un mes, me explicaba que comprando y vendiendo euros la inversión se podía mejorar considerablemente, pero, la verdad, no le presté mucha atención. Ahora, con el euro a más de 280 ft, tengo que sacarme el sombrero y felicitarlo porque especular con la divisa no ha resultado ser un mal negocio. Después de las elecciones generales pasadas y de la presentación pública del nuevo plan de reformas del gobierno el forinto ha sufrido una devaluación considerable. De los tradicionales 250 forintos que cotizaba el euro hasta el pasado mes de mayo, se ha pasado a los 280 y subiendo. Hoy 3 de julio, el euro cotiza, para el pueblo llano a 277,02 / 289,78 (http://www.mkb.hu/), o sea una media de 283,4 ft. Aquí vale la pena una salvedad, porque aún estando todos juntos y apretados en Europa, las cotizaciones de las divisas de la Unión cambian considerablemente en cada país. Hoy mismo he mirado la página de La Caixa y para mi sorpresa no solo las diferencias de compra y venta son mucho más que abusivas, sino que además revientan el forinto un 16 / 17%, ofreciendo para su venta y compra: 246,5 / 333,51 forintos por euro.

Ante esto, en Hungría, pese a una cierta preocupación mostrada por el gobierno por la devaluación y un tímido reajuste a través de la tasa de interés interbancaria, la devaluación del forinto no parece ser más que otro engranaje del plan de reformas para cumplir con los planes de reducción presupuestaria del gobierno, hacer de la región un lugar más apetitoso a las empresas que practican la deslocalización y mejorar las exportaciones. A esto agregaría, con la llegada del verano y las vacaciones, el atractivo para nuestros vecinos del Oeste, de un país encantador y cada vez más baratito.

Este es un momento especialmente interesante porque todavía no se ha terminado la subida de precios generales, especialmente los derivados de insumos o servicios provenientes del extranjero. Por un lado quiere decir que nuestro poder adquisitivo todavía se mantiene, pero además que el de nuestros visitantes ha aumentado. En agosto, para cuando han pronosticado la gran subida, los salarios se nos van a ir a los pies y vamos a llorar de lo lindo. De momento disfrutemos, como cualquier otro país tropical de la zona, de este cambiante verano torrencial.

¡Tenéis que venir a visitarnos! Skyeurope o Wizzair os traen en un plis y a muy buen precio. Con tiempo podéis encontrar ofertas de cojones, pero sino con unos 200 euros vais y venís con tranquilidad desde Barcelona, Madrid o aeropuertos secundarios como el de Girona. Una vez aquí solo es relajarse y gozar. A los colegas los insto a que vengan a conocer e instalarse unos días en mi nueva casa, a pocos metros de Városliget, y a los desconocidos de siempre a que usen la multitud de redes primarias a nuestro alcance para dar con una habitación o un piso en Pest. Un anuncio en El Quincenal o en el WIW pueden dar muy buenos resultados. Este es el mundo de los “conocidos” y todos van los locos por acumular favores.

En cuanto a los precios, estos días me he tomado la molestia de apuntar mi personal y popular canasta familiar (he cogido una media de 284 ft). Os doy los datos clasificados según grandes superficies, pequeñas tiendas y mercados; en cuanto al consumo de ocio es importante remarcar la diferencia de precios que puede existir entre ciertos bares que yo he dado en llamar progres con los bares populares, con menos comodidades pero también con precios mucho más reducidos:

27 de junio de 2006

  • Abono mensual de transporte ........................................6950 ft. (24,47€)
  • 2 Cafés (terracita étnica) .................................................200 ft. (0,70 €)
  • Menú para 2 (dos platos, sopa, agua, zumo) ...........................1800 ft (6,33€)
  • Agua mineral 1,5 l (súper 24 hs) .........................................160 ft (0,56€)
  • 4 dónuts de plástico (súper) ..............................................260 ft (0,91€)
  • 2 copas de vino, café (terraza progre) ..................................800 ft (2,82€)
  • Limpiaparabrisas (tienda de recambios de coches) ..................2900 ft (10,21€)

28 de junio de 2006

  • Mr. Proper, ambientador para el wc, papel higiénico (súper)......... 1087 ft (3,83€)
  • Café (gran Superficie) .......................................................330 ft (1,16€)
  • Móvil Sony-Ericson J220i (gran superficie) ..............................12990 ft (45,73€)
  • Resma papel (gran superficie) .........................................999 ft (3,52€)
  • 1 kg de pan (súper 24 hs) .......................................................149 ft (0,52€)
  • Cerveza y paso largo -dos medidas de agua y una de vino- (terracita progre) ........450 ft (1,58€)

29 de junio de 2006

  • Caja de condones de 10 (farmacia) ........................................655 ft (2,3€)
  • 16 Fotocopias ..................................................................109 ft (0,38€)
  • ½ kg de mate Taragüí (mercado) ............................................1235 ft (4,34€)
  • Zapatillas de playa (mercado) ................................................1200 ft (4,23€)
  • Pasta rellena con semillas de amapola -makos rétes- (mercado) ...........159 ft (0,56€)
  • Bollitos de grasa -pogácsa- (súper 24 hs) ......................................109 ft (0,38€)

30 de junio de 2006

  • Pasta rellena de chocolate y otra de requesón -túró- (súper 24 hs)..... 264 ft (0,93€)
  • Café de máquina (escuela) ..........................................................50 ft (0,18€)
  • dónut (súper 24 hs) .............................................................139 ft (0,49€)
  • 4 fotos carnet (gran superficie)............................................ 800 ft (2,82€)
  • Espaguetis, tomates, ajo para 3 (tienda pequeña) ....................670 ft (2,34€)

1 de julio de 2006

  • Pasta rellena con amapola, 2 bombas de crema (panadería) .............380 ft (1,34€)
  • 2 cafés (terracita frente a un lago encantador en las afueras de Budapest) ...300 ft (1,05€)
  • 2 cafés (terracita en pueblo del interior) .......................................300 ft (1,05€)
  • pasta, setas, ajo, queso para 2 (gran superficie)...............................600 ft (2,11€)

2 de julio de 2006

  • 1 kg de pan (súper 24 hs) .........................................................159 ft (0,56€)

Hay muchas maneras diferentes de disfrutar de Budapest, incluso, si uno es capaz de ingeniárselas para gambetear a los inspectores, a los “chanchos”, del metro-bus-tranvía-tren, se puede ahorrar un buen puñado de billetes. Esta semana, fuera de la cuenta del teléfono que me cobraron directamente del banco (unos 25€), gasté unos 125€ por todo concepto. Claro, no estoy contando la gasolina que ya había cargado días antes o las compras ya hechas o la luz, gas o varios que he gastado y que pagaré o ya he pagado... pero el caso es que estoy deseoso de veros, amiguetes y amiguetas y qué mejor oportunidad que una buena y cuajada devaluación para venir a verme.En cuanto a los lugares donde estos días "pagué" solo hay dos imperdibles, donde la relación calidad – precio –atención –sorpresa puntúa. El primero es el emblemático mercado de Lehel Tér, un barco de colores a la deriva, precioso, bien de precio y variado. No he visto mejor en la ciudad. La otra estrellita es para el bar de Mohamed en Blaha Lujza, sobre la calle Sómogyi Béla, en dirección al antiguo Instituto de Graciela Serrano. Mohamed es un guaperas, un chaval irakí que lleva ya la tira en Budapest, un tío cosmopolita y políglota. En realidad más que bar se trata de una parada de gyros, o shawarman, como le dicen, en la versión sirio – libanesa de la península. Frente al puesto tiene dos mesitas de lata, bien apretadas contra la pared para que pasen los peatones. Moha te pone lo que quieras y si te descuidas te ensarta la parienta, pero todo lo hace con alegría, buen temple y profesionalidad, diría yo. Da gusto estar con él. En resumen: ¡venid y gozad, aprovechad ahora que la gente todavía está contenta!

Devaluar: una peligrosa partida de ajedrez

por Kléber Mantilla

En economía nada está dicho. Tampoco existen recetas milagrosas para cualquier embate. Como cualquier administración dentro de una casa, todo depende de la manera de gastar la cantidad de dinero que ingresa. Distribuir cada moneda se parece a una complicada partida de ajedrez y una de las más arriesgadas jugadas es devaluar. ¿Pero de qué se trata este complicado juego? ¿Quién podrá detener la cotización del forinto, que al finalizar junio bordeaba los 282 por euro con tendencia al alza? Si se mantienen las dudas actuales en los mercados, el incremento fácilmente puede llegar a 300 a finales de julio.

Consideremos primero que la incertidumbre política ha causado un resentimiento en los mercados emergentes y Hungría ha sido vulnerable a las medidas adoptadas por el gobierno para acortar el déficit de su presupuesto. Cuando los agentes económicos, que vienen a ser los jugadores de la partida, esperan que una moneda se devalúe, empiezan a vender esa moneda a cambio de otras divisas, que pueden llamarse euro o dólar. La movida principal la realiza la autoridad monetaria: el Banco Central, encargado de mantener la cotización y consiste en comprar las divisas para así evitar que se deprecie el tipo de cambio. Además tiene potestad para elegir el sistema cambiario, sea fijo, variable u otro.Así, al perder reservas para mantener el tipo de cambio también se reduce el tamaño del presupuesto del Estado. Pero si sigue perdiendo reservas, puede ocurrir que los agentes se asusten por el nivel de reservas que pueden ser demasiado bajas y cause una corrida generalizada. Es decir, una gran parte de los agentes verán que las reservas del Banco Central disminuyen muy rápido y comenzarán a vender la moneda nacional.Si tomamos como referencia los diez últimos países que se integraron a la Unión Europea, veremos que todos adoptaron diferentes estrategias para sus tipos de cambio. Por ejemplo, algunos establecieron cambios fijos, otros la flotación libre y varios sistemas intermedios. Cada país escogió y mantiene un camino antes de alinearse a la moneda única, el euro.

Hasta antes de junio, la cotización de la libra chipriota, la corona estona, el forinto húngaro y el lat letón se cotizaban más o menos al mismo nivel. En cambio, otras monedas como la corona checa, el litas lituano, la corona eslovaca y la lira maltesa aumentaron su precio. No así, el tolar esloveno y el zloty polaco que se han depreciado. Por lo que vemos, se puede devaluar pero también revalorar la moneda y para ello también hay estratagemas. En definitiva, cada Banco Central compra y vende la divisa, en este caso el euro, al valor fijado por él mismo y de esta manera el tipo de cambio se mantiene fijo. Cuando el Banco Central compra euros, inyecta moneda nacional en la economía, es decir, aumenta la base monetaria, y viceversa. Las variaciones de la base monetaria tienen efectos en el volumen de los medios de pago, el costo y disponibilidad del crédito, las tasas de interés y por consiguiente, en el volumen de inversión, consumo y la actividad económica en general. Es por esto que la elección de un sistema cambiario es un elemento muy importante para la política económica de un país. Más aún antes de adoptar una moneda común.

Antes del 2001 se devaluaba poco a poco el forinto, era un sistema de paridad deslizante o escalonada. En vez de revaluar o de devaluar de una vez se realizaba la distribución de la variación total en pequeños porcentajes a lo largo de varios meses, para compensar los diferenciales de inflación entre la economía nacional y las de los principales socios comerciales. Pero después de ese año, Hungría adoptó un régimen de paridad fija con el euro en una banda de fluctuación de un promedio entre 15%. El 4 de junio de 2003, el forinto se devaluó y el nuevo tipo de cambio central fue fijado en 282,36 forints por euro.

Según Laszlo Sandor, de la Universidad de Ciencias Económicas de Budapest, la devaluación anterior más significativa del forinto se produjo en enero de 1991, medida que contribuyó a que aumentasen los compradores extranjeros de bienes del estado. “La inflación fue reprimida por el gobierno manteniendo un impuesto severamente penalizado en los aumentos de salarios y la contracción de la producción fue contrabalanceada por un inmenso incremento del crédito comercial entre compañías. La mitad de todas las inversiones extranjeras hacia Europa Oriental llegaron a Hungría, y a la vez se produjo una baja importante en el incremento del precio de consumo (caída de un 20%); el desempleo, por su parte, creció del 3% al 15% entre 1990 y 1993”.

Si bien en el diseño de la política devaluatoria existe la esperanza de dislocar la competencia comercial, pues se supone que una moneda más barata, como cualquier mercancía más barata, podría conquistar mayores espacios del mercado y es posible que el encarecimiento relativo del euro haga menos competitivas las mercancías que vienen del exterior, por otro lado, no es la devaluación la mejor manera de competir, pues puede desarrollar anomalías económicas como la inflación. Al existir expectativas inflacionarias las tasas de interés suelen aumentar. Entonces, con la realización de una política monetaria a través del aumento en los medios de pago se provoca una baja en la tasa de interés y esto causa una salida de capitales hacia el extranjero. Los inversores venden forintos para comprar euros como un escudo protector. De hecho, la salida de capitales disminuye la base monetaria y las reservas internacionales del Banco Central. Pero cuando las reservas bajan mucho, los inversores dudan de que el BC siga manteniendo el tipo de cambio fijo, es decir esperan que devalúen, por lo tanto tratarán de vender lo antes posible la moneda nacional, acentuando la caída en las reservas del Banco Central y las expectativas de devaluación.

Los expertos indican que el responsable de una devaluación es un sector público deficitario, que obliga a los gobiernos a devaluar y a endeudarse para poder financiar la insolvencia. Cuando no hay mayores ingresos o una reducción en los gastos, aparece la tentación de utilizar las reservas en poder del Banco Central para financiar el bache presupuestario. No obstante, si Hungría atrae capitales porque está creciendo o porque ofrece oportunidades de inversión atractivas, recibirá muchos euros apreciando al forinto. La forma de ajuste se daría también a través del sector externo. Y, la apreciación del forinto encarecería el valor de las exportaciones y abarataría el valor de las importaciones. Así, al disminuir las ventas al exterior disminuiría la oferta de divisas presionando al alza al tipo de cambio. La partida apenas ha comenzado pero un jaque mate también puede estar próximo.

Fuentes:

250, 260, 270, 280

por Aranyos Eszter

Todo empezó alrededor de marzo, unas semanas antes de las elecciones. Hasta allí el 250 había sido el número mágico durante años, el cambio de siempre de forint a euro. Variaba un poco para arriba o para abajo, pero más o menos se mantenía igual, desde que el 4 de junio de 2003 habían fijado el margen de variación aceptable para el forint, sin necesidad de intervención del Banco Central Húngaro, en 282,36 +/- 15% (de 240,01 hasta 324,71).

En marzo empezó a subir, y pensamos todos que no había ningún problema, que se trataba de un malestar temporal y que pasadas las elecciones todo mejoraría rápidamente. Porque estaba claro que hasta la fecha de las elecciones, faltaba muy poco, no habría ningún cambio substancial en la economía, y de haberlo, el gobierno tampoco intervendría para modificar la situación. Y pasó el 9 de abril, y el 23 de abril, y se constituyó el nuevo gobierno, y todos tan contentos porque un gobierno reelegido significaba estabilidad del sistema democrático y por ende, guiños y augurios positivos para el mercado.Sin embargo, unos días después de las elecciones, el ministro de finanzas encargado confesó que el déficit presupuestario previsto para este año, en porcentaje del PIB, podría alcanzar el 9,5 %, contra el 6% calculado anteriormente. Ducha fría: el forint en subida.

En junio, Gyurcsány, enredado en una serie absurda de declaraciones contradictorias, inició las restricciones y las reformas para mejorar el balance presupuestario del país. El plan contemplaba un buen recorte de gastos y un serio plan de ahorro, esperando, entre otras cosas, la mejora del forint. Y entonces vino la sorpresa, lo que según los libros de economía no debería haber pasado. Los inversores no reaccionaron a la noticia de las restricciones. Y la situación todavía se agravó más cuando el instituto internacional de calificación de créditos Standard & Poor (S&P) bajó el indicador de riesgo de los créditos de forint a largo plazo (su competencia británica, Fitch Ratings ya lo había rebajado en diciembre de 2005).

Y en este contexto los problemas internos terminan, lamentablemente, uniéndose a la situación económico-política internacional. Hungría pertenece a los mercados emergentes, junto con la lira turca, el zloty polaco o la corona eslovaca, entre otros. En un pasado no muy lejano los inversores preferían estos mercados por el margen existente entre las inversiones de los mercados emergentes y los desarrollados. Sin embargo, desde el 2004 el Fed, que hace las veces del banco central de Estados Unidos, subió 17 veces con 0,25 puntos el interés interbancario, lo que redujo comparativamente las posibilidades de ganancias en inversiones de riesgo. Esta subida de los intereses tiene su efecto tanto en la Unión Europea, como en Japón y por supuesto también en los mercados emergentes.Además, la mayoría de las divisas de estos mercados están a la baja por razones internas. En Eslovaquia por el resultado de las elecciones; en Islandia, en Turquía y en Nueva Zelanda por el saldo negativo del balance fiscal; y en Polonia por el escándalo de la ministra de finanzas como agente secreta. Y todo esto, en suma, termina empeorando considerablemente el perfil general del grupo.

Para mejorar la situación, el Consejo Monetario hizo un intento, aunque tímido, en la tercera semana de junio, subiendo el interés interbancario en un 0,25%. La subida fue ínfima y no tuvo apenas incidencia en el mercado. No hubo ninguna reacción.

Felizmente en los últimos días se han percibido ciertas mejorías en el mercado estimuladas fundamentalmente por la declaración del Fed diciendo que no va a subir más el interés interbancario estadounidense; en segundo lugar, porque los datos macroeconómicos del primer trimestre del año han resultado ser muy positivos. El déficit presupuestario, comparando con la misma época del año pasado bajó; las exportaciones y las importaciones subieron; y el déficit del balance fiscal del primer trimestre ha mejorado las expectativas.

En fin, hay esperanzas y los intereses son variopintos, puede que opuestos o puede que complementarios. Al Estado el forint débil le ayuda; mejora las posibilidades de exportación y palia, un poco, los efectos del plan de restricciones. A las empresas multinacionales también les interesan unos cambios de tipos altos para devaluar más los costes. En la otra acera, los habitantes y las empresas importadoras están interesados en la mejoría del forint.

Al fin y al cabo, habrá que esperar hasta otoño para poder ver el tema con más claridad. En septiembre u octubre ya habrán decidido, punto por punto, el paquete de leyes de ajuste y se podrá tener una idea más precisa de la Reforma. También habrán pasado las elecciones municipales y habremos entregado el programa de convergencia a la Unión Europea, esperemos con un presupuesto saneado.

Ya os iré contando lo que va pasando.

Los papeles del tesoro desplazan las inversiones en mercados emergentes

por Gábor Sándor

El hecho llamativo y recurrente en la prensa húngara de este último mes es la devaluación histórica del forinto que mantenía una agradable estabilidad. Rápidamente en el transcurso del mes de junio ha pasado de 250 a 280 ft /euro.

Propongo interpretar esta devaluación desde una perspectiva macroeconómica, considerando a Hungría como parte, de lo que ahora llaman “mercados emergentes”, una denominación que viene a sustituir la antigua de “países en vías de desarrollo”.Se consideran dentro de este grupo los países de la región de Asia-Pacífico (exceptuando Japón), del este europeo (especialmente Rusia, Hungría, Chequia y Polonia), Latinoamérica (con México y Brasil como principales economías regionales) y Sudáfrica. En una clasificación más fina Hungría estaría incluida dentro del grupo de Mercados Emergentes de Europa Oriental, que suelen incluir a Rusia y Turquía. Y finalmente el grupo estrecho donde se terminaría encuadrando es el EC3 (Europa Central 3), con Polonia y Chequia.

A partir de esta perspectiva el hecho sobresaliente de estos últimos meses es la retirada masiva entre mayo y junio de millones de dólares de los mercados emergentes. De los 34,000mdd US$ provenientes de inversionistas extranjeros que entraron durante los primeros cinco meses del 2006 hoy en día 11,000 mdd US$ ya han sido retirados. Por otra parte de mayo 8 a junio 13 el índice accionario de mercados emergentes de Morgan Stanley perdió un 25 por ciento. Hungría con ello, y se lleva la palma, está valorada en 1,1 con una baja mensual del 25,9%.


Como se puede apreciar en la tabla adjunta la valoración a la baja, por parte de los inversores, no es igual para todos los países. Este se debe a que, paradójicamente, la consolidación del país como centro de producción de economías más desarrolladas y la mejora del desarrollo económico en general, lo hace menos seductor a los inversores que optan por el riesgo y los beneficios rápidos. En el caso húngaro la mejora de su gestión económica, la credibilidad institucional y el acceso a fondos de financiación de los países más ricos de los UE15 está siendo valorada de forma variada por los inversores. Las mejoras fiscales y la mano de obra barata y flexible no parecen ser motivos suficientes para mantener las inversiones en el país.

Para poder explicar esta situación he propuesto considerar una perspectiva contextual de la cual Hungría forma parte: los mercados emergentes, en tanto engranajes de plazas de inversión multiestratégicas, variables y poco profundas. La economía mundial ha demostrado ser cíclica y susceptible de saturación y búsqueda de equilibrio. Esto lo hemos podido constatar en carne propia durante las últimas crisis de 1973, 1987, 1997 y 2000.

La economía mundial, viene caracterizándose por un crecimiento global alto y duradero, con tasas anuales que superan la media histórica desde los años ’70 (3,8%). Esto se debe a una intensificación del comercio internacional que, en la actualidad, representa un 30% del PIB. Todo esto en un contexto de baja inflación mundial, bajas tasas de interés y precios de materias primas elevados.

Estados Unidos es el principio y el fin de todas las políticas económicas que disfrutan o padecen los habitantes de la Tierra. Para paliar la crisis de 2000, la Reserva Federal optó por la baja de los tipos de interés y la supresión o drástica reducción de la mayoría de impuestos a los grandes capitales. Ello trajo consigo un aumento considerable de la liquidez, lo cual promovió el consumo interno, las importaciones, sobre todo de China y con ello el aumento del precio de las materias primas, fundamentalmente del petróleo, que ya alcanza los 70 dólares por barril. Además los mercados emergentes se vieron beneficiados del exceso de liquidez con abundantes inversiones extranjeras. Hoy la burbuja revienta y el mercado busca una situación de equilibrio. Para la mayoría de analistas, como por ejemplo, Stephen Roach de Morgan Stanley, el reajuste que se avecina no parece ser preocupante dada la estabilidad de los mercados emergentes, aunque otros, como Alex Callinicos, anuncian una rotura social similar a la de los ’70, con la famosa stagflation, es decir inflación creciente acompañada de desempleo.

El problema fundamental es que el aumento del consumo interno en EE.UU. trajo consigo un importante desequilibrio en la balanza comercial, donde el volumen de importaciones supera considerablemente al de exportaciones. Para compensar la diferencia el gobierno americano recurre a gigantescos préstamos provenientes de Asia, del Banco Central de China, que se constatan en la compra de papeles del Tesoro norteamericano. El aumento de las tasas de interés de referencia, que se espera no superen el 5% hasta finales de año, sirve para estimular este tipo de operaciones y sanear la balanza comercial.

Los cambios en la política monetaria estadounidense obligan a cambiar las perspectivas y las proyecciones de inversión. Los inversores retiran sus capitales de zonas de riesgo y los depositan en bonos del Estado, que prometen intereses seguros y cada vez más interesantes. La parte negativa de este proceso monetario es la disminución de la liquidez en el mercado, la consecuente reducción del consumo y de la demanda y por ende, de la producción de materias primas.

La devaluación del forinto, siguiendo la estrategia de la lira turca, el rand sudafricano, la corona islandesa y el dólar neocelandés forma parte del intento de los gobiernos locales de evitar la fuga de capitales extranjeros presentando una zona, viable y seductora económicamente hablando.
El caso turco, que sería el referente más importante y que arrastra a Hungría y a la zona de influencia, es un ejemplo claro del mantenimiento e insistencia en una política de ajustes y deflación, intentando jugar con los vaivenes económicos de la economía mundial. Turquía ha consolidado los últimos años un crecimiento estable alrededor del 4,5% anual y ha logrado reducir la inflación del 65% del ’99 a un 7% en la actualidad. Por eso se entiende que sus políticas de ajuste sean aún mucho más agresivas que las del resto de la zona.

En definitiva para el caso húngaro se esperan mejoras substanciales para los inversores que se verán reflejadas en el sistema impositivo, en el mercado laboral y en una más que probable reforma financiera.

Fuentes: